Entrevista

«Para componer tiene que haber una estabilidad, un oasis en la locura»

El Kanka, compositor de 'Lo mal que estoy y lo poco que me quejo' y 'CanEpé', trabaja ya en un nuevo disco para deleite de sus fans

El malagueño El Kanka.

El malagueño El Kanka. / Lourdes S Villacastín

Lourdes S. Villacastín

¿Con ganas de reencontrarse con el público?

Totalmente. Estamos deseando subirnos a los escenarios. Retomarlo con mi guitarra, con la banda, y con alegría.

¿Cómo está yendo la gira?

Acabamos de empezar en Barcelona y muy bien. Agotado porque para poder ir con todo el equipo y salir a cuentas hay que hacer dos pases. Pero muy contento y satisfecho.

En algunos lugares tiene ya la entradas agotadas; la gente tiene ganas de escuchar música en directo, divertirse, verle.

Sí, como dice mi padre, es para llorar con un ojo porque dentro de la situación tan difícil que vivimos no nos podemos quejar. Es un hito el que se agoten las entradas.

¿Cómo ve al público? ¿Está la gente reprimida en los conciertos tras el confinamiento y las restricciones por la covid-19?

Están con mascarillas, sentados y sin poder arrimarse. Eso merma el entusiasmo que se requiere en un concierto pero al mismo tiempo es muy emocionante. Hay menos conciertos y vivimos con la incertidumbre de si se van a seguir haciendo o no, mucha gente lleva tiempo sin ver a sus cantantes favoritos y a la gente que le gusta la música en directo, como a mí; porque yo también soy público, valoro todo el esfuerzo que se está haciendo. Eso emociona.

¿Y cómo vive ese nuevo ambiente desde el escenario?

Es raro, preferiría que fuera como antes pero una vez que empiezo el concierto y canto, la diferencia no es tanta. El verano pasado, tras el desconfinamiento, actué y fue un shock. Era impresionante en el Camp Nou de Barcelona, donde caben 99.000 personas que estuviéramos en un córner con 800. Con las mascarillas no ves a la gente reírse pero es tanta la emoción que se transmite con los ojos; la forma de aplaudir y de cantar del público también es diferente. Pero me siento arropado igual que antes. Cuando empiezo a cantar se me olvida que la gente lleva mascarilla. Doy todo cuando conecto con la música y la gente, sobre todo cuando hay empatía y comunicación con el público.

¿Qué escucharán los fans en en estos conciertos?

Haremos un recorrido por los tres últimos discos porque no tenemos disco nuevo y tocaremos alguna canción del confinamiento. Será un repaso completito a esos temas que la gente tiene más cariño, un concierto dinámico, con varios estilos. Habrá un poco de todo para que la gente disfrute y se olvide de esta locura y de las penurias que lleva consigo.

¿Cómo lleva lo de dos pases?

Recuerdo que la primera vez que lo hice fue en Las Palmas, en unas jornadas de cantautores en las que participé en Vegueta. El local era muy pequeñito y mi amigo Luis Quintana me propuso hacer dos pases ese día porque se llenó; fue muy divertido. Pero reconozco que es un poco raro, no te puedes tomar un roncito o un tequila antes de actuar porque tienes dos pases (ríe). Es sacrificado porque por el mismo precio, menos incluso, hay doble curro, más que si fuera un concierto de tres horas. Además es repetitivo y te enfrías. Te bajas del escenario y luego tienes que reconectar de nuevo con el público pero somos todos muy profesionales, tenemos muchas tablas y el cansancio no se nota. El primer pase es como si hubiéramos ensayado [Risas]

En 2021 se cumplirá una década de su primera maqueta, ¿qué quitaría y que añadiría en ese recorrido hasta aquí?

No soy una persona de mirar atrás; es una de mis virtudes frente a mis muchos defectos. Mola aprender pero, si no tienes errores, no habrá servido de nada; como dicen, se aprende con las cagadas que hemos hecho. Estoy orgulloso de la carrera que he hecho, me la he currado. No todo es suerte y talento; no ha sido mi caso, y no por falta de ello. Me lo he currado desde abajo, he cantado ante veinte personas, he dormido en un coche y he vuelto con lo mínimo a casa, he dado muchos tumbos hasta llegar aquí, siento que me lo he currado. Quizá hemos pecado de exceso de curro. No por el trabajo, los viajes, sino por el tiempo que no estás en tu casa, con tu pareja. Quizá echo de menos esa vida personal. Aunque ¡ojalá! el problema fuera currar demasiado.

¿Le inspiró el confinamiento para componer?

Compongo bastante y no tengo problemas para inspirarme. Siempre hay que basarse en algo para componer, pero era tal el shock que no tenía los chacras alineados emocionalmente para dejarme llevar por mi lado más creativo (ríe). Tiene que haber un puntito de estabilidad, un oasis de calma dentro de una locura. El primer mes era tal el shock que no compuse nada y, a partir de ahí, con normalidad. Me he encontrado con un repertorio que no había tenido nunca porque, en esta ocasión, he estado mucho tiempo en soledad. De la primera criba para un disco han salido 25 canciones.

¿Para cuándo estará listo?

El año que viene con total seguridad. En septiembre habrá algún adelanto hasta que comencemos la gira el próximo año.

La incertidumbre que ha impuesto el coronavirus no le impide tener nuevos proyectos.

No, no solo por mí, sino por mi equipo. Es lo que hay que hacer, lo que uno puede hacer y porque es además lo que me encanta. Con muchas dificultades y remando muy duro, eso sí, para llegar al mismo sitio pero hay que seguir adelante.