El cantante y compositor malagueño Pablo López lanzó hace unos días Mariposa, un nuevo adelanto de su próximo disco, Unikornio, con el que tenía que haber iniciado una gira. El coronavirus ha trastocado los planes del de Fuengirola, que, sin embargo, se mantiene optimista: «Hay que esperar con valentía hasta cantar victoria».

¿Dónde pasa su confinamiento contra la Covid-19, que le ha forzado a posponer su gira Unikornio?

Yo estoy pasando este confinamiento en mi casa en Madrid, que, por desgracia, ha sido protagonista de la parte más grave de esta realidad extraña. Sin embargo, Madrid tiene esa capacidad extraordinaria para recuperarse, como la tenemos todos los seres humanos en este maravilloso lugar que es el mundo. Creo que estamos siendo muy valientes, y lo vamos a seguir siendo.

¿Y cómo se vive el encierro desde el nomadismo que caracteriza la rutina de los músicos?

En mi caso, yo lo estoy viviendo en paz, porque estoy aprendiendo a ser paciente, a delegar y, sobre todo, a cambiar la jerarquía en cuanto a la importancia de los conceptos. Creo que hay cosas mucho más importantes más allá de uno mismo y precisamente ahora toca realmente ser ciudadanos y ser coherentes. Creo que con coherencia todos tiraremos para adelante, si pensamos que ahora, más que nunca, somos todos una familia.

¿En qué aspectos le ha trastocado más la agenda este estado de alarma contra la pandemia?

En muchos, la verdad. Pero insisto en que, teniendo salud y libertad, y sin ánimo de ser demagógico, no quiero hacer drama de algo que reconozco que sí que me ha afectado. Yo soy muy de piel y necesito muchísimo mirar a la cara. Pero ahora mismo, lo peor de la agenda es que no hay agenda. Aun así, desde el respeto a las autoridades y al Estado en general, que realmente están intentando luchar contra algo que no sabemos bien por dónde va, creo que es mejor estar callado, respetar a todo el mundo y esperar a que se puede retomar. Solo puedo manifestarme al respecto de una agenda cuando se solucione lo más importante que es que deje de desaparecer gente por este virus tan terrible. Simplemente, me ha trastocando en el sentido de que entiendo que el 2020 va a ser un año en el que p rece que se ha descompuesto todo, pero creo que se va a recomponer muchísimo.

¿Puede avanzar algún detalle de su último disco Unikornio en lo que se agota la espera?

Ojalá se pudiera transcribir una canción en el papel, porque estoy respondiendo a estas preguntas por teléfono apoyado encima del piano. Es que creo que para hablar de Unikornio solo podría cantarle una canción, porque lo más bonito de todo el desempeño, trágico a veces, al que he intentado llegar con Unikornio es que no se puede explicar más que escuchándolo. Entonces, quiero dar las gracias siempre a la paciencia porque, joder, es muy bonito que haya siempre alguien esperándote en la estación de tren que es la vida, y me refiero a toda la gente que está esperando las canciones. A veces parece que voy a tirar la toalla, pero ahí está la explicación, la gloria y la carta de presentación más bonita que hay en el mundo y que son las canciones, pero que son indescriptibles, en el sentido de que, si las intentara pintar, mentiría.

Entonces, ¿le sucedería lo mismo con Mariposa, el nuevo single que avanzó el pasado viernes?

Yo creo que Mariposa me sorprendió incluso a mí mismo, porque yo cogí las riendas de absolutamente todo lo que tiene que ver con la canción, junto con mi hermano. Por lo tanto, creo que con Mariposa llegó el momento de expresarme de una manera salvaje. No puedo explicarlo con más referencias de estilos o virajes de estilos, porque no tengo ni idea de lo que he hecho, pero solo espero tener la oportunidad de ser escuchado y de que esta Mariposa le llegue a alguien sin necesidad de ningún tipo de descripción, porque no la tiene.

¿Le preocupan las consecuencias de esta crisis a lo largo plazo para la industria musical?

Yo tengo la suerte de que el maravilloso y pulcro grupo de personas que me ha rodeado desde hace prácticamente diez años ha sido siempre largoplacista sin pretenderlo, que es algo que viene del amor y del paso a paso, de lo que habla Mariposa. Entonces, sinceramente, no me preocupa el futuro de la industria en ese sentido porque creo que la música y la valentía del que se expresa en este idioma está por encima de cualquier barrera arquitectónica, geográfica o social. La música nunca va a parar, jamás. No es un mensaje optimista, ni lunático, pero es que no sé quién carajo ha pensado que un día dejarán de hacerse canciones. Evidentemente, hay un momento para todo; yo los he vivido también. Y lo único que hay que hacer es esperar con valentía, adaptarse al lenguaje y observar cómo será la calle cuando salgamos, que no creo que vaya a ser ningún tipo de barbaridad. Yo creo mucho en nuestra capacidad de superación y creo que vamos a conseguir esa victoria.