La cultura es una fuente inagotable de agradables sorpresas que, en ocasiones, se bifurcan y se multiplican en variadas direcciones sin salir del mismo proyecto. Esto sucede, por ejemplo, si una editorial que tiene el amor por las letras como exclusiva bandera, la malagueña e. d. a. libros, se embarca en la publicación de un libro que reúne la obra poética del artista de la Bauhaus Paul Klee (1879-1940), sin el que no se entiende la pintura del siglo pasado. Klee quizás se hizo grande e imprescindible porque volcó su mirada sin cortapisas y sin cerrarle las ventanas de su universo creativo a otras disciplinas que también sentía como propias. Con sangre musical en su ADN, a Paul Klee se le recuerda, a veces, como el pintor violinista. Y lo cierto es que también puede ser llamado el pintor poeta si se atiende al contenido de Paul Klee. Casi todos los poemas, un volumen recién salido de imprenta que ha crecido hasta ser una bella realidad gracias a la traducción de José Luis Reina Palazón y la portada de Rogelio López Cuenca.

Hoy ha sido, precisamente, la fecha elegida para el lanzamiento de un título que puede ser adquirido desde ya en librerías de toda España o, sin ir más lejos, en la web de la editorial con sede en Benalmádena (edalibros.com). Según explica en esta cuidada edición el sello que capitanea Francisco Javier Torres con la complicidad de Fernando Mateo, este libro recuerda a Paul Klee como «un poeta de excepción, un artista total, un pionero» y, en definitiva, «un grande del siglo XX». Y, al mismo tiempo, sus páginas reivindican la obra poética de Klee como «la expresión de un recorrido vital que muestra la búsqueda de sí mismo de un hombre muy inteligente, sensible y radical en la conformación de su existencia para trascenderla como artista».

El hecho de que la existencia de este suizo con nacionalidad alemana -o viceversa, alemán nacido en Suiza- lo mostrase «dotado para tres artes, e interesado por ellas desde su infancia hasta su muerte» sirve como punto de partida para una recopilación de sus versos en la que se corrobora que «el recorrido de su poesía aporta datos decisivos de su desarrollo vital, artístico y espiritual», según han entendido los responsables de e. d. a. libros. Es más, lo han hecho desde el máximo respeto al legado de este creador infinitamente heterodoxo y sin perder de vista que «la formación musical de Paul Klee, junto con su dedicación a la poesía, está muy presente en su obra pictórica, pues en ella incluía textos y armonizaba la composición y el color con criterios musicales».

La irrupción ahora de este volumen refrenda que la labor de la editorial malagueña para la puesta en valor de escritores emergentes o -a priori- poco comerciales, convive con otros proyectos que llegan a adquirir cierta índole de acontecimiento literario o una dimensión internacional. Además de este Casi todos los poemas que invoca al Klee poeta, valen como muestra de ello en su catálogo actual el Ni un día de la francesa Anne F. Garréta, la antología de poesía dadá Dadá Zúrich, los artículos periodísticos de César Vallejo que reunió Desde Europa o la sugerente obra de la Premio Nobel Herta Müller Los pálidos señores con las tazas de moca, en la que el traductor José Luis Reina Palazón y el artista Rogelio López Cuenca también hicieron tándem para la traducción y la portada, respectivamente.