De chaval, en los campos de fútbol, Jorge Penadés Serrano se hacía llamar Jorge. «Jugador con carácter ganador. La visión de juego, la salida de balón, el juego aéreo y la recuperación de balón son sus mejores características», dicen del entonces chaval, que había militado en las filas del Fuengirola, en La Preferente, «la web del fútbol modesto». Pocos, ni siquiera el propio protagonista, se imaginaría que aquel chico terminaría convirtiéndose en la gran esperanza blanca del diseño español. Porque el nombre de Jorge Penadés atrae a las grandes marcas (su ultimísimo cliente, Camper), sus trabajos se estudian en las facultades de Diseño de todo el mundo y ha fichado por galeristas tan clave en el negocio como Rossana Orlandi. ¿La clave? Ser capaz de subvertir los conceptos y significados habitualmente aparejados a materiales y objetos, minimizando el impacto ecológico y buscando la reencarnación de todo lo tangible, por decirlo de alguna manera.

Oficina Penadés es, dice, «una oficina para las ideas heterodoxas». El proyecto con el que Jorge Penadés (Málaga, 1985) empezó a atraer la atención del mundo, Structural Skin (2013) tuvo mucho de heterodoxia, pero sobre todo de alquimia: convertir los restos del cuero usado en marroquinería en muebles. «El cuero es un material maravilloso pero muy ineficiente si analizamos su proceso de manufacturación, debido a su origen natural. Su calidad no depende de la curtición sino de lo que haya sufrido la piel del animal durante la su vida. Hay expertos que indican que sólo un 13% de las pieles que llegan al mercado son de máxima calidad. Esto explica que las empresas dedicadas a la manufacturación de productos de piel produzcan una gran cantidad de material de desecho», aseveró entonces. No usó para ello ni químicos ni resina. El gigante Hermés tomó nota y empezó a hacerle llegar las viruetas de cuero sobrantes. Penadés las usó para, por ejemplo, crear una singularísima colección de sillas Look Mom No UV!: una de ellas, realizada en vidrio templado con piezas no unidas con cola o pegamento sino a través de la tracción que genera una carraca y la capacidad de resistencia del cuero a tensión, fue vendida por 5.200 euros.

Pero, claro, pronto se cansó de ser «el tipo del cuero», confesó. Y se impuso nuevos retos: uno de los más extraordinarios, Extraperlo, una muestra anual en la que invita a diseñadores nacionales e internacionales a crear sin límites... «Sin disciplinas, sin generaciones, sin categorías, sin géneros, sin roles, sin límites, sólo ideas... Éxtasis puro», es el lema de la cita, en el off del Madrid Design Festival. Bueno, algún que otro límite sí había: en la pasada temporada, los autores invitados tenían la única condición de diseñar piezas que cupieran en una caja de zapatos. Pero todos sabemos que una caja de zapatos puede contener un universo entero.

Uno de sus últimos proyectos ha supuesto un regreso a la tierra natal: la nueva tienda de Camper en la capital. La firma de calzado le dio carta blanca para levantar su nuevo establecimiento y el diseñador aplicó la triple R (recuperar, reciclar y reutilizar), empleando viejo mobiliario de madera procedentes de otros locales de la marca y perfilería metálica industrial. La aventura, como pueden comprobar, entra perfectamente en el corpus de Penadés, que, de alguna manera, no se diferencia de su gran plus como futbolista: mucha, mucha visión de juego.