Exposición
Vargas-Machuca y Eloy-García: madre e hija exponen juntas en el Rectorado de la UMA
La obra pictórica de la progenitora y la lírica de su descendiente imaginan a un doctor ficticio para que dialoguen arte y medicina
La Opinión
Arte y medicina se unen en la nueva muestra que acoge el Rectorado de la Universidad de Málaga. Ayer se inauguró El legado de Federico E. G., una colección en la que confluyen la obra plástica de Teté Vargas-Machuca y la poesía de María Eloy-García. Las dos artistas, madre e hija respectivamente, han convertido la sala de exposiciones dependiente del Vicerrectorado de Cultura en un laboratorio médico en que el protagonista es el doctor Federico E. G., un personaje ficticio de gafas redondas y semblante serio ideado por la propia Vargas-Machuca, un dibujo al que Eloy-García ha dado vida dotándolo de biografía a través de textos y poemas.
El recorrido expositivo, comisariado por María Bueno, invita a descubrir la vertiente personal del supuesto médico, con el árbol genealógico de su familia y otros momentos importantes de su vida, alternándola con su faceta profesional, en la que se muestran sus experimentos y avances científicos valiéndose de un sinfín de instrumental médico. La idea de esta colección nace del interés común por la enfermedad y la muerte, influenciadas por su vinculación con el mundo científico. Ambas artistas han coincidido en dedicar esta colección a la rama de su familia que ejerce la Medicina («A los que están y a los que ya se han ido», precisó Vargas-Machuca) un oficio de gran tradición en su linaje. Para Eloy-García, la importancia de esta exposición radica en hacer llegar, especialmente desde la Universidad y sobre todo en tiempos de pandemia como ahora, el mensaje que Federico nos traslada hasta nuestros días, como fiel reflejo de esas personas anónimas que piensan y reflexionan haciendo con sus estudios avanzar a en la sociedad. «Hay que reivindicar el poderío del saber», concluyó.
Para la ocasión, el equipo de diseño del Servicio de Cultura con el profesor Agustín Linares al frente, encargado de crear los catálogos de cada una de las exposiciones, ha preparado una suerte de maletín, a modo de herramienta de trabajo del propio Federico, que contiene toda clase de objetos reales (probetas, goteros, recetas) en los que se esconden pergaminos con dibujos y serigrafías, además de pequeños poemas. Toda la información de la exposición queda recogida en un libreto, que queda disimulado como el diario médico de Federico.
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