En términos taurinos, cuando una persona embiste a otra para que pueda entrenar en el toreo de salón se dice que le está haciendo un toro. Eso mismo, de forma espontánea, es lo que hacía el pasado jueves el matador de toros fuengiroleño David Galán en el transcurso de un acto celebrado en el hotel Wellington, el más torero de la capital de España, Madrid.

En 2018, los propietarios de este lujoso emblemático de la calle Velázquez de la capital, enraizados además con el mundo del toro como responsables de la ganadería de Baltasar Ibán, instauraron el 'Capote de las Artes', que consiste en un capote de brega profesional que durante la Feria de San Isidro firman todos los matadores que se alojan en el hotel para después entregárselo a alguna personalidad que se distinga por su apoyo a la Fiesta.

En 2019, la Fundación Wellington ha decidido otorgárselo a la Infanta Elena, que lo recibió de mano de numerosos toreros que quisieron agradecerle su implicación con la tauromaquia. Como legítimo heredero del Loco Galán, como se conocía al desaparecido maestro Antonio José Galán, su hijo David se convirtió por un momento en ese toro que servía para que la hermana mayor del rey Felipe VI se estirara a la verónica con simpatía.

Presencia

Fue el momento anecdótico de un evento que contó con una notable presencia de toreros, entre los que estaban rostros tan conocidos como los de los matadores Enrique Ponce, Miguel Abellán (recientemente elegido director gerente del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid), Juan José Padilla, Finito de Córdoba, Ortega Cano, José María Manzanares, David de Miranda, Emilio de Justo o los rejoneadores Leonardo Hernández o Ana Rita, entre otros destacados miembros de la comunidad taurina.