Torremolinos siempre ha sido considerado un espacio de libertad para el colectivo LGTBI, un remanso para vivir sin prejuicios y respetando la parte más genuina del ser humano. En sus entrañas está encajado el Pasaje Begoña, el «Stonewall» español, declarado Lugar de Memoria Histórica y cuna de las libertades y los derechos de las personas LGTBI.

Este rincón de Torremolinos, con repercusión internacional, motivó una investigación comandada por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla con la idea de construir el relato histórico de este callejón al que acudieron personalidades de todo el mundo en sus años dorados, como John Lennon o Ava Gardner. Ahora, esta localidad vuelve a ser escenario para una investigación de la universidad sevillana, esta vez centrada en el turismo LGTBI y su evolución desde 1971, el año de la gran redada en el Pasaje Begoña que acabó con la detención de 300 personas.

Se trata de un proyecto I+D a nivel nacional, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, en el que también colaboran investigadores de la Universidad de Barcelona y la Complutense de Madrid. Junto a Torremolinos se investigará el desarrollo turístico del colectivo en Sitges, Chueca y Maspalomas.

«Torremolinos es un caso central, es el referente andaluz del turismo LGTBI y es posiblemente a nivel internacional uno de los máximos referentes», explica José María Valcuende, doctor en Antropología y profesor en la Universidad Pablo de Olavide.

Sobre el turismo LGTBI, este investigador aclara que surge en las décadas de los setenta y los ochenta y que se trata de un «turismo identitario», que busca espacios referentes en este tipo de colectivos. «Son destinos que permiten a los grupos LGTBI moverse con mayor libertad que la que se pueden mover en otro tipo de contextos turísticos», añade.

Esta investigación, entre otras cosas, pretende dilucidar si la gran redada de 1971 pudo suponer un parón en este tipo de viajes del colectivo en Torremolinos y cómo fue su posterior desarrollo en las décadas siguientes en los municipios bajo investigación, según su propia historia e idiosincrasia. De momento, en la localidad malagueña la primera premisa es que la represión no dilapidó por completo al turismo LGTBI aunque pudiera disminuir la afluencia.

«Posiblemente lo que pudo haber es un desplazamiento a otras zonas. Algunos testimonios que estamos recogiendo evidencian que de alguna manera ese turismo ha mantenido una cierta continuidad», considera Valcuende, que prefiere avanzar más en la investigación antes de sacar conclusiones. «Es pronto para decirlo porque es la fase que estamos investigando ahora, pero posiblemente ese turismo no acaba cortándose, es decir, sufrió un impacto tras la redada pero tenemos la sensación de que ha habido una cierta continuidad en ese turismo LGTBI».

El equipo investigador de la Pablo de Olavide acaba de regresar de Torremolinos después de pasar un mes entrevistando a testigos directos de aquellos años de consolidación del turismo LGTBI. Las sensaciones son buenas: «La aceptación de Torremolinos ha sido extraordinaria. La gente tiene ganas de hablar, de contar y en ese sentido está siendo un trabajo muy fácil», confiesa José María.

Para complementar los testimonios personales, los investigadores recogerán la opinión de representantes políticos, asociaciones y empresas del sector turístico, una visión que se reforzará con trabajo documental. La investigación lleva más de un año en marcha y calcula que necesitará unos tres años en total para ofrecer los resultados finales.

«Es un trabajo absolutamente apasionante, tratar de reconstruir la historia a través de las memorias y de las diferentes formas de evidenciarlo», concluye José María Valcuende.