La malagueña María Peláe, la Lola Flores del siglo XXI -como ya se la conoce-, presentó en septiembre su nuevo single, La confesión, que llegaba después de su éxito La niña (más de un 1,5 millones de visualizaciones en YouTube), que aúna perfectamente el sonido más actual y la esencia flamenca con su ya reconocible pregón (una forma de rap), que narra una historia muy divertida.

María desde niña se quedó deslumbrada por tres mujeres -además de su progenitora- que han guiado su carrera, y a las que tomó como referencia: Lola Flores, Rocío Jurado y Celia Cruz. De madre bailaora y bisabuela cantaora, lleva dando guerra desde hace más 12 años. Estaba llamada a seguir la tradición del arte. Iba para médica cuando se subió a un escenario por casualidad, y esto hizo que cambiara el fonendoscopio por el trabajo social, primero, y después por la antropología, muy presentes en sus letras.

Su versatilidad la ha llevado a trabajar en espectáculos de diferente índole, como actriz y como cantante. También se ha labrado un hueco importante como compositora: suyos son dos temas finalistas para representar a España en Eurovisión (Arde, interpretado por Aitana, y Nadie se salva, a cargo de Miki Núñez y Natalia Lancuza).

En 2016 sacó su primer disco de estudio, Hipocondría, y tres años más tarde Maria Peláe comenzó un nuevo proyecto completamente innovador, llevando a un sonido actual su esencia más pura. Igual canta una copla que un fandango, o que entona ritmos urbanos. Con el concierto de mañana en el horizonte, María Peláe nos confiesa sus pecados, reales e imaginarios.

Su música combina lo folclórico con los ritmos urbanos, y por ello muchos la consideran la Lola Flores moderna. ¿Se lo toma como un elogio? ¿Qué representa para usted La Faraona?

Es algo que me da mucho respeto, y, como siempre digo, ¡Lola Flores siempre será moderna! Es evidente que me he nutrido de ella. Mi admiración y amor a ella lo heredé de mi abuela y perdura hasta el día de hoy.

¿Hubo otras mujeres que marcaran su camino y sus canciones, y a las que tomó como referencia?

Muchas, empezando por mi madre y siguiendo por Lola, Celia Cruz y Martirio.

El coronavirus le ha pillado en su mayor momento de popularidad. ¿Cómo lo lleva? ¿Cómo le ha ido en lo de volver a subirse a un escenario después del parón de la pandemia?

Nunca es buen momento para que ocurran estos imprevistos; quien más quien menos, a todo el mundo le ha afectado esta situación. Yo tiendo a llevármelo al lado bueno y a aprender de cada cosa. Por ejemplo, volver a cantar en directo ha sido todo un privilegio y una alegría, y creo que así también lo está percibiendo el público.

En La confesión se mete en la piel de una señora a la que «ni le gusta su trabajo, ni le gusta su marido ni nada», y se va a confesar con el párroco. ¿De qué pecados se confiesa María?

¡Yo soy muy santa! Como la señora de la canción, lo que traiciona es la cabeza. Por suerte ahora mismo sí me encuentro con quien y como quiero, pero es cierto que en otros momentos de mi vida he estado más en mi mente que en mi cuerpo.

En La niña funde el sonido más actual y la esencia más flamenca, haciendo uso de su ya reconocible 'pregón' para contarnos una historia muy divertida. ¿Le va lo de mezclar la crítica y el análisis de la actualidad a través del humor? ¿Es el humor una buena herramienta para luchar contra los estereotipos? ¿De dónde ha sacado el 'pregón'?

Creo que la ironía y el sarcasmo son una manera de decir cuatro verdades con arte y respeto y que sea más complicado que alguien se ofenda, porque va con cariño y gracia. Y es lo que pretendo a la hora de introducir estas pinceladas en las canciones. Todo ello pregonao, ¡porque a la hora de escribir es cierto que las letras ya me salen en esa métrica! Me he criado escuchando esas maneras y después salió solo.

Como compositora, ha sido autora de dos temas finalistas a representar a España en Eurovisión: Arde y Nadie se salva. ¿Cuáles son los principales ingredientes de sus canciones?

Siempre digo que, ya que te van a escuchar, di algo. Y creo que justo ese es el ingrediente principal.

¿Le gustaría ir a Eurovisión? ¿Cuál ha sido la canción ganadora que más le ha llenado?

Le tengo tanto respeto al concurso que no sé si me vería preparada. Adoro a Conchita Wurst.

Con una tatarabuela que era cantaora en el Café de Chinitas, de casta le venía al galgo. ¿Recuerda sus primeros pinitos en el mundo del arte?

