Hablemos de 'La bruma verde'. Planeta lo define como un «thriller ecológico».

O ecothriller que es aún más sofisticado. La novela tiene una parte de recorrido vertiginoso y de asesinatos y otra serie de cosas por lo que podría decirse que es un thriller pero yo la catalogaría de aventura donde el componente ecológico está muy presente en la trama.

¿Cómo se gesta el libro?

Hace tres años conocí a una persona que estaba trabajando en el Congo y me contó su aventura, sus problemas y sus frustraciones. Al escucharla, se me revolvieron las tripas en el sentido de que ahí había una historia preciosa que contar. Empecé a leer sobre la situación actual del Congo y, cuando lo tuve claro, escribí esta historia que es muy bonita pero también muy dura. Un relato que genera contradicciones porque hablamos de unos de los paraísos más hermosos de la tierra pero, a la vez, un lugar violento y corrupto.

Pasan los siglos y, lamentablemente, África sigue siendo explotada.

Explotada por occidente en general porque antes era Europa quién se aprovechaba y ahora es China, Rusia, Estados Unidos, Canadá y otros países los que la están expoliando. Yo lo que conozco es el Congo y mi conclusión es que su pecado es que es muy grande y el gobierno no llega a casi nada ya que la mayor parte del territorio es selva y no se puede acceder y, a lo mucho que no llegan, llegan las mafias de los mineros, los milicianos, los matones o empresas sin escrúpulos y se establecen allí. Es una barbaridad...

¿Qué buscaba con esta historia?

Que la gente haga la maleta conmigo y durante los días que lea el libro, tenga una experiencia sensorial muy potente ya que va a respirar y oler selva, ver cómo se mueve un clan de chimpancés y luego están los personajes que tienen unas vidas muy potentes y unas personalidades muy adictivas.

La novela conciencia antes que denuncia.

Desde luego que sí. En esta novela hay varias visiones; una de ellas es la occidental, la clásica, de la que he intentado huir. El personaje principal es africano, y eso es novedoso, y el otro personaje es el de una mujer española con éxito, hecha a sí misma con todo lo que lleva detrás de sacrificio brutal y de tener que demostrar mucho más que los demás, pero que llega a un país como ese y empieza a preguntarse que está pasando allí y quiere buscar soluciones.

Usted vendió miles de libros y alcanzó la popularidad con El sanador de caballos, ¿qué cree que le aportará ahora el ganar el Premio Fernando Lara?

Te cuento primero por qué me presenté. Esta novela se sale mucho de mi registro habitual y cuando la terminé me daba un poco de pavor. Le planteé a mi editora que me gustaría presentarla a un premio porque veía que, de ganar, se abriría mucho más la posibilidad de tener lectores que no son los que podíamos decir míos. Y ese fue el motivo. Si no hubiera ganado, seguramente, también lo hubiera editado la editorial pero bueno... un buen día me llamó Fernando Delgado y me dio la gran noticia de que por unanimidad el jurado me daba el premio.

Le debe de reconfortar saber que, en este nuevo registro, también conquista al lector..

Desde luego que sí. Soy un recién llegado y la verdad es que no me puedo quejar porque soy veterinario y publiqué con 58 años. Es verdad que un reconocimiento de este estilo viene a ser un espaldarazo a la decisión de embarcarte en las letras. Pero en un año como este no se saborea igual porque está siendo un año horroroso para todos y me siento un poco raro sintiéndome alegre.