Cine

El Albéniz y el Museo Ruso celebran el cine absoluto de Tarkovsky

Rescatan la filmografía completa del ruso, para bastantes cinéfilos el mejor director de todos los tiempos

Una imagen icónica de 'Stalker'

Una imagen icónica de 'Stalker' / L. O.

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

 «El artista existe porque el mundo no es perfecto. El arte sería inútil si el mundo fuera perfecto; el ser humano no buscaría la armonía, simplemente viviría en ella. El arte nace de un mundo mal diseñado». Palabra de Andrei Tarkovsky, uno de los grandes realizadores y pensadores cinematográficos de la historia, el autor de obras maestras absolutas como 'Nostalgia', 'Solaris' o 'Stalker', meditaciones sobre el lugar del ser humano ante lo desconocido. Coincidiendo con la exposición en el Museo Ruso' Maestro del espacio', que reúne más de un centenar de piezas entre los fotogramas de sus películas e imágenes reveladoras de sus trabajos, fotografías del proceso de rodaje y lienzos realizados por él mismo, el Albéniz y el Ruso recuperan ahora su filmografía completa.

Ésta es la agenda: 'La infancia de Iván' (7 de marzo, 12.00 horas), 'Andrei Rublev' (13 de marzo, 11.00), 'Solaris' (14 de marzo, 11.30), 'El espejo' (20 de marzo, 12.00) y 'Stalker' (21 de marzo, 11.30). Y la cosa sigue en el Museo Ruso: Nostalgia (28 de marzo, 11.30) y Sacrificio (3 de abril, 11.30)

Todas ellas muestran el concepto epifánico del cine en el que siempre profundizó Tarkovsky, como forma que convoca lo sagrado y que puede sustanciarse en una imagen sencilla, modesta, inadvertida. "Tender a la sencillez significa tender a la profundidad de la representación de la vida. Por esto, en el ámbito creativo es lo más arduo; encontrar la forma más sencilla, es decir, la más adecuada a la verdad que buscamos (...) Alcanzar la sencillez supone la máxima extenuación», escribió el realizador.

El cine de Tarkovsky es misterio absoluto, sin artificios. No les comunicaba prácticamente nada a sus actores, prescindía casi del guión, en busca de, como su maestro Robert Bresson, llegar a la imagen pura. Ingmar Bergman dijo de su colega ruso: "Cuando una película no es un documento, es un sueño. Por eso Tarkovski es el más grande de todos. Él se mueve con tanta naturalidad en la habitación de los sueños. No da explicaciones. Es un espectador, capaz de escenificar sus visiones en el más difícil de manejar, aunque a la vez, el más bien dispuesto, de los medios. Llevo toda la vida dando golpes a las puertas de las habitaciones en las que él se mueve con tanta naturalidad".