Desde las trincheras finitas de sus domicilios los que hacen la cultura en nuestra ciudad se refugian en la creatividad, propia y ajena. Conectamos con los búnkeres personales de varios integrantes de la comunidad cultural malagueña.

Carlos Sisí | Escritor

«Los que escribimos sobre pandemias (lúdicas, claro) sabíamos lo que pasaría, así que si os preguntabais para qué era tanto papel higiénico, en la foto que os adjunto está la respuesta: era munición [risas] Bromas aparte, en casa lo pasamos juntos, con mucho humor, tomando tiempos de cuarentena para las noticias por salud mental. Mi amigo Juan, que es aficionado a los videojuegos como nosotros, decía: La gente lo pasa mal por hacer lo que nosotros llevamos haciendo toda la vida, quedarnos en casa y quedar con amigos online. No se aplica a todos, claro, pero sin duda esconde una verdad importante: un poco de perspectiva y aprovechar para abordar hobbies olvidados en el cajón del quehacer diario nos ayudarán a pasar este trance. Muchos besos (digitales) y ánimo para todos».

José Luis Puche | Artista

«Desde el viernes 13, estando atento a la evolución del coronavirus, decidí recoger los materiales imprescindibles que tenía en el estudio tales como carbón, papeles y algunos lápices de colores y traerlos a casa. En mi casa tengo habilitado en pequeño estudio que nunca uso salvo en aquellos casos que por algún motivo, clima o salud, no pueda acudir al taller.

Esto me ha pillado afortunadamente con los deberes hechos ya que en los últimos tres meses he tenido que realizar una serie de piezas para Sidney y el lunes pasado comenzaron el viaje y me han confirmado que las piezas ya están en posesión de la curadora de una exposición que por el momento se encuentra aplazada hasta mejor fecha, ya que allí, como aquí, todo está paralizado.

Por lo tanto me encuentro en unos días donde estudio cómo enfocar mis próximos proyectos, algunos encargos privados y mi próxima individual, que será igualmente en Sidney a finales de año. Son momentos que aprovecho para leer más, esbozar más y atar mejor las piezas que encarar cuando esta cuarentena acabe. Para ello intento seguir la misma disciplina de mi día a día: levantarme a las 7.00, hacer algo de deporte, desayunar y sentarme en la mesa de dibujo a escribir o dibujar ideas. Por el momento es mi propósito, aprovechar una soledad inusitada que me invitar a pensar, y todo ello con un gran optimismo, pues estoy seguro que de esta situación aprenderemos en lo individual como personas y en lo colectivo como sociedad».

José Pablo García | Dibujante

«Durante el enclaustramiento me estoy dedicando principalmente a dejar listo mi próximo cómic, la adaptación de El 19 de marzo y el 2 de mayo, el tercer episodio nacional de Galdós. Iba a publicarse coincidiendo con la Feria del Libro de Madrid, pero como ésta se retrasa a octubre, no sé si le afectará.

Trato de no oler a perrete, mantener el orden y la limpieza, y comer decentemente. Quiero poner en práctica una tabla de ejercicios que me han pasado, que no es plan de pasarme sentado todo el tiempo.

En mis ratos de esparcimiento estoy poniéndome al día con libros que tenía pendientes, como Lo que más me gusta son los monstruos, de Emil Ferris; Lectura fácil, de Cristina Morales, y Vivir es un placer, de Sara Montiel. Ya he visto la tercera temporada de Vergüenza y acabo de registrarme en FlixOlé, a ver qué joyitas descubro».

Guillermo Busutil | Escritor y periodista

«El coronavirus me ha cogido por suerte convertido desde poco antes en un Robinson defendiendo en mi último libro la cultura como una isla frente a los naufragios de la realidad tan agitada. Así que no me cuesta trabajo sentirme como un tipo a solas y tranquilo en una de las habitaciones de Edward Hopper que sobrevive en guardia y animado en el Nautilus de mi despacho, mirando las portadas de Litoral de Lorenzo Saval que invitan casi siempre al viaje; los grabados de Paco Aguilar con sus territorios de lo fantástico estimulando la imaginación, o las nuevas pinturas que Rafael Alvarado me envía al móvil. Escucho la poesía de aquellas voces que me alimentan o me abrigan, la música que me gusta y el blues de los amigos en danza.

