Han sido múltiples los rumores de que una nueva obra artística fuera de toda lógica ha aparecido durante el estado de alarma en la ciudad de Málaga. Por el momento no se conoce su ubicación exacta y todo se encuentra sumido en una nebulosa de misterio. Mientras una parte de la sociedad se ha indignado por el hecho de que para la creación de dicha obra el artista haya tenido que violar el confinamiento, otra mucha lo ve como un gesto valiente, casi de locura. Al parecer dicha pieza no se parece a nada de lo visto hasta el momento. No solo se habla de unas dimensiones superiores a las habituales, si no de un aura incomprensible, inenarrable, que ha creado un auténtico revuelo. Se dice que está íntimamente ligada al momento actual, que no solo se ha pintado, si no que se ha instalado, construido y alumbrado. Nos han llegado testimonios muy dispares, incluso, de personas que han tenido que huir despavoridas; algunas hablan hasta de desmayos.

Para despejar dudas, este periódico se ha puesto en contacto con el autor, el cual ha declinado aportar información exacta de la ubicación y fecha de realización, así como de si ha infringido alguna norma. Con todo, confirma que la obra existe. Además ha tenido a bien explicarnos en qué consiste, y aunque actualmente no hay fotos disponibles, nos ha enseñado bocetos y notas previas.

-Ya nos ha comentado que no va a hablar de cuestiones relacionadas con la legalidad de esta creación; así que pasemos directamente a preguntarle de dónde sale esta idea.

-Estamos viviendo una situación distópica. El mundo entero ha tenido que cambiar la forma de entender su día a día. Nos hemos visto obligados a encerrarnos en casa. Desde que comenzó todo esto, no he dejado de darle vueltas a la cabeza preguntándome si podía continuar con mi trabajo y de qué manera. Por una parte, he querido esperar y observar cómo se desarrollaban los hechos para no precipitarme y presentar ideas superficiales, y por otra no quería ser uno de esos miles de creativos que aprovechan esta situación para inflar aún más su ego vía redes sociales. Tras varios días de reflexión llegué a la conclusión de que podría crear un espacio de convivencia público, justo ahora que nadie puede convivir. Me fue fácil, pues de madrugada aún menos gente, si cabe, pisa la calle. Me interesaba el concepto de hacer algo inútil desde un punto de vista del disfrute físico, pero útil si lo pensamos como un disfrute imaginario. A lo mejor, en estos momentos, una buena forma de ser felices es, simplemente, imaginar la felicidad.

-Entonces, ¿qué es exactamente lo que ha creado?

-Antes de todo esto ya había pensado en superar la idea del mural como algo bidimensional y ocupar otros espacios mediante intervenciones tridimensionales. Esto ya lo han trabajado muchísimos artistas, y por eso tampoco era algo que me motivara al cien por cien. Sin embargo, creo que esta misma idea aplicada justo a este momento cobra otro sentido. Ahora, no solo está prohibido ocupar estos espacios como siempre lo ha estado, si no que además está prohibido siquiera salir a la calle. Obviamente esto me resulta atractivo per se. Cuando estos proyectos se han planteado, ya sea por artistas, o por colectivos activistas, siempre han tenido un fin social. Pero yo, al contrario, con este proyecto, he planteado una obra que ocupe un amplio espacio público, y sea totalmente inútil y antisocial; que en lugar de sofás y macetas de palés, tenga grandes y afiladas hojas de cuchillos antiguos apuntando al cielo, un huerto de plantas carnívoras y venenosas, y varias serpientes hambrientas y deslumbrantes reptando por un exuberante suelo de mármol. Al calor del sol, también pueden verse reflejadas en el pequeño lago de agua turquesa allí instalado, las escenas de ensueño y apocalipsis que componen el colorido mural que he pintado en las paredes de alrededor.

-Pero, ¿usted ha reparado en la peligrosidad que esto supone para la seguridad ciudadana?

-Realmente he expuesto tan solo unas pequeñas escenas de la composición total de la obra que he creado. Hay otros elementos más incómodos, que incluso podrían causar repulsión, en caso de que esta zona estuviera actualmente transitada. No lo está. Todos hemos visto en televisión a personas ejerciendo de policías. Esto me da mucho más miedo; pero supongo, que si alguien quisiera visitar mi pieza durante estos días muchos de estos policías de balcón les pararían los pies, así que estarán a salvo. Sobrevivirán a esto.

-Permítame que lo que me cuenta me resulte casi surrealista, pero aún así voy a tratar de analizar el aspecto artístico que su obra pudiera tener. Voy a obviar las preguntas acerca de cómo ha podido realizar dicho montaje en este momento tan delicado, y le pregunto: ¿hay algún mensaje detrás de este proyecto? ¿no cree que pueda sonar algo delirante?

-Delirante ya es el momento que vivimos, por lo que yo lo calificaría, más bien, como coherente. El mensaje es el propio proyecto. Cuando todos podamos salir a la calle ya no existirá, de hecho el proyecto existe mientras los lectores estén leyendo estas palabras, o mientras la gente hable o sepa de él. Ahora o en el futuro, sea cual sea el que nos espere. Esas serpientes están reptando por aquel suelo, cuidadosamente instalado, ¡justo ahora! La información va muy deprisa, esto se olvidará o se pasará a otro tema, pero existe porque usted lo ha imaginado. Ha visto el mural colorido lleno de escorzos desnudos y gestos de otro mundo. Los cuchillos y las plantas carnívoras. Ha pensado dónde estará, quién lo habrá visto con sus propios ojos. Pero usted no puede salir ahora a buscarlo porque está prohibido, y mañana, cuando todo esto acabe y empiece un nuevo capítulo, habrá desaparecido para siempre. Solo quedará este relato.

[* Dreucol no ha creado obra alguna en la calle durante la cuarentena. Estas páginas son, en realidad, su intervención artística: imágenes y texto han sido elaborados por el artista en el espacio cedido por La Opinión de Málaga]