En la fotografía que ocupa casi toda la contraportada del primer elepé en solitario de Paul McCartney, publicado en abril de 1970 con el inequívoco título de «McCartney», aparece el entonces todavía ´beatle' abrigado con un enorme chaquetón de piel de oveja bajo el que asoma el rostro desconcertado de la pequeña Mary, la primera hija del músico. Medio siglo después, aquella criatura que en la imagen no se acaba de decidir entre el llanto y la risa firma todo el diseño gráfico de «McCartney III», la nueva entrega del más relevante compositor pop vivo, último capítulo de una trilogía de discos inesperados, domésticos y ´juanpalomeros' (también algo autocomplacientes) nacidos del deseo de explorar caminos nuevos y de desafiar las expectativas del público.

Las fotos de Mary McCartney cierran así un círculo de 50 años que, como tantos otros hitos en la legendaria carrera de Sir Paul, ha sido en buena parte fruto de la casualidad. O, mejor, de la serendipia, que es la manera que tiene el destino de recompensar a todos aquellos que nunca dejan de buscar. Como le ha ocurrido a tanta gente en todo el mundo, los planes que Macca había hecho para el año 2020 saltaron por los aires en el mes de marzo; en su caso, una serie de actuaciones coronada por una aparición como cabeza de cartel en el festival de Glastonbury y el esperadísimo estreno de «The Beatles: Get Back», el documental de Peter Jackson sobre las controvertidas sesiones de grabación del álbum «Let it be». Así que McCartney, confinado en su granja de Hog Mill Hill (Sussex) junto a la familia de Mary, tuvo que buscar otra manera de ocupar su tiempo.

Permanecer recluido en un entorno rural y familiar, alejado del ruido y las calamidades que trae consigo el fin del mundo, no era una situación nueva para él. Así es como Paul McCartney había pasado en 1970 por ese Armagedón que fueron los últimos días de los Beatles: reparando cercas y esquilando ovejas en su granja de Argyllshire, en Escocia (sí, el hombre colecciona granjas como otros coleccionan cromos Panini). De aquel retiro agropecuario nació el disco que anunciaba al mundo el final de los Fab Four, y lo hacía en zapatillas, sin afeitar y ataviado con un chaleco de punto tejido por él mismo.

"McCartney"

"McCartney"En realidad, el primer álbum de Paul sin los Beatles no se grabó en Escocia, sino en la casa de tres plantas que el músico tiene en Cavendish Avenue, a unos cinco minutos a pie de los londinenses estudios de Abbey Road. Pero casi todas sus canciones exudan ese aire de desaliño campestre, bala de heno y fuego crepitante que uno asocia con la vida en un lugar apartado como Argyllshire. Salvo alguna contribución vocal de su esposa Linda, McCartney se encarga de tocar y cantar hasta la última nota de un disco desconcertante por su falta de pretensiones cuyas muchas virtudes resultan más evidentes ahora que cuando se publicó hace 50 años. Comprensiblemente, los críticos de la época lo acogieron con una mezcla de estupefacción y hostilidad pero hoy es posible ver en el inagotable encanto doméstico de piezas como ´Every night' y ´Junk' (la fabulosa y más sofisticada ´Maybe I'm amazed' puntúa aparte) el germen de todo ese pop de dormitorio que ha dominado la escena ´indie' desde los años 90.

"McCartney II"

"McCartney II"Una década después llega un nuevo golpe de timón. Tras ser arrestado el 16 de enero de 1980 en el aeropuerto de Tokio por posesión de cannabis, Paul se ve obligado a cancelar la gira de dos semanas por Japón en la que se había embarcado con los Wings y aprovecha el escándalo para disolver la banda y refugiarse en su granja, donde completa con la única ayuda de Linda el segundo elepé que lleva su apellido como título. Se trata de una singularísima colección de canciones dominada por la presencia de los sintetizadores que mezcla de forma temeraria baladas más-grandes-que-la-vida (la excesiva ´Waterfalls', la hermosa ´One of these days') con experimentos de pop electrónico ('Temporary secretary', el instrumental ´Frozen Jap') e inesperadas incursiones en el funk blanco de escuela Talking Heads ('Coming up', aplaudida por John Lennon).

"McCartney III"

"McCartney III"Nadie pensó entonces que aquel álbum era el segundo episodio de una trilogía. Y Paul menos que nadie. Pero al cabo de 40 años, una pandemia deja al músico otra vez aislado, sin planes inmediatos y con mucho tiempo libre, y él empieza a «enredar» en el estudio casero de Hog Mill Hill. La expresión «enredar» es suya. «La mitad del tiempo no sabía que estaba grabando un disco», asegura en una entrevista promocional concedida a la revista ´Uncut'. «Era más bien como un profesor loco experimentando en su laboratorio». El resultado bascula entre la excentricidad genialoide y el pastiche evocador y es lo más estimulante que el ´exbeatle' ha grabado en los últimos 15 años. Rebelión en la granja al estilo McCartney.