El sector cultural ha sido uno de los más castigados por la pandemia. ¿Qué diagnóstico hace de la cultura española en estos momentos?

Es un tejido inestable, precario, intermitente y con mucha economía informal. Es necesario dar a conocer la situación de precariedad en el ámbito cultural, que además genera un porcentaje muy alto de beneficios para nuestra economía teniendo en cuenta la cifra irrisoria de inversión en el sector. No llega ni al 0,06% del Producto Interior Bruto, sin embargo, devuelve un 3,2%. Es una prueba evidente de que si se invierte en cultura, vamos a ver también cómo vuelve a las arcas del Estado y cómo repercute económica, además de socialmente.

¿La formación morada ha planteado alguna medida para paliar esta situación?

Sí. Hemos dejado claro que ya se tenía que haber puesto en marcha el Estatuto del Artista, porque es donde se ahorran la mayor parte de los problemas de precariedad que existen en el ámbito de la cultura. Las expresiones y discursos artísticos han sido un agarre muy importante durante el confinamiento. Por tanto, la cultura es un bien de primera necesidad, y tenemos que garantizar el acceso universal a ella.

¿Cree que la cultura es un sector económico esencial?

Creo que es estratégico y que aún no se han llevado a cabo políticas desde el Gobierno en este sentido. Pero tienen que llegar, porque estamos en un momento en el que tenemos que reformular nuestro sistema económico. Hemos visto que es necesario fortalecer nuestra industria y no estar dependiendo de producción externa, y si tenemos claro esto hay que contemplar que dentro de ese modelo económico-estratégico también está el sector cultural. Deberíamos estar caminando hacia una inversión que nos ponga a la altura de nuestros socios, por ejemplo, Francia, así como reconocer la labor productiva y social que tienen quienes hacen posible la cultura, que no solo son los artistas más visibles, sino todas las personas que han hecho posible que un cantante esté subido a un escenario.

Durante la pandemia el sector cultural ha sido bastante olvidado, pero ahora está volviendo a formar parte de las agendas. En Málaga se han celebrado eventos como el Festival del Cine o los Premios Max, que, además, están funcionando como altavoces para todo el sector.

Sí, pero, por ejemplo, si el sector de las compañías de teatro tiene un estupendo altavoz como los Premios Max, pero luego no se están programando actividades a nivel local o autonómico, pues ese altavoz no sirve de nada ya que no les va a dar de comer. Los ayuntamientos podrían pensar que los fondos de las fiestas patronales que no se han celebrado este año pueden ir para programación cultural. La cultura está demostrando que es segura y es importante que le quede claro a todo el mundo que el sector está siguiendo escrupulosamente las normas.

Hoy, por ejemplo, el sector de la cultura en vivo protesta a nivel nacional por la situación límite en la que dice encontrarse.

Apoyamos estas movilizaciones. La cultura en vivo lleva todos estos meses demostrando que es segura y no puede seguir encontrando arbitrariedad a la hora de continuar su actividad. El sector está en alerta roja ante todo esto, y el tejido cultural, en su mayoría, ya sufría la precariedad laboral antes de la pandemia. Urge convertir el Estatuto del Artista (y de la trabajadora de la cultura) en ley.

Cambiando de tema, ¿cuál está siendo el papel de la mujer en la política?

Vemos grandes avances y cambios de paradigmas en los últimos años que tienen rostro de mujer, sobre todo, después del 8 de marzo de 2018. El feminismo como teoría política y espacio de acción y de pensamiento mira desde todos los espacios de exclusión. Ya que históricamente las mujeres hemos estado apartadas del espacio público sabemos lo que es 'estar fuera de', así que estamos mirando desde ahí. El feminismo también es interseccional y reconoce las distintas opresiones y discriminaciones que se dan por cuestiones de género, pero también de identidad de género... Por tanto, ahora mismo quien no vea cuál es el papel del feminismo y de las mujeres en plural no está entendiendo el tiempo en el que vive.

¿Cree entonces que la mujer está cobrando importancia en el ámbito político o todavía queda mucho por hacer?

Insisto en hablar de mujeres en plural. Hay leyes que permiten que se avance, pero nos sigue faltando referentes femeninos que, además, hagan políticas feministas que es lo que creo que necesitamos, y no digo solamente en España.

Vayamos al análisis de la escena política a nivel nacional, ¿cómo está funcionando la coalición Podemos-Izquierda Unida?

Muy bien. Como portavoz adjunta del grupo parlamentario es un gustazo trabajar con compañeros como Enrique Santiago o con Antón Gómez-Reino. Creo que se hace un trabajo muy acompasado en el que siempre se puede debatir los distintos enfoques y hay un entendimiento, por lo que es un placer formar parte de Unidas Podemos.

¿Y qué me dice de la relación con el PSOE?

Creo que está siendo muy transparente. Lo que trasladamos también lo sabe la opinión pública y todos son muy conscientes de la complejidad que tiene un Gobierno de coalición. Por lo tanto, hay que trabajar en consecuencia y que se entienda que es complejo, pero perfectamente viable.

¿Qué se puede esperar de las primarias de Podemos que se celebrarán el año que viene en Málaga?

Yo como asturiana deseo para Málaga lo mismo que deseo para mi ciudad: que sea una oportunidad para que el proyecto pueda seguir consolidándose y abriéndose más a la población. Creo que lo que podemos aprovechar de nuestros procesos internos es que nos sirva para crecer como organización y que, por lo tanto, podamos ser más útiles para la ciudadanía.