Nuevo paso significativa en la desescalada cultural de Málaga: primero reabrieron sus puertas las librerías, después fue el turno de los museos y ahora son los teatros los que vuelven al candelero tras meses de parón por la irrupción del coronavirus en nuestras vidas. El Teatro Echegaray ha sido el pionero en hacer resucitar la magia de la cultura en directo, ante los ojos del espectador sin trampa ni cartón. Y lo hizo anoche con una función gratuita de una de las obras más notables de Factoría Echegaray, el vivero escénico local de los teatros municipales: De hienas y perros o el eco de los caníbales, con María Martínez de Tejada, Rocío Rubio, Virginia Nölting, Asun Ayllón y Pilar Esteban LaPili sobre las tablas, bajo la dirección de Mercedes León. La historia de cinco mujeres que huyen de la guerra y la miseria pero también a la búsqueda de algo, debatiéndose continuamente en la quimera de lo que fueron y lo que son, lo que dejaron y lo que encontraron; un dilema similar al de los primeros espectadores de la desescalada escénica malagueña dentro de eso que el Gobierno denomina nueva normalidad.

Muchos profesionales de las tablas malagueñas coparon las butacas del Echegaray para arropar a sus compañeros en una fecha de ésas importantes. Había muchas novedades ayer en el pequeño templo de la calle Echegaray, a las que mucho nos tememos que nos tendremos que acostumbrar en nuestro presente y futuro inmediato: los asistentes debían acudir con mascarilla propia, abandonar la sala si tose o estornuda repetidamente, tener en cuenta que también el aforo es reducido en los servicios; además, habida cuenta de que el ambigú permanecerá cerrado, podrían traer una botella de agua de casa. Ah, y adiós a los corrillos en las inmediaciones del teatro, en la calle, para comentar la jugada con otros espectadores.

A más o menos la misma hora en que anoche el Teatro Echegaray revivía, recuperando la cartelera teatral de la capital, hacían lo propio espacios señeros del país como los Teatros del Canal (Madrid) y el Teatro Arriaga (Bilbao). Señores, esto ya no lo para nadie. Con mascarillas y gel hidroalcohólico, sí, pero con el mismo hambre por las historias contadas por personas que median entre nosotros y las cosas que de verdad importan.