Las noches de Berlín, la capital europea de la electrónica, tienen la banda sonora de un malagueño, Carlo. Desde sus fiestas bimensuales en el club de moda Watergate y sus pinchadas en medio mundo (ha compartido cartel con luminarias tan variopintas como Kerri Chandler, Martin Garrix y Steve Aoki), Carlos Álvarez impone su magisterio house, siempre empeñado en buscar aristas y nuevas formas. Acaba de lanzar un nuevo sello discográfico, Aterral, un nombre inequívocamente boquerón que no esconde el deseo de este residente berlinés desde hace una década: volver a su tierra.

«Quería crear una plataforma desde la que pueda editar mis producciones y potenciar nuevos talentos. Elegí este nombre como un pequeño homenaje a Málaga y con la mente puesta en un futuro donde pueda aportar algo a la escena local», asegura Carlo, quien quiere usar el label para la exploración musical, siempre «desde la pasión y el respeto». Desde luego, la primera entrega de la etiqueta, con breaks y líneas ácidas poco habituales en el house sedoso del malagueño, da fe de ello: «Siempre voy buscando nuevas maneras de producción y abordar estilos en los que creo que puedo aportar algo fresco. En definitiva hacer música es como la vida misma, el hecho de hacer siempre una tarea idéntica te acaba aburriendo, aunque he de decir que hay artistas que esta fórmula les funciona».

La Covid-19 y sus consecuencias han desbaratado la usualmente repleta agenda de compromisos como DJ de Carlo. «Ha sido demoledor, el virus ha parado la industria en seco. Todos los clubes han estado cerrados durante mucho tiempo y vamos a ver cómo son capaces de subsistir a medio gas. Para este verano tenía algunos planes muy interesantes como mi primer tour en Australia y varias fechas por Europa que han sido canceladas hasta nueva orden», lamenta. Pero, dice, «no hay mal que por bien no venga»: «Esta pandemia me ha facilitado tener tiempo para hacer mucha música y explorar algunos estilos que nunca antes me había planteado cacharrear. Durante el pico de la crisis hice un álbum completamente diferente a lo que suelo producir que espero vea la luz en el próximo año». Y, claro, este hiato le ha permitido sacar adelanto aventuras como su nuevo sello.

¿Es Aterral el producto de la morriña malagueña de Álvarez? El productor y DJ añora mucho a su familia y a su tierra: «Por una cosa u otra aún no he podido bajar a Málaga desde el pasado diciembre. Esto es lo que se me hace más complicado ahora mismo». Se fue de Málaga hace más de una década porque la falta de atractivo de la escena electrónica boquerona le impedía progresar y él quería aprender de los mejores. Ahora desea reinstalarse entre nosotros, pero la cosa va para largo: «Me encantaría hacerlo en un futuro lejano, pero por ahora mi vida se escribe en alemán».

Y es que la ciudad sigue sin tener una cultura de club sólida. No demasiados saben que aquí, entre nosotros, han nacido y crecido músicos y pinchadiscos (M.E.M.O., Germán Brigante, Juanma Sánchez, Cuartero y Marino Canal, entre otros) que se codean con la auténtica crema internacional de la cabina. «Es normal. Aunque estos nombres suenan a nivel internacional en Málaga aún no existen los números que proporcionen una cultura de club solida para reconocer el trabajo de estos artistas», razona Carlo, quien, eso sí, quiere resaltar el trabajo de promotoras como Métrica, que hacen «una labor fundamental a base de cariño y buen hacer en sus eventos».

¿Podría tener Málaga su propio Berghain, un club icónico, dinamizador de la escena y altavoz de nuestra electrónica? «Berghain va un poco más allá de lo que se puede ver a simple vista, es el resultado de varios movimientos artísticos y sociales en la capital alemana y de una cultura de club muy arraigada, que te permite tener este tipo de locales abiertos con una afluencia masiva cada fin de semana. En Málaga creo que no tenemos algunos de estos factores pero sí otros muchos que se pueden potenciar. Pero tendemos a importar ciertos modelos que funcionan en otros lugares en vez de desarrollar nuestras propias iniciativas; por poner un ejemplo, el Soho: en lugar de estimular este barrio con un nombre local y crear algo único en el mundo, hemos decidido mcdonalizar nuestra ciudad para el turismo y perder esa identidad que nos hace irreemplazables. Simplemente tenemos que trabajar más en el sector de la cultura y distribuir las herramientas necesarias a la juventud que viene. Así que a su pregunta respondo que sí, pero un Berghain a lo malagueño». Ojalá ese «Berghain a lo malagueño» sea realidad más pronto que tarde y con Carlo pinchando en la noche inaugural.