Recuerda que empezó grabando canciones «con un micrófono del Singstar y apoyado en un taburete». Ahora, años después, Adrián Romero es un genieciello del pop inquieto y evocador, lo más cercano que tenemos en nuestra Málaga a Kevin Parker (o sea, Tame Impala). Se hace llamar Nonak, compone, toca y produce todo lo que suena desde su estudio casero y está empezando a hacer olas en la escena indie nacional gracias a sus melodías adictivas y sus texturas mimadas hasta el más pequeño detalle. Y todo gracias a Sin aliento, el primer adelanto de un álbum, su primero en español, que ya muchos esperan con ganas y lupa.

«Siempre he tenido interés desde que descubrí un Casiotone en mi casa cuando era pequeño, pero no fue hasta 2013 ó 2014 cuando me di cuenta de que, bueno, esto de la música realmente es una pasada, ¿qué tendría que hacer para componer canciones? Lo primero fue ahorrar para más instrumentos y a base de tutoriales de YouTube tratar de hacerlos sonar. Fue entonces cuando vi que existía algo llamado armonía y que realmente hacía cosas sin tener ni idea de lo que estaba haciendo. Desde entonces el objetivo ha sido aprender hasta que llegue el día en el que pueda decir: Sé lo que estoy haciendo. Hay progreso pero creo que me queda...», dice Adrián. Empezó subiendo a su Bandcamp piezas ambientales y progresivas, instrumentales, pequeños grandes pasos adelantes para domar el estudio y los instrumentos. «Recuerdo aquello con cariño y un poco de vergüenza ajena. Lo que me choca es pensar que entonces pensaba que lo que hacía estaba muy bien. Hay un efecto, no recuerdo el nombre, pero puedo confirmarlo personalmente: cuanto menos sabes sobre un tema más crees que sabes».

La cuarentena fue decisiva para ese viraje hacia la dirección pop de Sin aliento: «Esas semanas me puse a abrir proyectos antiguos y ver qué había. Creo que conté unas 700 carpetas y probablemente el 99% sin acabar, la mayoría sin voz ya que me daba pánico pensar que alguien me escuchara cantar. Fue un punto de inflexión y decidí que había llegado la hora de quitarse el miedo. No puedo estar más contento en ese sentido».

El malagueño se encarga de absolutamente todo lo que suena en su música. ¿Hablamos de un maniático del control? «Pues no lo sé. Casi siempre he estado en grupos y he disfrutado mucho (actualmente con los maravillosos Lord Malvo). Puede que exista un sentimiento de vanidad cuando pienso que lo puedo hacer yo solo y no depender de nadie. Bueno, de mis padres y de que no me echen de casa», bromea (o quizás no tanto). Nonak continúa esa estirpe de juanpalomos del pop y el rock, de, por ejemplo, Todd Rundgren, Jason Falkner y, sobre todo, Kevin Parker, la gran referencia a la que todos recurrimos para hablar de Sin aliento: «Siempre pensé que Tame Impala era un grupo y en un viaje a París en 2014 me enteré de que Kevin no sólo era el cantante y guitarrista, sino que ¡era todo! Fue en la época en la que más vivía su música y soñaba con algún día ser capaz de algo así. El simple hecho de que alguien destaque alguna similitud entre él y yo significa que puedo estar muy contento con la trayectoria que llevo. Ojalá visitar a mi yo de entonces y chocarle los cinco muy fuerte».

Adrián se define como «criado espiritualmente en los sesenta». Se nota en sus canciones: «En mi casa siempre ha habido dos facciones musicales: mi madre y su colección de los 80-90 y mi padre anclado en los 60-70. Hoy en día disfruto de las dos por igual, aunque de pequeño me llamaba mucho la atención no sólo la música de los 60 sino también la forma de vestir, de actuar, etc. Un día mi padre se compró el DVD de Woodstock y lo vimos en la tele. Recuerdo ver el concierto de Santana y pensar: Qué bien se lo pasa esta gente».

Ahora todos esperamos el disco que incluirá Sin aliento. ¿Y cómo será? Preguntarle a su responsable tampoco no nos saca de demasiadas dudas: «Ni yo lo sé, es decir, musicalmente soy un poco veleta y tiendo a grabar según me encuentro en ese momento y con las herramientas e instrumentos que me apetecen. El resultado: poca consistencia en cuanto a estilo musical y estructura. Lo que sí está claro es que le pongo todas mis ganas y sentimientos a cada una de las canciones. Espero que con eso baste». Bastará, Adrián.