Treinta años de oficio avalan a Javier Ruibal, uno de los músicos más creativos y diferente de su cultura y generación. Autodidacta y heterodoxo, el de El Puerto de Santa María ha sido reconocido con el Premio Goya -de la película del mismo nombre- y, en 2017, recibió el Premio Nacional de las Músicas Actuales. Su obra, con esa inimitable fusión de flamenco, jazz, blues, melodías magrebíes y ecos clásicos, fue y es inspiradora para unos cuantos artistas de su tierra -en la prensa inglesa citan a Radio Tarifa-, pero Ruibal fue, en cierto sentido, un maestro siempre menos visible que sus epígonos.

Ahora, el cantante y guitarrista portuense se redescubre en Ruibal, salido de los meses más duros del confinamiento de marzo a mayo. Con formato de libro-disco, celebra su álbum número trece con trece canciones, doce de ellas inéditas, más Intemperie. Además, acompañan a las canciones otros tantos relatos inéditos -uno por cada canción- y trece acuarelas originales. Ruibal muestra así su deseo de devolver al disco el valor emocional que siempre tuvo. Desde su heterodoxia de compositor andaluz y universal, como ya es tradición en sus obras, logra de nuevo espacios de encuentro entre todas las músicas, incluido el chotis o las bulerías, que tiene su culminación en dos centelleantes canciones, dos reflexiones sobre el aislamiento que hemos sufrido mientras internet nos ha salvado: Amor en la red y Baile de máscaras. Todo un bálsamo sanador.

Ruibal se presenta en gira con un espectáculo-concierto basado en el libro-disco homónimo. Es una reflexión sonora y visual sobre las inquietudes más íntimas del ser humano que podrá disfrutarse hoy en el Teatro Cervantes.

¿Qué es Ruibal? ¿Cuál era la intención de sacar un disco libro en estos tiempos que corren?

Es la síntesis de lo compuesto en el confinamiento. He tenido mucho tiempo en soledad y, por suerte, me pude concentrar y dedicar a tiempo completo. Compuse tres canciones más, y una para la próxima película de Imanol Uribe, que, como es natural, no aparece en el disco. La que sí aparece es Intemperie, que mereció el Goya 2020 y me llenó de alegría y cierto orgullo. Aquí ahora aparece en mi versión.

Me pregunto cómo fuiste capaz de ponerte a componer con la que estaba cayendo.

Los primeros días fueron horribles, y estaba muy desmoralizado. Después no sé de dónde salió este arrebato, y aquí está el resultado.

¿Crees que las canciones reflejan una evolución notable con respecto a discos anteriores?

Son diferentes en temáticas y en propuestas melódicas. Siguen sonando a mí, pero estas canciones encierran un misterio que aún no he descifrado. Yo soy el más sorprendido. Espero que al publico les sorprendan agradablemente. Crucemos los dedos.

¿Cómo surgió la idea de acompañar las canciones con relatos y acuarelas?

Pues por la cantidad de tiempo disponible y por un viejo deseo de escribir relatos relacionados con las canciones. Viejo deseo que, con la advertencia de este azote imprevisible y la edad que ya tiene uno, se volvieron algo inaplazable. La acuarelas son obras originales de Sonia Alonso pintadas para cada canción.

En el disco hay alusiones a la pandemia. No debe ser fácil ironizar sobre todo ello con tanta elegancia...

En eso también he experimentado un cambio. He arriesgado más que en otras ocasiones, y sobre todo me ha brotado un talante decidido, lejos de plantearme el qué dirán o qué pensarán los demás..., y poniendo ahí todo lo que sentía y creía necesario. En lo tocante a la ironía, he tenido la sensación de que el maestro Krahe me acompañaba y animaba todo el tiempo.

Durante el confinamiento fuiste de los primeros artistas que subió música en directo a las redes sociales. ¿Qué percibes ahora en las redes?

Lo hice por acompañar y dejarme acompañar. Mucho silencio durante muchos días; estaba solo en mi casa de Madrid. La cabeza se pone a dar unas vueltas poco deseables, y el hecho de comprometerme a cantar en streaming daba a mis días el mismo estímulo que los conciertos en vivo. De la red opino que ha sido nuestra tabla de salvación, al margen de que piense, como es lógico, que hay ahí mucho manejo tendencioso y mucha manipulación. También he aprendido un poco a cómo indagar y buscar verdaderas noticias y no caer en el farragoso lodazal de las fake news.

¿Qué pasaba por tu cabeza cuando escribiste Sólo la dosis hace el veneno?

Pues, como te decía, el influjo Krahe me animó a escribirla. Sé que es delicado hablar del suicidio, por eso no hablé de suicidas recientes, sino de aquellos que pertenecen a la literatura o bien están muy distantes en el tiempo. Pero también quería incidir sobre el hecho de que nuestras propias obsesiones también son un veneno peligroso. Eso sí, creo que solo se puede hacer en registro humorístico entre el flamenco y el carnaval. Eso alivia mucho.

Además decides sacarlo en un disco-libro. ¿Es por darte el gusto o también hay alguna estrategia cara al mercado?

La estrategia es más sentimental que de otra índole. Siempre veneraba los discos, y elegía solo a los artistas de mi predilección. Un disco es mucho más que un objeto, es un lazo de unión entre un artista y su público. Pensé que nadar a contracorriente y hacer un disco-libro no dejaba de tener su elegancia y una impronta de cierta chulería frente al sistema de consumo brutal y el binomio usar y tirar, que tan flaco favor hacen a la música y a la cultura en general.

