La propuesta escénica concebida por Curro Carreres para uno de los grandes títulos del compositor de Bérgamo, G. Donizetti La Favorita, juega con el espacio temporal contextualizándolo en distintos períodos históricos en evolución con el mismo drama que de alguna forma refuerza y quiere anunciar la idea del impulso versista verdiano. Ideas que en las tablas chocan con un exceso de aditamentos que ni favorece las lagunas del libreto y tampoco la lucha entre el amor y el poder en el que se sumergen los protagonistas. No obstante, apetece según quién original o provocador.

Esta nueva producción musical del coliseo malagueño contó en el foso con la dirección musical de Antonello Allemandi, comandando a los profesores de la Filarmónica de Málaga. Allemandi destiló tonos resueltos y ágiles, en ocasiones detallista pero sobre todo muy consciente de la fragilidad por la que ha discurrido toda la puesta en escena y que como sabio maestro resolvió con entereza lo que pudo acabar en un auténtico naufragio. Destacar los acentos contrastantes de la obertura y los pasajes instrumentales que acompañaron la coreografía diseñada por Ana Rando inaugurando el tercer acto.

Salvador Vázquez estuvo nuevamente al frente del Coro de Ópera de Málaga, formación que estuvo a la altura del cartel y donde destacarón especialmente las cuerdas femeninas. En conjunto la formación mostró solidez y empaste en los complicados concertantes de cierre del segundo y tercer acto.

Donizetti desplaza el protagonismo de las voces a la mezzosoprano y abre un nuevo espacio al tenor al que reserva todo un tour de force especialmente en el acto cuarto del drama. No fue la noche de Nancy Fabiola pero a pesar de la afección vocal que padecía luchó con bravura el papel de Leonora con mermas sustanciales tanto en coloratura como la proyección de las notas altas decididamente turbias.

La aparición de Carlos Álvarez en el comienzo del segundo acto elevó la tensión de esta puesta en escena con el gusto actoral con el que arropa sus roles aportando veracidad y fulminando la tibieza que distinguió el primer acto. En lo vocal Álvarez aportó músculo a fuerza de proyección y una emisión redonda en el recitativo, aria y cabaletta Giardini del Alcazar rematando un tercer acto lleno de brío en el concertante final del tercer acto.

Ismael Jordi fue creciendo en intensidad y confianza sobre la base técnica con matices metálicos y agudos cristalinos, cómodo en el fraseo y legato, su lectura del aria Spirto gentil del último acto fue uno de los grandes momentos de la velada.

Destacar también el caudaloso instrumento vocal de Pavel Shmulevich, como Baldassare, decididamente rotundo en acto segundo y el no menos excepcional Luis Pacetti. El tenor malagueño que encarnó el papel de Don Gasparo mostró en todo momento altura canora y actoral. Y finalmente, la cordobesa Lucía Millán que defendió con soltura el papel de dama de Leonora.

Con todo, La Favorita estaba llamada a ser mucho más de lo que en realidad aconteció.