En medio de una tremenda crisis y con el cierre de multitud de espacios, la Cultura ha buscado novedosas vías de supervivencia que la han convertido en la tabla de salvación para muchos en una época en la que la vida social se ha reducido al mínimo y ha aumentado el consumo de series, música, cine o arte, eso sí, todo desde casa.

Música desde el salón

Los conciertos de Isabel Pantoja y Camela en el Wizink Center de Madrid los días 6 y 7 de marzo, con aforos de en torno a 10.000 personas, fueron los últimos multitudinarios celebrados este año en España.

Los músicos fueron los primeros en volcarse con el público frente al desánimo y, sin cobrar, se implicaron en ciclos musicales con conexiones "online" desde los salones de sus casas. Las condiciones técnicas eran muy pobres, pero lo que primaba entonces era el gesto.

A medida que el encierro se mantenía, fueron ellos los que tuvieron que pedir auxilio. Fue un verano sin grandes festivales y, cuando el Gobierno abrió la mano, los pocos conciertos celebrados cambiaron su fisonomía: menor aforo y todo el público sentado y con mascarilla.

Cobró fuerza un nuevo formato, el concierto de pago en 'streaming', una opción aparentemente rentable de momento solo para los más grandes, con audiencias mundiales. Se estima, por ejemplo, que BTS recaudó más de 36 millones de euros en octubre con más de 100 millones de espectadores en sus dos conciertos "online".

Con la mayoría de los tablaos de flamenco aún cerrados tras 9 meses de pandemia, a la ópera no le esperaba un panorama mejor. La Metropolitan de Nueva York rehusó abrir sus puertas y solo algunos espacios internacionales como el Teatro Real de Madrid se atrevieron a hacerlo, con un 66 por ciento de su aforo.

Se estima que, cuando se cumpla un año de parón, el sector de la música en vivo en España podría haber perdido 1.200 millones de euros. Ningún otro espectáculo ha vuelto a acercarse a las cifras de marzo, aunque la cita en vivo de este sábado de Raphael ante 5.000 personas en Madrid alienta la esperanza.

Pocos estrenos de cine

Las salas de cine cierran el año con una caída de ingresos superior al 70% y un futuro incierto. La pandemia ha acelerado la crisis del modelo que hasta ahora les garantizaba una ventana de exhibición exclusiva y ha beneficiado a las plataformas, cuyo consumo se ha disparado.

Las grandes distribuidoras que copan el mercado -más del 70% del cine que se ve en España viene de Estados Unidos- comenzaron retirando del calendario de salas los estrenos más esperados, con pocas excepciones, como 'Tenet' o la inminente 'Wonder Woman 1984'.

Y en muchos casos (Disney fue la primera y Warner ha sido la última en subirse al carro), optando por el estreno simultáneo o exclusivo en plataformas.

El cine español no se libra de la crisis, aunque sale relativamente bien parado gracias a los buenos resultados de estrenos como el de Santiago Segura, 'Padre no hay más que uno 2', que ha recaudado casi 13 millones de euros y ha sido vista por 2,3 millones de espectadores.

En conjunto, y a falta del cierre definitivo del año, el cine español ha recaudado más de 40 millones de euros, frente a los 94 millones de 2019, es decir, la caída es superior al 50%.

Reina la televisión

La televisión y las plataformas han sabido aprovechar el aumento del consumo por la permanencia en los hogares y han creado proyectos nuevos, que se han unido a un sinfín de estrenos de series y programas de entretenimiento.

En pleno confinamiento y valiéndose de sus propios medios, actores y directores españoles crearon y contaron originales historias desde sus casas como 'Diarios de la cuarentena' (RTVE), 'En casa' (HBO) o 'Relatos con-fin-a-dos' (Amazon Prime Video).

Junto a ellos, actrices como Irene Escolar y Bárbara Lennie han apostado por convertir proyectos teatrales que no podían ver la luz dado el contexto pandémico en ficciones como la serie 'Escenario 0' (HBO).

Una propuesta que Antonio Banderas y María Casado también han hecho realidad a través de su 'Escena en Blanco & Negro' (Amazon) dando espacio a la música en directo sobre las tablas de un teatro.

Museos virtuales

Los museos y las salas de arte se han quitado el polvo de encima en este 2020. El coronavirus les ha obligado a actualizarse y a volcarse en internet. Todos los museos han incrementado sus programas de visitas virtuales y otras iniciativas más innovadoras.

