El verano eterno de Airbag cumple ya veinte años desde la salida de Mondo cretino. A estas alturas, el trío malagueño (Adolfo, Pepillo y José Andrés) lleva publicados siete álbumes -ocho si se cuenta el de rarezas, Norbert & Cali- y ha incrementado su aura de peculiar banda de culto. Ahora Airbag pasean en directo Cementerio indie (Sonido Muchacho, 2019), llamado a convertirse en otro gran clásico de los esteponeros.

El título Cementerio indie da para muchas interpretaciones. ¿Lo escogieron precisamente por eso? ¿Quién inventó el concepto?

Sí, lo elegimos porque tiene diferentes interpretaciones y sonaba potente. Alguien vino de un festival y al preguntarle qué tal dijo que aquello parecía un «cementerio indie». Nos encantó la frase, y que cada uno saque su propia interpretación nos parece interesante.

Es su álbum más pop y con más medios tiempos. Con el tiempo se han ido desprendiendo de la velocidad ramoniana, aunque en directo seguís siendo así. ¿Graban sin ningún tipo de presiones? ¿Se lo pueden permitir?

Yo creo que Manual de montaña rusa es el álbum más pop. Este también tiene mucho, pero es más potente en sonido; es lo que nos ha salido. En cualquier caso, nos gusta la música pop en su sentido más amplio. Creo que cada disco refleja un poco el momento del grupo, la música que más escucha y las inquietudes de la banda en un tiempo concreto. La única pretensión que teníamos es que fuese un buen disco, que estuviera bien hecho, que fuera un buen trabajo. Nos metemos mucha presión en eso; nunca hemos grabado una canción que no nos convenciera solo por rellenar un disco; preferimos esperar un año más y sacarlo con canciones que nos gusten de verdad.

Sus conciertos son una verdadera fiesta, como una vez describió Steve Wynn tras verles actuar en el Lemon. ¿Puede llegar a dar corte tocar una lenta?

La fiesta la hace el público. En realidad nosotros nos limitamos a salir a tocar y pasarlo bien, disfrutar. Si la gente responde es cierto que se crea un feedback entre público y grupo que es difícil de explicar. No ocurre siempre, pero ese día pasó y nos hicieron mucha ilusión las palabras de Steve Wynn. Tocar canciones lentas nos gusta, es cierto que a veces parece que corta un poco el ritmo del concierto y que nuestra primera época está marcada por tocar a toda velocidad, pero hace mucho que metemos en los set lists canciones de todo tipo, y no nos da nada de corte.

Debe de ser un quebradero de cabeza hacer un set list con tantos discos y canciones... ¿Cómo se la apañan para contentar a todo el mundo?

[Suspira] No lo sabes bien... Cuando tienes más de cien canciones y cada uno te pide una, no puedes contentarlos a todos. Al final hacemos lo que más nos apetece a nosotros; creo que es lo más honesto. También, por supuesto, intentamos tocar las canciones más coreadas, porque es lo que mola también de un directo. Pero es imposible contentar a todos. A algunos les gusta más la primera época, los dos primeros discos, más punks y rápidos, pero de esos discos hace ya casi 20 años, y tenemos cosas nuevas que contar. No nos gusta ir sacando material nuevo y luego centrarnos en directo en cosas de hace décadas... Vivir del pasado es peligroso.

La industria no levanta cabeza, y los festivales (en general) han entrado en un bucle infinito de programar lo mismo cada año. ¿Sobrevivir es difícil?

Sí... Mucho. Nosotros nos consideramos muy afortunados de estar viviendo nuestro mejor momento profesional a estas alturas, pero lo que no vamos es a hacer concesiones como cambiar de show en directo para intentar ir a más festivales o así. Eso de ponernos a dar la brasa para interactuar con el público y que bailen por cojones? Es que no sabemos hacer eso, y cuando algunos grupos tocan en festivales grandes parece que, además de tocar sus canciones, tienen que saber entretener a los que no les conocen o no les gusta su música... Que no digo que no esté bien -cada uno es libre de dar su concierto como quiera-, pero nosotros no valemos para eso, no somos animadores. Yo cuando voy a un concierto (como público) y el cantante del grupo X empieza que si esas manos arriba, que demos palmas, que digamos «eo» o que haga esto y lo otro, me siento como un puto mono de feria.

«Ten cuidado al hablar, alguien está escuchando. Ten cuidado al gritar, estás molestando. Ten cuidado al decir y cómo lo dices», cantas en El centro del mundo . ¿No se puede cantar sin riesgo de ofender a alguien?

La canción habla más de la gente que se cree más el centro del mundo desde su ordenador, intentando llamar la atención siempre. La gente que se apunta al carro de todo, vamos: «Ahora toca ofenderse, pues me apunto». Mira, hay cosas por las que hay que ofenderse y decir que están mal, pero se llega ya a un punto obsesivo y absurdo que no tiene sentido. Es curioso cómo la derecha y la izquierda se tocan ya a la hora de censurar, y esto es muy preocupante... Censuran a Def Con Dos o Sociedad Alkoholika los unos, y censuran a SFDK o C. Tangana los otros; es demencial. Al fin y al cabo, ambos están censurando lo que no les gusta oír. Vamos para atrás. Yo creo más en la educación que en la censura y la fuerza. Siempre habrá gente haciendo letras machistas, desagradables, y chistes de muy mal gusto, pero tapar la boca por la fuerza y censurar creo que no lleva a nada bueno.

Casi todo el mundo protesta por algo. ¿Contra qué protestáis vosotros?

No nos gusta mucho protestar. Ya hay muchos grupos que se dedican a eso, y algunos lo hacen estupendamente. A nosotros nunca nos ha salido. Hay algunas canciones nuestras con algo de carga social y cierta mala leche, sí, pero es más porque somos contadores de historias o de cosas que suceden a nuestro alrededor. A veces son cosas que parecen muy naif, pero otras veces hablamos de lo que le sucede a alguien o de situaciones cotidianas actuales, y es inevitablemente que salgan cosas con algo de problemática social, como en La fuga de Logan o Centro del mundo, pero no es una protesta, es como una descripción de ciertas realidades.