"Si todo va como parece que puede ir, aunque todo puede cambiar en un minuto, estamos preparados para abrir a finales de mayo con todas las condiciones necesarias". Lo avanza José Lebrero, director del Museo Picasso Málaga. Lebrero y su equipo llevan semanas trabajando en la reapertura del Palacio de Buenavista, la gran pinacoteca de la ciudad (y la más visitada de Andalucía), que será mucho más que volver a la normalidad, aunque sea esa nueva normalidad diseñada por el Gobierno. "Estamos tratando con otras instituciones museísticas locales para hacer algo conjunto, asociándonos para reabrir todos con más fuerza y lanzar un mensaje optimista", anuncia.

De momento, el Museo Picasso Málaga regresa a la escena de alguna manera con la inauguración de una exposición digital, 'Arlequín', la versión online de la muestra que tenía previsto inaugurar estos días para acompañar las funciones del Teatro Piccolo de Milán en el Teatro del Soho CaixaBank de Antonio Banderas. "Podríamos haberla cancelado, haber tirado todas las horas de trabajo empleadas, pero hemos preferido mantenerla, buscando nuevas fórmulas. Ahora no es sólo una exposición para mirar sino también una muestra para mirar y leer, un libro digital", apunta José Lebrero.

Un diálogo entre Picasso y el arquetípico personaje de la commedia dell'arte, enriquecido con fondos fílmicos, textuales y artísticos que aprovecha las hipertextualidades de internet. El visitante de la web del Museo Picasso Málaga se encontrará con una iniciativa interesante, que nos lleva a replantearnos cómo los centros artísticos pueden cumplir sus misiones culturales y sociales.

Preguntamos al máximo responsable del museo si no resulta un tanto frustrante conformarse con una inauguración virtual de una muestra. Lebrero dice que debemos tachar la palabra 'frustración' de nuestra semántica durante la pandemia: "Esto ha sido una oportunidad, difundir y expandir el conocimiento de un modo más móvil. Lo que sería un fracaso habría sido haber trabajado todo este tiempo y no aprovechar esta oportunidad que nos brinda lo digital. En el mundo de la cultura se están abriendo puertas en este sentido y ahí tenemos una posibilidad de futuro Si somos capaces de despertar el interés y lo hacemos bien", reflexiona.

La crisis del coronavirus ha acelerado muchas de las cuestiones que el sector museístico llevaba tiempo planteándose, fundamentalmente relacionadas con la forma en que poder llegar a públicos jóvenes, habituados a consumir medios poco transitados por la ortodoxia de las pinacotecas. Pero los buenos datos favorecidos por el auge del turismo cultural postergaba la necesidad de buscar soluciones. "Es verdad que el propio Museo Picasso Málaga estaba en una línea de éxito. En 2008 la subvención pública se nos recortó en un 48%, pero hubo circunstancias favorables, un trabajo adecuado, se fue creciendo€ Pero llevábamos ya cierto tiempo preguntándonos: ¿El éxito es sostenible? Y nos hemos encontrado con algo que nos plantea un gran reto".

La "brutal" crisis a la que se asoma la cultura, dice Lebrero, hay que afrontarla desde la convicción de adaptarse y asociarse. "Habrá muchos proyectos que no tendrán futuro, lamentablemente, y otros que si son capaces de adaptarse, saldrán adelante. Sobre todo, los que tengan la capacidad y la generosidad de asociarse", argumenta el gestor.

Lebrero siempre está a favor de replantearse estrategias desde la teoría museística, pero ahora, ante tanta reflexión sobre reconceptualizar las pinacotecas que se puede leer por ahí, quiere ser también práctico: "En el Museo Picasso tenemos una plantilla de 90 personas. Podemos ponernos a hablar de teorías de la cultura y de los museos, pero, ¿quién paga todo esto? Ahora que la cultura va a estar afectada de un modo profundo por una situación económica muy grave lo esencial es centrarnos en que tenemos todos mucho trabajo por hacer".

De momento el trabajo pasa por la reapertura del Palacio de Buenavista, cara al verano, la temporada alta. "Sabemos que muchos de los que venían al museo ya no van a venir este año", lamenta Lebrero. Pero se muestra confiado en el futuro inmediato. Al fin y al cabo, la cultura sobrevivió la crisis del 2008, reemergiendo con datos sorprendentes.