Javier Ojeda está a poco más de dos años de cumplir 40 años como vocalista de Danza Invisible. Sería por méritos sobrados, en una supuesta universidad malagueña de la música más popular, el decano perfecto. Y aunque, hablando de títulos, este mismo año haya sido reconocido como uno de los Hijos Adoptivos de Jerez de la Frontera o el Colegio de Médicos de Málaga también le haya otorgado otro reconocimiento, sus ganas de reinventarse siguen por encima de etiquetas o de premios. De hecho, en estos días ha alcanzado por primera vez en su dilatada carrera el centenar de galas en un mismo año.

Con todos estos argumentos, el concierto de este próximo domingo en el Teatro Cervantes no es uno más. Pero si encima añadimos que servirá para presentar un disco doble que reúne en 36 canciones sus últimas dos décadas, entonces sí que estamos ante la ecuación casi perfecta. Porque los seguidores de toda la vida de este incuestionable vocalista y compositor van a poder disfrutar no sólo de más de dos horas de directo con numerosos amigos sobre el escenario, sino que al mismo tiempo podrán «autoRregalarse por Navidad» un siglo de trayectoria de quien durante décadas ha sido faro y guía de la Costa del Sol en esto de poder inmortalizar melodías de estribillo o verso libre. Él mismo nos lo describe.

Llegó la hora de publicar y presentar en Málaga El vaivén de las olas. Esto no es un disco, casi sería la enciclopedia sonora que surca sus últimos 20 años.

Casualmente, estando por otro asunto en el Teatro Cervantes, empezamos a hablar de este recopilatorio y surgió la opción de la fecha de este domingo, por lo que se adelantó la publicación para hacerla coincidir con el fin de década y que sirviese como lanzamiento.

Después de apostar por el formato corto, con discos de apenas unas cuantas canciones, aquí tenemos un doble CD con hasta 36.

Hemos pasado de lo mínimo, a lo máximo [Risas]. Seguro que hay muchos seguidores que desde que cambió el siglo apenas tienen uno de mis discos, o dos. Creo que este disco es muy práctico en el sentido de que aquí va a encontrar una panorámica completa... Hay una representación de cada disco. Como excepción figuran algunos de Warner, donde nos han cedido cinco o seis canciones en vez de diez. Pero aún así, la selección final quizás no hubiese cambiado en más de cinco temas.

Resumir diez discos en un recopilatorio doble no es tarea sencilla. Ya no sólo a la hora de poder elaborar los créditos...

Empecé a hacerlos y lo dejé para después del concierto de este domingo. Los publicaré, como se indica en el disco, en mi página web. Cada canción es casi de su padre y de su madre y a lo largo de ambas décadas han colaborado conmigo muchísimos músicos.

En uno de los temas que suena en directo presenta a su banda y a nombres propios durante estos años como Miguel Paredes o Roberto Cantero. ¿Podemos anticipar alguna de las sorpresas previstas para este domingo en esa nómina de colaboraciones?

Hay algunos artistas que a última hora no podrán estar debido a compromisos importantes. Tenemos el caso de José Antonio García, que justo ahora está preparando la nueva gira de 091. Pero Javier Andreu de La Frontera sí que va a venir o con Danza Invisible vamos a hacer, obviamente, no dos o tres temas. Tocaremos diez porque no hemos dejado de actuar juntos durante todo este tiempo.

Y desde esa atalaya que otorga el tiempo, ¿cómo ha evolucionado Málaga culturalmente?

Con total franqueza, creo que se está sacando aquí pecho sin venir a qué. La semana pasada estuve en Sevilla y fuimos hasta la Alameda de Hércules: todo lleno de bares y la mayoría con buena música, varios con bandas en acústico a plena luz del día, ya por la tarde. Y yo me dije, en mi Málaga, que somos la capital del mundo, eso no existe en ningún lado. Esta nueva movida del centro está pecando de ser un poco relamida y falta de callejeo y de ambiente. No diré que falta algo de ambiente bohemio, en general no veo gente interesada en la cultura. Tenemos una ciudad llena de museos que los malagueños no visitamos. Y muy cerca, en Torremolinos, estoy viendo que hay observadores intentando captar ese ambiente de fiesta que comienza a faltar en Málaga. Mucho me temo que en unos años nos pasará justo como cuando éramos jóvenes: que estábamos obligados a salir de marcha por Torremolinos.

Por talento musical por metro cuadrado no será.

El problema está en las administraciones. Ni siquiera hay voluntad política para que haya más lugares con música en directo. Se ha impulsado el Soho, que chapó para el Teatro de Banderas, porque hasta tengo entendido que van a hacer una escena de teatro más alternativa. Pero aparte qué es lo que tenemos ahí, ¿restaurantes? A ver si de una vez nuestra provincia copia lo que se está haciendo en Cádiz: en verano, una amplia mayoría de músicos españoles pasamos por sus chiringuitos. Allí no te ponen tantas pegas. Y hace muchísima falta como destino porque a la gente le encanta la música en vivo.