Hay ciertos edificios literarios que son elevados por sus cimientos a la inmortalidad. El arquitecto que diseñó uno de estos universos que destilan una vigencia eterna fue el añorado novelista de Puente Genil afincado en Málaga Juan Campos Reina (1946-2009). Diez años después de su muerte, la versatilidad de su legado sigue regalando a los lectores agradables sorpresas que trascienden aquellas novelas en las que se destapó como el padre que concibió para la ficción la saga de Los Maruján. En concreto, el último despliegue de sus creaciones es el estuche Parques cerrados (DeBolsillo), en el que convive la reedición de su ensayo De Camus a Kioto con su Poesía Completa y su Diario del Renacimiento (15 años de reflexiones sobre el arte de vivir y la creación artística), a cuya prosa se asoman personajes a los que admiró o con los que mantuvo una relación de amistad como Camilo José Cela, Mario Vargas Llosa, Arturo Pérez-Reverte, Rafael Pérez Estrada, José Manuel Caballero Bonald o Alfonso Guerra.

La presentación de este compendio de nuevo cuño tendrá lugar en el Centro Andaluz de las Letras este miércoles 30 de octubre, a las 19.30 horas, con la presencia de los escritores Rafael Ballesteros, Francisco Morales Lomas, Julio Neira, Álvaro Campos Súarez y Eva Díaz Pérez, actual directora de la institución literaria de la Junta de Andalucía.

Desde la atalaya en la que haya permanecido toda esta década, Juan Campos Reina disfrutará de nuevo asistiendo al respetuoso tributo que le brindan los amigos con los que compartió la pasión por la literatura. Y, especialmente, se sentirá orgulloso por la presencia en la mesa desde la que se oficia esa velada de su hijo Álvaro Campos Suárez, que ha seguido como poeta y ensayista el camino que él emprendió por la senda de las letras. Sin ir más lejos, en el poemario Buda en el Bolshói plasmó sobre su portada uno de esos trances orientales que tanto fascinaban a su progenitor. Igualmente, disfrutaría con la obra como autor teatral que está construyendo otro de sus vástagos, Gonzalo Campos, y de la cercanía a esta disciplina que su otro hijo, Diego, también ha manifestado. No en vano, su familia se implicó de lleno con un proyecto que hasta su cierre dinamizó la oferta cultural de la capital malagueña, como fue el espacio Microteatro Málaga de la céntrica calle San Juan de Letrán.

Dado que Juan Campos Reina falleció el 27 de octubre de 2009, al llegar a la fecha que marcaba esta primera década sin su presencia, su hijo Gonzalo lo recordó con emoción en los siguientes términos: «Mi padre falleció hace ya 10 años. El tiempo pasa, muy rápido, demasiado. Tanto, que le impidió ver en vida la publicación del resto de su obra inédita». Según recalcó Gonzalo Campos en relación al homenaje en el que se presentará esta nueva entrega de la literatura de su padre, «este miércoles se culmina un camino arduo, con la publicación en Penguin Random House (DeBolsillo) del estuche Parques cerrados». «No hay mejor forma de honrar su memoria que acudir a ese acto», concluyó Gonzalo Campos en nombre de toda su familia, que sigue teniendo como referencia a la hora de mimar y de recuperar el legado del creador de Los Maruján a su mujer y ahora viuda, Fernanda Suárez. O lo que es lo mismo, la madre de Gonzalo, Álvaro y Diego Campos Suárez.

Al igual que sucede en las palabras encadenadas de su literatura, las reflexiones en voz alta de Juan Campos Reina destilaban un halo distinto y lo delataban como el artífice de una mirada especial. Si, por ejemplo, se tiene presente su fascinación por la cultura asiática no extraña el convencido trance oriental que derraman estas afirmaciones que trazó en la primavera de 2006, tres años y medio antes de su epílogo vital: «Yo veo el reflejo de lo malagueño y de lo andaluz mucho más en Japón que en Viena. Lo importante de Málaga es que es un centro en el que todos habitamos y del que poder salir en muchas direcciones. Y que eso te lo permita la ciudad y que sea importante para la ciudad. Es un desafío para nosotros mismos y también para la ciudad. No sé si ese guante lo recogerá Málaga en un futuro».