El Museo Thyssen-Bornemisza, por ejemplo, ha abierto su propio museo en 'Animal Crossing', uno de los videojuegos de simulación con más seguidores del mundo y organizan visitas privadas virtuales.

Las cifras de visitantes de los principales museos españoles se han desplomado este año un 80 por ciento y acumulan pérdidas millonarias, solo el Prado calcula pérdidas de 20 millones de euros este año.

Las ferias de arte han tenido menos suerte, salvo ARCO que se salvó por días del confinamiento, todas han cancelado en pleno. Para salvar el año, abrieron sus puertas en internet con la posibilidad de comprar obras de arte a un solo clic.

Las nuevas pasarelas

A pesar del cierre de muchos negocios y la cancelación de desfiles y ferias, en 2020 la moda se ha reinventado.

Bien es cierto que su cuenta de resultados está en rojo, pero ha salido airosa introduciendo nuevas fórmulas narrativas y, sobre todo, transmitiendo un nuevo ritmo de consumo más pausado y responsable, centrado en la calidad, la sostenibilidad y las compras con responsabilidad.

Este año, la red social TikTok ha supuesto un antes y un después en los desfiles de moda, un reto que ha obligado a la industria de la moda a agudizar el ingenio y presentar las colecciones con atractivos 'fashion films' o espectáculos multidisciplinares con los que captar la atención.

Con la covid-19, los desfiles han sido más democráticos y también más interactivos, gracias a que TikTok ha ofrecido la posibilidad de descubrir las nuevas colecciones en tiempo real y como si se estuviera en la primera fila.

El teatro se adapta

Las artes escénicas han demostrado que son un espacio seguro donde poder vivir y sentir la cultura, incluso con aforos reducidos.

El cierre de fronteras en toda Europa ha impedido que las compañías pudieran viajar como estaba previsto y continuar con un calendario de giras que se ha visto alterado, pero a pesar de los contratiempos, bailarines e intérpretes han sabido reinventarse desde sus casas con actuaciones en solitario que, sin embargo, eran seguidas por miles de usuarios en las redes sociales.

El talento creativo no pisó el freno en ningún momento. Nuevos espectáculos han visto la luz después de horas de reunión a través de plataformas como Zoom, donde directores y guionistas dibujaban un argumento que luego los actores ensayaban 'online' antes de subirse a un escenario.

Con la reapertura limitada y la "nueva normalidad", las artes escénicas han sacado músculo, han hecho de la necesidad y el esfuerzo su bandera para salir a flote, aunque en algunos ámbitos como el flamenco, especialmente vinculado al turismo, el repiquetear de los tacones se convierta en clamor para recibir unas ayudas que no llegan.

Gastronomía a domicilio

Tanto los restaurantes, afectados por restricciones de horario y de aforo en el mejor de los casos o por cierres totales, como los productores que no podían dar salida a un género de calidad que normalmente consume la hostelería, han tenido que reinventarse.

La comida a domicilio, tanto para recoger como para llevar, ha vivido una eclosión nunca vista, e incluso grandes nombres de la alta cocina se han estrenado en un servicio en el que hasta este 2020 dominaba la mediocridad.

A través de plataformas propias o de las habituales de este canal, han llevado sus platos incluso fuera de sus ciudades, con elaboraciones que el comensal puede terminar en casa, y también han ido directamente a cocinar a los domicilios.

Los pequeños productores que les surten también han echado mano de la relación directa con el cliente, haciendo llegar sus envíos directamente a los hogares de los españoles, ofreciéndoles una despensa habitualmente fuera de su alcance.

Mucha lectura, pocas ferias

Tras el parón en las ventas y en la salida de novedades editoriales durante el confinamiento por el cierre de las librerías, el sector de la literatura retomó su actividad, aunque sin las citas principales de esta industria, como las ferias de libros, que han pasado al mundo virtual por el momento.

El año acaba con una menor pérdida en ventas de lo que preveía el sector, pero las pequeñas y medianas librerías españolas han decidido unirse en una plataforma para la venta online de sus libros, todostuslibros.com, con más de un millón de títulos disponibles y en la que tratan de trasladar la relación directa y de confianza con el lector/comprador en sus establecimientos también a internet.