De entre los libros que ha traído, sin connotaciones negativas de plaga, la pandemia del coronavirus, destaca por tempranero el opúsculo titulado 'Pandemia', las reflexiones de urgencia escritas por Slavoj Zizek (Liubliana, 1949), y que Anagrama publicó a comienzos de mayo.

A algo menos de dos meses de su salida, hay que admitir que la rapidez con la que estos pensamientos fueron escritos le ha restado un punto de vista más sereno, menos acuciado por los acontecimientos que por entonces llevaban a Europa a una cuarentena casi total.

Pero si pasamos por alto esta inevitable pega, el lector seguirá teniendo un ágil y ameno ensayo sobre la insólita primavera de 2020, con las recetas siempre polémicas del mediático filósofo esloveno. Porque Zizek arremete contra la ultraderecha y la «falsa izquierda» y no se arredra a la hora de insistir en que la solución para vencer al coronavirus, a su juicio debe consistir en dejar de pensar en el Estado-nación, en el egoísta 'Estados Unidos primero' y abogar por un sistema de salud mundial, así como por una economía global que no esté zarandeada por los mecanismos del mercado.

En suma, «una nueva forma de lo que antaño se llamó comunismo», pero, precisa, no en el sentido de la dictadura que él mismo padeció como ciudadano exyugoslavo sino en el de «una coordinación y colaboración internacional poderosa y eficaz». ¿Una utopía como un camión?, no lo entiende así el pensador porque, resalta, en esta pandemia vírica nos jugamos la supervivencia de todo el planeta. Sería una solución basada en nuestro propio egoísmo, ironiza.

Por lo demás, Zizek vuelve a las triquiñuelas que tanta división de opiniones presenta entre los lectores, es decir, a sus chistes (malísimos) y a las comparaciones cinéfilas, a fin de cuentas, una manera muy resultona de divulgar el papel de la filosofía y el pensamiento entre quienes no tienen ni a Platón ni a Hegel como autores de cabecera.