Doy mis clases de ficción literaria y de relato a través de plataformas universitarias y la del taller Paréntesis con la misma intensidad que cuando lo hago sin sentarme e interpelando en vivo a los alumnos. Mantengo más o menos activo mi Facebook, y me asomo a diario a la ventana de la lectura donde encuentro a otros que me miran desde la suya y me cuentan acerca de sus mundos y de lo que ven a partir de sus balcones.

También me lavo mucho las manos. De tinta, de palabras, de puntos y aparte, de verbos que arañan, de harina, especias y aceite de cocina, de las tonterías con las que siempre algunos te salpican, y sobre todo de miedos e incertidumbres. Y por suerte, cada vez que me levanto y antes de acostarme, me asomo afuera de la vida confinada y respiro su calma, su oleaje de mar, todos los azules del gris, del verde, del marrón y del azul, el murmullo de las estrellas en hora punta y la esperanza de que siempre, después de todas las batallas, el ser humano escampa y pone en pie sueños nuevos y sus íntimos afectos».

Tecla Lumbreras | Vicerrectora de cultura de la UMA

«Lo que más me gusta de esta situación es levantarme tarde y acostarme tarde (la cultura tiene mucha noche). Soy noctámbula, me gusta la oscuridad para leer, ver pelis, escribir, pensar... Es el único momento que estoy tranquila, sin que nada ni nadie me moleste, el resto del día leo tranquilamente la prensa y oigo la radio, contesto correos y whatssapps, hablo por teléfono con el Servicio de Cultura y atiendo a los estudiantes por el Campus Virtual.

Me preocupa qué va a pasar con el mundo de la cultura, con el cierre de museos, salas de exposiciones, espectáculos, con las anulaciones que hemos tenido que hacer en el Contenedor Cultural, el Espacio Cero y las salas del Rectorado. En una ciudad y en un país que vive del binomio ocio-cultura, pero que muchas veces olvida a sus creadores.

También me preocupa la pandemia, el cambio de paradigma en cuanto a las relaciones sociales, el miedo, la incomunicación, el aislamiento, la comunicación no presencial. Me gusta besar y abrazar a la gente, y reírme con los demás. Pero también pienso que es un buen momento para ser solidario, acabar con las prisas, estar con uno mismo, aburrirnos y ser creativos, inventar, idear nuevos proyectos. Como veréis, me gusta la horizontal. Lo de cocinar, limpiar y hacer ejercicio, poco».

José Antonio Hergueta | Productor y director

«Como cineasta este impasse oficial es, hay que reconocerlo, una especie de regalo, porque, ademas de asistir a una situación inédita (o solo vista en el cine, lo que ya es curioso ver la realidad imitando la ficción, como esas hordas corriendo a vaciar el supermercado), que incluye nuevos sonidos en tu entorno, una experiencia diferente con solo asomarse a la ventana o ir a comprar el pan, pero también el obsequio de un parón para ponerte al día en lecturas, escritura o planificación.

El peligro, al liberarse todo el calendario, es que se despega uno demasiado, porque a veces funcionamos mejor con deadlines, plazos de entrega y mucha presión, que con lo que Jim Jarmusch llamaría vacaciones permanentes. En este caso, vacaciones obligadas, impagadas para los autónomos, y saturadas de información y redes, que son la otra droga.

Normalmente reparto el trabajo entre oficina y casa, que son los dos mundos de quien hace producción y también escribe y a veces dirige. Son como los dos hemisferios del cerebro, el orden y la creatividad, las prioridades frente al orden. Y eso te hace estar, como tantos de este sector, acostumbrado a trabajar mucho en casa, donde la soledad no asusta y a veces casi es necesaria.

Para mantener el pulso y no acabar echando el día en vaguedades o redes sociales, ese pozo sin fondo, es fundamental separar horarios, el de la gestión y llamadas, frente al de la concentración, que puede ser de día o de noche, ahora todavía mas silenciosa. Y buscar un rincón de la casa donde no llegue el wifi (si no eres capaz de desconectarlo).

Es curioso que nos dedicamos a un arte que se basa en el tiempo, y por tanto parte de nuestro ejercicio es modularlo, saber adaptarse y, a veces, perder horas mirando el mar o paseando. Ahora eso se ha convertido en delito, por lo cual busco algún pretexto para dar una vuelta por el barrio cada dial (cajero automático o supermercado, panadería o mercado mejor), o aprovecho el que vivo en primera línea del mar, una liberación enorme ante cualquier momento de pesadez o agobio.

