El CAC Málaga acogió en 2008 una retrospectiva de la simpar Tracey Emin coronada, cómo no, por su My bed (Mi cama), la instalación que llevó a la gloria a aquella creadora excesiva e incómoda: era una cama, sí, pero también una vida, con sus intimidades y secretos, con bragas con manchas menstruales, preservativos, sábanas con manchas amarillas, colillas, una botella de vodka y todo tipo de detrito doméstico, el exhaustivo catálogo confesional, el retrato de los alrededores de una ruptura amorosa. El malagueño Álvaro Dols también cree que la cama es un autorretrato sin rostro, y por eso ha creado la cada vez más popular cuenta de Instagram @myunmadebed, en la que personas de todo el mundo suben imágenes de sus camas deshechas a modo de fotos de sí mismos y paisaje más íntimo.

Durante esta cuarentena muchos expertos nos han subrayado la importancia de no olvidar tareas domésticas habituales como una forma de no dejarnos llevar por el desánimo que podría cundir por el confinamiento provocado por el coronavirus. En este sentido, @myunmadebed es el paraíso de los desobedientes y los diletantes: un portfolio de casi 1.000 camas de sábanas arrugadas, mascotas pululando, trastos por recoger y casas perezosas, ajenas a la disciplina casi castrense que tanto se nos ha sugerido en este confinamiento. Y sin el tremendismo de la Emin.

Casa

«Todo surgió allá por 2013, en una época de cambios en la que con el fin de una relación me vi temporalmente sin casa. Durante un mes estuve durmiendo en casa de un par de amigos, y cada día al despertar hacía una foto de la cama o el sofá y la subía a esta cuenta (privada por aquel entonces). Cuando encontré nueva casa, dejó de tener sentido seguir fotografiando mi cama, ya que todos los días lucía sin cambios significantes. Aquí surgió la idea de exteriorizar el proyecto y proponer al público que enviase la foto de su cama a modo de autorretrato íntimo», ha recordado el malagueño, residente en Barcelona, a Traveler.es.

Espacios domésticos

Dols, un profesional del Social Media Content, abandonó la cuenta durante un tiempo, pero la cuarentena y nuestra reformulación como habitantes de espacios domésticos reavivó la chispa... Y su naturaleza más voyeurística: estas fotos de habitaciones ajenas, dice, «tienen todas algo de mágico, te transforman en un voyeur, te permiten acercarte al lugar más íntimo de la gente, sus camas». Es como colarse en la habitación de otra persona pero con permiso, y bucear en sus secretos e historias privadas para la que sigue siendo la aventura más apasionante de todas: conocer a otra persona, atisbar su forma de ser a través de lo que nos deja ver de sí.

Quien quiera participar lo tiene fácil: debe fotografiar su dormitorio, ya saben, en su estado natural y enviar la imagen a través de un mensaje directo a @myunmadebed, indicando la ubicación y el dispositivo con el que se ha tomado la foto.