Nadie que esté en esto del teatro te dirá jamás que lo que acabas de ver es la versión perfecta de lo que pretendía. Siempre hay alguna arista que pulir, algún silencio que alargar, alguna palabra que añadir o quitar... Antonio Banderas no iba a ser una excepción. «Hay volúmenes y texturas que ajustar, hay que ir acoplándonos más al público...», aseguraba el director, actor y empresario teatral minutos después del pase de prensa de 'A Chorus Line'. Van a llegar al estreno «machacados» pero también «satisfechos» con el trabajo que están realizando: «Yo llevo dos meses viajando entre Estados Unidos y España [Banderas promociona Dolor y gloria con serias opciones para aspirar a varios Oscar], por lo que con los cambios horarios no he podido dormir en este tiempo. El otro día ya peté y me caí dormido en una esquina», reveló.

Ha sido, está siendo, un proceso agotador en lo físico pero también en lo emocional. Por levantar una obra como ésta, que, dice Banderas, «parece muy simple pero que es un artefacto complicado, en el que todo está automáticamente medido». Una pieza sobre los sinsabores diarios de unos aspirantes anónimos a formar parte de un simple coro para una estrella de un musical: «Ha habido muchas lágrimas en este trayecto, por lo que significa para todos y cada uno de nosotros este espectáculo y las historias que cuenta». Y también porque levantar un teatro estresa lo suyo: «Yo ya es que me emocionaba cuando venían las puertas, cuando se instalaban las cortinas, cuando se terminaban los baños», dijo entre risas Antonio Banderas.

La respuesta compensa el esfuerzo: faltan apenas 500 entradas por vender del total de localidades programadas hasta finales de enero. «Tener el papel casi vendido antes de estrenar es una inyección de moral para trabajar para satisfacer las expectativas del público».

Recordó el malagueño el motivo del impulso final a un proyecto que lleva 20 años en su cabeza: «Cuando tuve un ataque al corazón me di cuenta de que no quiero vivir muerto. Y yo vivo para vivir esto, el teatro, con sus problemas y sus satisfacciones diarias. Porque los que estamos aquí estamos todos chalados: lo apostamos todo por un aplauso». Y?ahora, unos años después de aquel momento revelador, Antonio Banderas mira el techo de su teatro, el que antes fue el Teatro Alameda y que seguró visitó tantas veces como espectador y se dice:?«Yo es que todavía no me creo que hayamos hecho esto».

Por supuesto, tampoco nadie que esté en esto del teatro le dirá jamás que ha cumplido todos sus sueños. Antonio Banderas tampoco iba a ser una excepción: ahora le ilusiona poder llevar su 'A Chorus Line' en español al mismo teatro público en que se estrenó, en Nueva York, en 1975 la versión original. Me encantaría sobre todo por ellos [y señala a los actores y actrices de su elenco del Teatro del Soho CaixaBank], porque sé que algunos se podrían quedar allí a trabajar». De momento se van a quedar aquí, en Málaga, hasta finales de enero.