¿En qué momento se planteó escribir Nacida libre?

Siempre quise escribir esta historia, lo que pasa que la vida tiene sus momentos. Al principio tenía cierto reparo a publicar, porque tenía un nombre conocido y un pasado televisivo y no tenía ganas de aparecer con una historia desde este punto de vista. Pero tras diez años fuera de la televisión, el deseo de escribir seguía ahí y empecé un día delante de una página en blanco en el ordenador. Cora seguía viviendo dentro de mí y, aunque intenté callarla, estaba dentro de mi cabeza.

La historia gira en torno a dos personajes que, poco a poco, se encuentran a sí mismas ¿Se ha sentido alguna vez perdida?

No. Lo que sí me he sentido como mujer es amordazada [Risas]. Pero siempre he sabido dónde estaba y quién era.

¿Por qué amordazada?

Cuántas veces una mujer sacrifica sus sueños, sus deseos y sus ambiciones personales por encajar dentro del rol social de buena mujer. La idea de liberarse viene de eso, de poder hacer lo que sientes que tienes que hacer para ser ti misma sin cargar con el peso o los prejuicios de otras personas.

¿Ése es el objetivo de Nacida libre?

El mensaje del libro es que uno tiene que decidir quién quiere ser y hacia dónde quiere ir, porque acaba siendo verdad. Y también debe perdonarse a sí mismo, aceptarse por encima de todo y de todos.

¿Hay algún matiz biográfico entre las páginas del libro?

Yo viví mi infancia en México, donde hay una riqueza cultural e histórica maravillosa y me pareció bonito poder usarlo y prestárselo a algún personaje. Valentina podía haber sido de cualquier otro sitio, pero me gustaba que viniese del extranjero y tuviese que dejar atrás una vida y un pasado. Le presté los sabores, olores y colores de ese paisaje de Sonora de mi infancia.

Uno de los personajes trabajó en el mundo de la televisión, al igual que usted.

Rita nace de pequeñas cosas que salen de ti, no se pueden negar las similitudes [Risas]. En su caso, tenía ganas de contar la historia de una persona que viene de vuelta, de una mujer de sesenta años, muy fuerte. A Rita le presté una reflexiones de madurez, un poco más personales. Ella tuvo una historia complicada que yo sabía que existía porque se oían muchas cosas. De esas leyendas urbanas construí ese personaje.

Un elemento importante es el sexo, o más bien el erotismo, el sentirse deseada por un hombre ¿Cuán importante es el sentirse deseada?

No es una novela erótica, pero es importante narrar las experiencias sexuales de los personajes para ver su evolución. Vivimos en una sociedad en la que a veces nos olvidamos de que no hemos venido a este mundo a adornarlo, pero es que tenemos que estar bellas. Ahora los hombres se cuidan más y son mas coquetos, pero durante siglos a ellos se les permitía cualquier aspecto. Cora es esclava de esta necesidad de ser deseada, pero lo acaba superando y busca ser amada.

Detrás de la historia de Valentina hay una crítica a la actitud del sistema y las personas a las personas con disforia de género.

Es una crítica absoluta. Conozco a chicas y chicos menores de edad que no tienen el apoyo de sus padres y están deseando cumplir la mayoría de edad para empezar el tratamiento hormonal. No nos parece mal que una mujer sea transgénero siempre y cuando parezca una mujer, y viceversa. El problema con la transexualidad es que está muy sexualizada y no tiene que ver con sexo, tiene que ver con identidad.