El nuevo director titular de la Orquesta Filarmónica de Málaga, José María Moreno, debutó anoche como primera batuta boquerona en la plaza de toros de La Malagueta, con un concierto extraordinario de la formación, dentro del ciclo benéfico Málaga en el nuevo mundo: ¡Que no pare la música! Estaba previsto que el aforo del coso, de unas 6.000 personas, se redujera a casi 800, pero finalmente las autoridades sanitarias fueron aún más estrictas, y limitaron a 300 espectadores. El ciclo, de dos actuaciones en La Malagueta, fue diseñado para difundir un mensaje de «ilusión» en esta etapa de incertidumbre y dificultades (anoche sonó la Sinfonía del Nuevo Mundo, de Dvorak, toda una declaración de intenciones), pero las restricciones de última hora impuestas por los responsables sanitarios no han levantado precisamente la moral de Moreno y sus músicos, que creen que un espacio al aire libre y el formato de un recital clásico permitía más alegría en los números del aforo.