El Gobierno ha comunicado que dentro de las cuatro etapas de su protocolo de desconfinamiento podrán volver a celebrarse espectáculos en la fase 1 en salas con menos de 30 personas y un tercio de aforo, en lugares cerrados, y menos de 200, al aire libre, «siempre y cuando sea sentado y manteniendo la distancia necesaria». En la fase 2, se mantendría el tope de un tercio de la capacidad del aforo, pero subirían en espacios cerrados hasta un máximo de 50 personas y a 400 en eventos al aire libre si el público está sentado. Y a partir de las fase 3 llegarían a la mitad del aforo del recinto, con menos de 80 personas en salas y con menos de 800 personas en el exterior. La mayoría de los exhibidores, empresarios teatrales y promotores consultados reconoce que estas medidas harán «inviables» sus proyectos, insiste en que el Ejecutivo debe «concretar» las medidas y aportar un plan de ayudas económicas.

01 | Teatros: ¿cómo gestionar a un 33% de su aforo?

¿Conocen alguna empresa que produciendo el 33%, y en el mejor de los casos vendiéndolo, no tenga pérdidas? Imaginen un teatro: deberá vender sólo un tercio de su aforo, pagar un IVA del 10%, a la SGAE otro 10%, los sueldos del personal, nóminas y Seguridad Social... Sólo los teatros públicos, y con notable esfuerzo, podrán afrontar algo así. Y de momento, el Teatro Cervantes podría reabrir a final de mayo pero mantiene su decisión de congelar su agenda hasta el 23 de junio. ¿Y grandes citas escénicas como, por ejemplo, el Festival de Mérida? Sus responsables acaban de sentenciar que con 400 espectadores como máximo «no se podrá realizar». Y como ésa, muchos otros acontecimientos imprescindibles del calendario cultural español.

De otro lado, iniciativas privadas puras y duras de nuestra capital como, por ejemplo, el Teatro del Soho CaixaBank, la aventura empresarial levantada por el actor y director Antonio Banderas, o espacios alternativos como la Sala Joaquín Eléjar (del Colectivo Maynake), cada uno desde sus respectivos ámbitos y situaciones, lo tendrán más complicado al carecer de tal red. Toca aguzar el ingenio y diseñar estrategias: por ejemplo, Banderas ya anunció hace unas semanas que reducirá el precio de las entradas como atractivo para el público.

02 | El cine o la búsqueda de un «happy ending»

La exhibición cinematográfica asegura haber acumulado unas pérdidas de 100 millones de euros por el parón de su actividad durante la pandemia. Las fuentes consultadas por este periódico ven insuficiente esa primera fase de apertura decretada: «Tendremos que evaluar si nos vale la pena abrir con un tercio del aforo, más aun cuando estas fechas, con el verano a la vista, no son precisamente las que registran más espectadores. Tendremos que hacer números», señalan desde la cadena Cine Ciudad, recordando que «dependen de las distribuidoras a la hora de proyectar: si no ofrecen contenidos, no tendremos nada que proyectar». Cintas como Trolls 2, o la versión live action de Mulan, aspirantes a blockbusters, son los anzuelos que plantean las grandes productoras para atraer de vuelta a las salas al público mayoritario, pero sus fechas de estreno están por determinar.

Mientras tanto, se ha elaborado un protocolo sanitario de cara a la reapertura que, entre otras medidas, incluye el fomento de la venta de entradas por internet como vía principal de compra, la colocación de carteles informativos sobre la distancia física a respetar en el local, la instalación de dispensadores de gel hidroalcohólico, mamparas en la taquilla, eliminación del corte físico de las entradas y equipos de protección individual para los trabajadores.

En cualquier caso, el sector de exhibición se encuentra «cómodo» en la fase 2 de la desescalada, tal y como ha manifestado Borja de Benito, responsable de comunicación de la Federación de Cines de España (FECE).

03 | El sector del libro exige medidas concretas que eviten el darwinismo empresarial

Las empresas del sector del libro (librerías, editoriales y distribuidoras) han registrado en las últimas semanas un descenso de la facturación cercano al 80%; además, el 50% de ellas han puesto en marcha ERTES y dos de cada cuatro han solicitado créditos ante la falta de liquidez, según datos de la Asociación de Cámaras del Libro (FEDECALI). El plan de desescalada anunciado por el Gobierno no ha disipado dudas, ni mucho menos: el sector editorial se alegra de que se haya adoptado la decisión de ir permitiendo la apertura del comercio, entre ellas las librerías, pero hubiera deseado que se hubiera tenido una especial consideración con ellas, como, por ejemplo, declarar al libro como bien de primera necesidad como han hecho países de nuestro entorno. Aseguran desde la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL), una parte de la cadena no podrá alcanzar esa nueva normalidad diseñada por el Ejecutivo y que el resto lo hará en unas condiciones difíciles para la subsistencia. Para comprar un libro en su librería de cabecera el cliente tendrá que pedir cita, como en una peluquería, y, por supuesto, no podrá echarse un buen rato mirando las novedades o el fondo de catálogo. ¿Cuántos se decantarán por la adquisición on line a través de gigantes de la distribución en detrimento del comercio local? Una suerte de darwinismo empresarial, donde sólo el más fuerte sobrevivirá si no hay condiciones que permitan un juego más justo y ecuánime para todos.

«Hasta que no haya una nueva publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE), las condiciones laborales para las librerías son las mismas y permanecerán cerradas. Es cierto que el anticipo de lo que pudiera ser una nueva publicación nos hace reiterarnos en la necesidad de que solo se puedan abrir los comercios cuando la apertura sea total, la población pueda salir a la calle con total libertad y haya protocolos de seguridad tanto para el público como para los trabajadores», apunta Jesús Otaola, responsable de Proteo-Prometeo.

04 | Festivales: a la espera

Si hay una actividad cultural dificultada por la nueva normalidad es la de los festivales de música: ya saben, multitudes de personas, muy juntas, compartiendo, casi piel con piel, la experiencia de un concierto. Ante la desescalada anunciada por el Gobierno, que se prolongará hasta finales de junio, los grandes festivales de la provincia (Weekend Beach de Torre del Mar, Marenostrum Castle Park de Fuengirola, Starlite de Marbella y Ojeando de Ojén, entre muchos otros) mantienen por ahora sus fechas a la espera de que el Gobierno concrete medidas para ellos, aunque ven una más que probable cancelación de estos eventos. Nadie cancela, porque quien cancela, paga. Y dicen los promotores que no pueden cancelar nada unilateralmente hasta que no tengan una orden que nos lo indique por motivos de fuerza mayor, como pasa en otros países». Así que todos los festivales de verano se mantienen en el calendario a la espera de próximos anuncios. En Alemania ya han decretado que no habrá festivales hasta el ?? de agosto, pero una orden similar no se ha producido en España por lo que el sector sigue trabajando en pos de sus citas, aunque reconoce que lo suyo sería trasladar los festivales al año que viene, que las entradas sirvan y que el reembolso no estrangule a la organización.