Cómo olvidar ese primer concierto hace ya 12 años... ¡Me podía la vergüenza! Y no levanté la cabeza de la guitarra hasta la última canción, pero ese gusanillo que sentí ya no lo podía callar. ¡Y aquí seguimos!

Muchos recuerdan los divertidos vídeos que se grabó durante el estado de alarma. ¿Qué le empujaba a hacerlos, a salir al balcón? ¿Cuánto de actriz y cuánto de cantante hay en María Peláe?

Me empujaba a hacerlos las ganas de divertirme y de, aún estando en casa, crear show. Me encanta el espectáculo, y si hay pocos recursos, ¡más me gusta el reto! La parte de actriz es la que completa el círculo en los conciertos.

Con Alba Reig, de Sweet California, cantó No me mires así, escrito y lanzado durante el confinamiento. ¿Resultó catártico cantarla?

Fue algo que nos apetecía mucho hacer, y tiramos de ingenio para, en medio de todo esto, poder sacarlo. Lo produjo Alba, lo compusimos ambas y se grabó en casa. Me lo guiso, me lo como.

¿Le va lo de reivindicar la diversidad en todos los aspectos, y en la música sobre todo?

¡Por supuesto! Si dejáramos libres las cabezas, nos costaría menos volar y se nos aflojarían los tendones de la pena. La sonrisa saldría sola.

¿Cuándo decidió apostarlo todo por la música? ¿Cómo fue ese paso? ¿Ha encontrado ya el punto exacto en el que pueda expresarse tal y como le sale?

He estado muchos años compaginando la música con Trabajo Social y Antropología, que son las carreras que hice. Finalmente aposté todo al arte y, por suerte, puedo decir que yo siempre he podido hacer lo que me ha salido del corazón, y cuando se me ha intentado malear he salido corriendo.

Hipocondría es su primer disco de estudio. ¿Qué significa para usted? ¿Se ha quedado muy atrás, por el cambio de sonido?

Son facetas diferentes de mí misma, pero Hipocondría y el espectáculo que hago ahora tienen mucho que ver. De hecho, hoy día en los conciertos sigo cantando alguno de los temas de este disco, aunque con otra producción, como es el caso de Si se achucha, entra.

¿Cuál es la canción con la que más se emociona encima de un escenario a la hora de cantarla?

Dolorías y Soy son con las que más me emociono, ¡pero con La confesión lo gozo muchísimo!

Dice que un remix viral del clásico trabalenguas de Lola Flores Cómo me las maravillaría yo con Residente y Rosalía le dio la clave. ¿Qué sucedió para que le diera esa vuelco?

El remix de Maravillaría y Residente venía haciéndolo por tanguillos desde hace tiempo con mi guitarra. Alba Reig lo produjo con todo el gusto y flow y salió este potaje que tantas alegrías nos está dando.

Revela en sus redes sociales que «compone, canta y marca los números de teléfono por bulerías». ¿Cómo lo hace?

Con compás y alegría [Ríe].

Y los puristas del flamenco, ¿qué opinan de todo esto? ¿Tiene en cuenta sus comentarios?

Los puristas son esenciales, igual que una flecha que te indique y guíe. Una vez sepas la guía, exprésate como quieras y sientas. Pero si esto o lo otro no es una soleá, no lo es, y punto. Lo mismo te has basado en una soleá o has mamado mucha bulería; tu fuente está ahí, pero los puristas te recuerdan lo que es y lo que no es. Yo siempre lo digo, soy flamenca, no cantaora.

¿Por qué decidió quitar la zeta de su apellido? ¿Considera que así suena más flamenco?

Primero porque me cuesta mucho decirla [Ríe] y después por diferenciarme de una nadadora de Málaga que se llama igual. Así surgió esta abreviación.

Ironías de la vida: ahora que había dado el salto al show bailongo, le sientan a la gente. ¿Cuántos son sobre el escenario?

Somos unos cuatro músicos, DJ, batería y guitarra. ¡Y sí! [Ríe], ahora la gente está sentada en los conciertos, ¡pero están creando unos bailes muy bonitos! Y por mi parte, en el escenario, ¡a darlo todo y más!

¿Cómo hace para quitarse de en medio a los haters?

Mando capturas de pantalla de los mensajes feos a un grupo de WhatsApp donde mi hermana y amigas frivolizan y le dan el toque cómico a la cosa. Así se me pasa el mal rato si ha sido algo dañino. Y normalmente no suelo contestar, y si lo hago es con guasa y quitando hierro.