El cinco de diciembre, el Teatro Cervantes estrena la obra de Perfectos Desconocidos, de Daniel Guzmán, una versión teatralizada de la película de Álex de la Iglesia, donde participa Olivia Molina. Por ello este periódico ha hablado con la actriz sobre la vuelta a los escenarios y la cultura en pandemia.

Tras este parón ¿cómo ha sido la vuelta a los teatros con la obra de Perfectos Desconocidos?

Ha sido muy emocionante. Volvimos en septiembre, en Valencia en el Teatro Olympia, y la primera función fue sobrecogedora, porque no sabíamos si podíamos. Y hacerlo con todo lo que ha pasado, con una transformación tan grande, con nuevos protocolos..., lo vivimos con mucha gratitud. El público siempre llena los teatros aunque el aforo sea muy limitado y estamos agradecidos de poder hacer nuestro trabajo.

Y volver con todas esas medidas, imagino que será extraño.

Al principio era raro y a la vez de sentido común, necesario para sentirte seguro. Además se ha respetado mucho, de hecho no ha habido ningún brote ni en conciertos ni en teatros. El gremio ha mostrado un gran respeto y seriedad. Todo esto ha repercutido en que hay ganas de volver a los teatros, de compartir y seguir escuchando historias. Para contrarrestar todas las sensaciones de miedo.

La situación de la pandemia deja en un lugar aún más vulnerable a la cultura.

Sí, ha sido un golpe muy fuerte para el sector cultura, pero ha reaccionado con mucha fuerza y de una manera implacable, al defender los intereses de las más de 700.000 familias que vivimos de esto. La cultura es segura y necesaria, lo hemos visto en pandemia, porque todos nos hemos refugiado en ella. Esa necesidad aumenta más en momentos como estos. La cultura es un espejo para pensar, tenemos que defenderlo como identidad de nuestro país y de cada uno.

A nivel personal, ¿cómo le afectó la crisis sanitaria?

Para mi fue un shock muy grande, tuve etapas. Me costó reaccionar, me costaba creerlo y también sentimientos muy duales: a veces muy triste y pesimista, otras muy alegre y fuerte. Me asustó a nivel familiar como a tantas otras familias. Nosotros no podemos teletrabajar y no tener la certeza de cuándo íbamos a volver a hacerlo nos hacía sentirnos vulnerables. Pero me ha hecho más consciente y agradecida de lo que tengo.

La obra de Perfectos Desconocidos, ¿qué ha supuesto para usted a nivel profesional?

Llevo dos años con esta función, empezamos en Madrid, con varias giras y yo me fui a rodar La Valla, pero volví porque es una función que me ha dado muchísimas alegrías. El teatro siempre me ha apasionado y tener un contacto con el escenario durante tanto tiempo es muy gustoso, me ha regalado momentos increíbles sobre las tablas con los actores y ha hecho que juntos podamos crear un equipo muy sólido. Es una función que me ha dado muchas alegrías.

Durante la obra realizan acciones cotidianas de una cena, que conlleva unos riesgos...

Nos ha pasado de todo, porque comemos, cortamos pan, recogemos cosas y, por supuesto, se nos han caído cosas. Yo me he tragado moscas que había en un vaso, ha habido cortes de cinco puntos, atragantamientos un montón, te muerdes… Comer en escena es una trampa mortal. La obra permite ciertos grados de improvisación y por eso cuando vemos un apuro, podemos cubrirlos.

'La Valla', es una serie cuya trama ha sido un poco premonitoria, ¿ fue duro rodarlo?

Ha sido muy fuerte, la rodamos un año antes de la pandemia. Recuerdo que propusieron que los figurantes rodaran con mascarillas, pero nos pareció demasiado ciencia ficción. Pero, tras un año estamos todos así, la realidad nos ha sobrepasado.

¿Cómo es trabajar con su madre?

Es un regalo, es como estar en casa porque tenemos mucha confianza. Lo disfruto muchísimo porque tiene un lado precioso, que es poder conocernos fuera de los roles de madre e hija y nos ha enriquecido mucho la relación.

Hace un par de días se anunció que recibiría el Goya de Honor 2021, ¿cómo lo han recibido en casa?

Con mucho orgullo y mucha paz . Es que tenía que ser así, he notado que toda la profesión lo ha recibido con mucha alegría, es muy merecido. Ella está muy contenta y volver a recogerlo en Málaga, nuestra tierra, es muy especial.