La participación de tus hijos es más determinante que nunca. ¿Cambiaste, o te viste obligado a hacerlo, tu discográfica por la empresa familiar? ¿Eres

Soy independiente desde hace más de doce años. Mis discos se han publicado al margen de los canales comerciales al uso. Defiendo mi creación a capa y espada, y la única manera es hacerlo sin rendir ni cuentas ni pleitesía a ningún organigrama en el que rija la comercialización, y el objetivo sea vender. No me interesa, ni me seduce, y además me da grima pensar en términos que no sean estrictamente artísticos. No pierdo ni un segundo de mi vida en eso. Y en mi empresa, Lo Suyo Producciones, graban mis hijos y colaboramos con un buen puñado de otros hermosos artistas para que puedan llevar a cabo sus registros sin obtener de ello ni un solo céntimo.

Astronomía o Física cuántica son dos títulos de canciones que parecen más propias de Jorge Drexler. ¿Te ha inspirado en algo?

Admiro a Drexler, y evidentemente esas temáticas están más cerca de sus modos que de los míos, pero en esta ocasión cayeron las ideas de no sé qué limbo y me puse a trabajarlas. En cuanto las tuve escritas se las canté con gran regocijo por su parte. He de decir en mi defensa que miré y remiré mucho el no usar un solo verso, idea o metáfora que él ya hubiera escrito. Y sí, Jorge siempre me inspira mucho más que admiración, siento por su arte una predilección absoluta desde el primer momento en que se vino a España. Le quiero tanto como que lo cito en dos canciones de este disco. A Krahe también en dos ocasiones. Mis amigos merecen eso y mucho más.

Yo soy africano parece reivindicar nuestra raíz africana. ¿Hay entonces mucho viaje en tus canciones?

La música es para mí un viaje permanente, a los lugares físicos y sus sonoridades, como a los de la imaginación y la fábula. En Yo soy africano reivindico la mezcla de razas e identidades. Venimos de África, y eso merece señalarse y respetarse. Un albino noruego lleva a un africano dentro. Y eso es lo que hay. Ya debería este mundo racista y xenófobo tomar cartas en el asunto e intentar devolver en lo posible la dignidad y el respeto a todos los pueblos de África. Ya lo robado y expoliado no va a ser posible. Una vergüenza más para los países colonialistas.

¿Qué te sugieren las imágenes de los refugiados hacinados en un puerto canario?

Vergüenza y rebeldía. Dolor e indignación. Me repugna que gobiernos que se autoproclaman 'progresistas' se comporten de manera tan cínica y despreciable.

¿Has cambiado El Puerto por Madrid? ¿Lo de Paraísos mejores venía por ahí? ¿Echas de menos la luz de Cádiz?

No venía por ahí, pero cambié gustosamente El Puerto por Madrid de la misma manera que ahora he hecho el traslado inverso. Me siento de todas partes, pero Madrid es acogedora y amable. ¿Por qué no vivirla una temporada?

Nunca te has declarado como flamenco.

Me merece mucho respeto el flamenco, y los flamencos que lo son de verdad. Prefiero no provocar confusiones, ya que ha habido mucha etiqueta oportunista para llamar flamenco a lo que no pasa de ser una rumbita. Eso no quiere decir que yo sepa, y bien que lo sé, que mi música es bastante arrimada al flamenco. No se es flamenco con solo decirlo. Amo el flamenco y exijo para él todo el respeto que se le debe.

Hasta ahora no te habías atrevido a escribir un libro de poemas. ¿Por qué has tardado tanto?

Pues por lo mismo que hablaba del flamenco. Conozco mucha poesía y muy buena. Entre los mejores poetas de mi generación cuento con muy buenos amigos. Se entiende que el pudor y el respeto me han podido hasta ahora. Creo que por fin he alcanzado el nivel imprescindible para no ser un metepatas ni un intruso, y por eso Coraza de barro? se llama así, por el frágil escudo en que me envuelvo al escribir un poema.

¿Hay algún tema de este disco que haya supuesto más esfuerzo que otros?

En general han fluido de una manera imprevista para mí, que suelo tardar mucho en escribir. Pero especialmente me gusta 'Sala de ausentes' por la metáfora que encierra: quiénes son los locos y quiénes los cuerdos. Me gusta mucho, y si la hubiera compuesto otro, me encantaría también.

¿Cómo está resultando lo de preparar una gira en estos tiempos tan sombríos y restrictivos? ¿Hay proyectos musicales, conciertos?

Vienen conmigo mis hijos. Encaramos este tiempo como los viejos actores de aquella película de Fernán Gómez, ?El viaje a ninguna parte. A Lucía, bailaora, a Javi, percusionista y productor, y a mí, nos mueve la vocación y nos damos cariño y complicidad en escena y abajo del escenario. Movemos una escenografía mínima con un forillo pintado a la vieja usanza y unas candilejas trasnochadas, pero que nos ponen la piel de gallina cada vez que se alza el telón. Esto pasará, sin duda ninguna, y volveremos a intentar que lo que venga se parezca todo lo posible a lo que fue. Somos artistas entretenedores y amamos este oficio, así que aguantaremos el temporal y saldremos airosos. No tengo la menor duda. De trabajo, de momento, estamos bastante bien.