Pedro Almodóvar y Antonio Banderas se repartieron toda la gloria y expulsaron el dolor en la trigésimo cuarta edición de los Premios Goya, que se celebró en Málaga, en el Palacio de los Deportes José María Martín Carpena. Otra malagueña, Belén Cuesta, también se subió al escenario para recoger un galardón, nada más y nada menos que el de Mejor Actriz Protagonista por su formidable Rosa de La trinchera infinita.

Siete cabezones (entre ellos, algunos de los más importanes, como el de Mejor Guión Original y Mejor Director) fueron a parar a Dolor y gloria, la película más autobiográfica del cineasta manchego. Almodóvar estuvo emocionado(«Me siento igual que cuando hice «Pepi Luci Bom», señaló el realizador con los ojos llorosos) pero, sobre todo, reivindicativo en sus palabras de agradecimiento: «El cine de autor está en serias vías de extinción y necesita la protección no ya de su Gobierno [dijo hablando al presidente Pedro Sánchez], sino del Estado, porque ese va a ser nuestro futuro». Y es que, para Almodóvar, el cine es algo más que arte: «El cine es la experiencia más importante de mi vida, tanto como espectador como director, y mis películas hablan de cine: los personajes a veces se explican a sí mismos a través de él o cuentan historias como director y guionista».

La otra película que se disputaba con Dolor y gloria el mayor número de candidaturas, Mientras dure la guerra, de Alejandro Amenábar, se conformó con cinco galardones, en su mayoría técnicos, aunque con la sorpresa del premio al Mejor Actor Secundario para Eduard Fernández.

Belén Cuesta

A la tercera fue la vencida para Belén Cuesta, que hasta ahora contaba con dos nominaciones (La llamada y Kiki, el amor se hace). Cuesta dedicó su premio a los directores de La trinchera infinita por darle el personaje de mi vida y a Antonio de la Torre, su pareja en el filme, porque «sin tu Higinio mi Rosa no habría sido nada». Lo compartió igualmente con su familia y sus amigos «de la escuela», a los que nombró; a sus representantes, y al «amor» de su vida, el también actor gallego Tamar Novas.

Malas noticias, eso sí, para el resto de aspirantes malagueños en la gran noche del cine español: Antonio de la Torre cayó ante su tocayo Antonio Banderas; Mona Martínez (Adiós), ante la veterana Julieta Serrano (Dolor y gloria) y el realizador Pablo Barce no pudo conseguir que su El nadador se alzara con el premio al Mejor Cortometraje de Ficción.

Gala

La noche más boquerona de los galardones del cine español, eso sí, defraudó como espectáculo: se había prometido una gala dinámica y espectacular aprovechando las potencialidades de un espacio como el Martín Carpena, menos rígido que los auditorios que suelen acoger la cita; el show, en cambio, fue lento, estático y muy poco ingenioso, con un guion repleto de bromas inocuas y que no engancharon.

El Martín Carpena estuvo a la altura como auditorio para una cita de estas características aunque no dejaban de llamar la atención esas sillas de plástico para que se sentaran invitados de postín de nuestro cine durante casi cuatro horas.