Orquesta Filarmónica de Málaga

Director: José Luis Gómez.

Programa: Obertura Coriolano, op. 62, de L. van Beethoven; Idomeneo, música para ballet, K. 367, de W. A. Mozart y Sinfonía Nº 7 en La Mayor, op. 92, de L. van Beethoven.

Un nuevo monográfico Beethoven volvía a protagonizar el último abono de la Orquesta Filarmónica de Málaga que se completaba, en la primera parte, con la audición de la suite de danzas inspiradas en el Idomeneo, rey de Creta escrita por Mozart. Para la ocasión la OFM contó con la batuta invitada de José Luis Gómez, que hacía su debut con la primera orquesta. Programa accidentado, de pocas luces y abundantes sombras que fue haciendo agua hasta su irremediable hundimiento al abordar el plato fuerte de la velada.

Este último concierto estuvo también marcado por las transparencias, la falta de empaste y la ausencia total de pulso y dinámicas convincentes de principio a fin. El desencuentro estaba servido entre profesores y director y ésa y sola ésa fue la única nota común de todo el concierto. Los profesores, ante la escasa confianza depositada en el maestro Gómez, optaron por el modo automático brindando al auditorio tres ejecuciones difíciles de olvidar tirando por tierra las expectativas de las notas al programa.

Con las abismales distancias marcadas entre atriles y director la ejecución de Coriolano fue con generosidad el único momento artísticamente reseñable de este quinto abono de la OFM. Los dos temas contrastantes que protagonizan este poema sinfónico, inspirado en Cayo Marcio Coriolano, héroe retratado por Plutarco en sus Vidas paralelas, reflejan las tensiones que el genio de Bonn otorga al tema primero incisivo y oscuro frente al tono lírico anotado por las maderas de la orquesta en el segundo de los motivos temáticos.

Mozart firmaba con apenas diecisiete años el título que inauguraba su capítulo operístico con Idomeneo, rey de Creta, del que posteriormente extrajo una selección de cinco momentos para construir una suite de danzas estructurada en cinco episodios contrastantes catalogados como K.367. La versión ofrecida por el maestro Gómez y los profesores de la OFM distó mucho de la concreción y ánimo que atesora la partitura, transformada en una sopa musical sin rumbo ni acento marcada por los descuadres entre las cuerdas, la falta de modulación y el escasísimo gusto musical que caracterizó el desarrollo informe de la página.

Beethoven asienta su Séptima Sinfonía en un estudio del ritmo que se aprecia en las tensiones que se van acumulando en el movimiento de apertura que no se liberan hasta el allegro con brio de cierre. De la lectura hecha por el maestro Gómez y la Filarmónica destacar la flauta de Jorge Francés en el tema contrastado del primer movimiento. El resto de la sinfonía transcurrió entre pinceladas sueltas que en modo alguno justifican otras interpretaciones más solventes entre director y conjunto.