El cineasta y escritor David Trueba será uno de los protagonistas del inminente Málaga de Festival (MaF), el ya tradicional prólogo del Festival de Málaga. Trueba protagonizará uno de los encuentros con primeros espadas de nuestro audiovisual, y estrenará entre nosotros Si me borrara el viento lo que yo canto, un documental sobre Chicho Sánchez Ferlosio y, especialmente, sobre la génesis de su icónico álbum, Canciones de la Resistencia Española (1963), el primer disco de canción protesta grabado (en la clandestinidad) en nuestro país. Con la recién aprobada ley que prohíbe la exaltación del franquismo, obras como ésta, repleta de testimonios sobre la represión de una voz, son más que oportunas y pertinentes.

Si me borrara el viento lo que yo canto habla de la canción protesta. ¿Son tiempos de que vuelva?

Los tiempos se repiten cíclicamente. La canción protesta es como todo: la protesta en sí misma no vale, debe ser la canción buena. Creo que el éxito de la canción de los gallos, de Chicho Sánchez Ferlosio, del que hablo en el documental, es que los elementos que la llevaron a crearse perviven en el tiempo.

Se ponen en el punto de mira opiniones, chistes... ¿Tenemos más libertades ahora?

Las mismas que seguramente en cualquier otro tiempo. Me sorprendió cuando era joven descubrir que mucha gente que había vivido durante el franquismo había sido libre en su vida cotidiana, en su creatividad, y yo les decía, pero ¿cómo se puede ser libre en una época en que hay una dominación política? Y me decían: Porque la independencia tiene que empezar en la persona. Ahora pasa lo contrario, que todo el mundo cree que es libre y la realidad es que hay unos elementos de presión también brutales, pero mucho más disimulados. Ya no existe el censor, pero sí modos de censura muchísimo más sutiles y el principal, el que ejercen desde televisiones hasta los organismos máximos de poder, es el de «esto no le interesa a la gente». La fabricación de la ignorancia para mí es el máximo grado de censura y suele empezar con «esto no le interesa a la gente».

¿Seríamos un país diferente si se hablara más de cultura en la esfera política?

Sí. Y también si la cultura estuviera más valorada en la calle. Pero no la cultura únicamente como expresión artística, sino como comportamiento, sensibilidad. Que la gente entienda que la cultura le va a ayudar a tomar decisiones correctas, a disfrutar de partes de la vida que se le escapan. Destrozar lugares idílicos, romper la armonía de los barrrios con nuevas construcciones... Todo esto forma parte de la cultura. Sin cultura no se pueden hacer bien esas cosas.

Ha publicado recientemente El río baja sucio

La verdad es que no soy una persona nostálgica. Pienso que las grandes ciudades hacen que las personas tengan muy poco contacto con la naturaleza. Y la naturaleza, en su crueldad o en su generosidad y belleza, nos enseña muchas cosas. No se puede observar el ciclo de la vida a través de ella si tienes un bloque de cemento delante. Eso me apena de nuestra forma de vivir, creo que la gente ha perdido algunos placeres de la vida, aunque haya ganado otros. Pero cuidado, que los que pierde los está perdiendo para siempre.

Uno de los personajes adultos de la novela tiene la sensación de haber tirado los mejores años de su vida a la basura. ¿De qué manera nos han enseñado a vivir para sentir esa frustración?

Nos han enseñado que el final lo condiciona todo. En nuestras relaciones y vivencias con otras personas tenemos que hacer el ejercicio de valorar todo el tiempo y no solamente el final. Las cosas no son ni un éxito ni un fracaso, forman parte de un proceso. Esa impotencia para aceptar que las cosas no son solo su conclusión es lo que nos hace enormemente infelices y desgraciados.

La frustración está a la orden del día.

Alguien muy inteligente nos ha puesto a competir. No una persona, sino una forma de explotación del sistema. Nos empuja a la competición en lugar de recordarnos que aquí hemos venido a ayudarnos, a darnos placer. Ni siquiera una persona que lo tiene todo consigue ser feliz, porque hay algo que le dice que no es suficiente.