Este encierro y estado de alarma nos ha interrumpido dos proyectos, uno el documental sobre Danza Invisible que produzco, con dirección de Regina Álvarez, y que esta a medio rodar. El otro es mi regreso a la dirección, después de bastantes años, para contar lo que paso en Málaga en 1936-37 a través de los extranjeros que vivían o pasaron por Málaga en esos meses, y que quedaron tan impresionados como para volcar sus vivencias en libros, muchos de ellos extraordinarios. Curiosamente, Malaga se ha vestido como en ese febrero de 1937: luz de invierno, silencio sepulcral, miedo en el aire, gentes ocultas tras los balcones y ventanas€ Una estampa que me remueve cada vez que he tenido que atravesar la ciudad en estos días, encima con cielo plomizo y frío».

Pepo Pérez | Profesor de la UMA y dibujante

«Llevo confinado desde el jueves 12 de marzo por la noche, porque veía que los acontecimientos se precipitaban. En efecto, el viernes 13 la UMA decidía suspender todas las actividades presenciales, adelantándose al cierre educativo del lunes siguiente (la razón principal era la situación insostenible derivada de la huelga de limpieza en la UMA). Y esa misma tarde del viernes di clase con webcam a mis estudiantes a través del campus virtual.

En esas estamos desde entonces. Las instrucciones de la UMA a todos los profesores es seguir dando el curso con instrumentos virtuales, y lo estamos cumpliendo. De hecho, acabo de dar clase virtual toda la mañana. En mis ratos libres, "Solo en casa" (en este caso "la película" quiere decir que básicamente solo puedes estar encerrado en casa), dibujo todo lo que puedo. Estoy dibujando el volumen 4 de El vecino, la serie de cómic que hago junto con el guionista Santiago García (sí, la que se ha adaptado a teleserie Netflix). Y entre eso, leer información y hacer un poco de ejercicio en la terraza, o en bici cuando voy a comprar al supermercado, ocupo mis días. También los memes de internet, algunos muy graciosos. Acabo de ver un vídeo que muestra a dos coches patrulla de la Policía local de un pueblo, pero el audio procede de un vendedor de patatas en furgoneta. "Saco de papas, de diez kilos, dos euros, papas nuevas, papas gordas".

Mucho ánimo a los afectados, por la enfermedad y por el parón laboral, y un enorme aplauso para todo el personal sanitario y de policía, y de otros servicios (transporte, alimentos, mercados, farmacias, etc.) porque gracias a ellos seguimos adelante».

José Manuel Gil de Gálvez | Director de Concerto Málaga

«Estamos obligados a tomarlo todo de buena manera, por respeto a los que lo están pasando verdaderamente mal. Una crisis de este calado es una auténtica catarsis y como tal tiene dos caras; siempre he sido muy positivo por naturaleza, por tanto, ya trabajo en los aspectos de interés para el cambio de paradigma que se va a producir en los próximos meses.

Es un tiempo para disfrutar de la familia. Veámoslo así. Nosotros viajamos mucho y por eso estos días se están convirtiendo en una oportunidad para disfrutar juntos, ¿no es esto positivo? Es tiempo de estudiar el violín con más sosiego, trabajar y planificar artísticamente las próximas giras, conciertos y grabaciones de Concerto Málaga y programar los ciclos y festivales de Fundación Hispania Música. También son momentos para leer y preparar por anticipado artículos de nuestras investigaciones.

Estoy hablando con los colegas de diversas partes del mundo sobre los efectos en nuestro sector del COVIP-19 y debatiendo mucho para sacar un aprendizaje positivo. También estoy experimentando el sistema de clases online con mis alumnos del Conservatorio, creo que de esta situación podemos sacar muchas lecturas positivas para el trabajo con el alumnado en el futuro... ¡Ah! No se puede olvidar que es momento de escuchar música. Y eso me lleva a la edición de varios cedés que tenemos pendientes, me encargo de seleccionar las tomas, un trabajo lento, complejo y agotador, que ahora se puede sacar adelante muy bien.

Existe luz dentro de este gran problema. Para qué incidir en demasía en lo que ya sabemos que es malo, es tiempo para la evolución en todos los sentidos mientras tengamos salud, seamos prácticos e imaginativos».