Una alegría poder presentar la obra de teatro en estos difíciles momentos.

Manuel Velasco: Hemos trabajado mucho en esta función, es la obra en la que más hemos trabajado, nos pilló la pandemia y tuvimos mucho tiempo para escribir el texto, para leerlo, aprenderlo y ensayarlo. Han sido casi nueve meses preparando esta función.

Concha Velasco: Manuel tiene razón. Es una obra hecha con mucho cariño. Queremos que el público venga a vernos y que se pase ese miedo que hay, en el teatro no pasa nada. El teatro es en sitio en el que se puede estar seguro, La Habitación de María es una obra llena de humor de cultura. Se habla mucho de cultura en la obra. La cultura no es una cosa súper seria, lo que no se puede hacer es reírse de la gente pero también se puede hacer reír.

Estrenó la obra en octubre, en el Teatro Reina Victoria de Madrid, con una función a la que acudió toda la familia.

Vino toda la familia pagando las entradas. Al teatro hay que ir pagando, cuesta mucho. Hay entradas más baratas, para grupos, etcétera, pero esa manía que tiene la gente de «dame dos entradas...». ¿Yo digo «¿me da usted dos filetes?». Ni en mi peluquería ni en mi pescadería ni en mi carnicería me piden nunca entradas, saben que yo para mi familia que es lo más importante he comprado las entradas. Perdonarme que os diga eso, pero hay que comprar entradas, que no son tan caras.

¿Qué tal el confinamiento?

Concha: La verdad es que lo pasé mal porque a mí lo de estar encerrada no me gustaba, me caí y me partí un brazo. Eso es lo que más me duele en este momento, tengo que escribir a máquina, tengo muchas cosas que hacer con el brazo y es lo más doloroso. Que pase pronto este 2020 y que Manuel me haga abuela. Tener 80 años me parecía la cosa más maravillosa, pero me he dado cuenta de que cumplir 80 años en este momento es lo peor que te puede pasar. Yo estoy encantada de la vida pero a mí esto no me ha sentado bien.

De vez en cuando se habla de que Concha se retira, pero ese día no llega nunca.

Manuel: Que llegue cuando ella quiere que llegue. Las personas mayores, y desgraciadamente este año lo hemos visto, cuando peor se sienten es cuando más solas están. El ser humano tiene que ser útil siempre, desde los cero hasta los 100 años. El sentirse útil es lo que da a la gente las ganas de vivir. El reino de mi madre es el escenario, las tablas, el cariño del público. Ella renace con el cariño del público. Mientras ella esté tan maravillosa como está, con la cabeza tan bien puesta y con un equipo que la arropa, ¿qué necesidad hay de retirarse?

Concha: El otro día un periodista me dijo: «¿Y cuándo se va a retirar usted?». Si yo saliera a cantar en minifalda o desnuda al escenario La chica Ye-yé, pero no es el caso. Mientras yo tenga la capacidad de salir al escenario y hacer un texto, ¿por qué lo voy a dejar?.

Dejó Cine de Barrio para tener más tiempo para el teatro.

Concha: No, yo he dejado Cine de Barrio. El día que tenía que ir a hacer el nuevo programa yo estaba en la cama porque me habían pegado la pandemia. Para un día que bajo a un restaurante, se me acercó el violinista ese y bueno, me la pegaron. Como en esta función hay un incendio, no solo se descansa los lunes, yo no puedo venir como el año pasado en avión o tren. Lo he hecho porque creo honradamente que debía hacerlo. Me consultaron quién me parecía a mí y me pareció perfecto lo de Alaska.

¿La propuso usted?

Concha: Me propusieron varios nombres y yo dije que Alaska era la mejor, es una chica muy preparada, muy maja. Te diré que no he vuelto a ver Cine de barrio, me duele, han sido muchos años. Sé que ella lo hace muy bien, hace muy bien todo lo que se propone, es amiga mía y la quiero. Ella y su marido son sabios, me da pena, igual podría haber esperado un año más, pero bueno me voy antes de que me echen. Cuando llamé a Toñi Prieto, que es la jefa, me dijo «No me digas eso».