Nueva oportunidad para '3 días'

Netflix rescata desde hoy la producción cinematográfica más arriesgada de Antonio Banderas, que ganó el Festival de Málaga pero pasó sin pena ni gloria por nuestro país, pese a granjearse cierto culto en EEUU

Una imagen de '3 días'

Una imagen de '3 días' / La Opinión

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

Si hay algo verdaderamente interesante en el fenómeno de las plataformas de streaming es, en su insaciable voracidad de contenidos, sus rescates de títulos más o menos considerados, entendidos y analizados en su momento. Adentrándonos en el casi infinito armario de estos contenedores audiovisuales, atravesando la zona de novedades, hay películas y series que no tuvieron una oportunidad justa en su momento y que esperan su reevaluación. Hoy llega a Netflix '3 días', del cordobés Francisco Javier Gutiérrez y la apuesta más arriesgada de la hoy extinta productora cinematográfica de Antonio Banderas, Green Moon. Ganó el Festival de Málaga de entonces (el jurado de aquella edición, la del 2008, fue valiente, desde luego) y tuvo un más que meritorio paso por el circuito de festivales de terror y alrededores de EEUU, granjeándose un cierto culto (Gutiérrez fue contratado tiempo después para firmar una secuela de la popularísima saga de adaptaciones yanquis de The Ring). Sin embargo aquí, en su propio país, no hizo gran cosa. Yo tampoco ayudé, desde luego: mi crítica fue tibia, algo malencarada y, definitivamente, equivocada. La película, y la gente que la hicieron, tenían razón; yo, no.

Escribí entonces (perdón por la autocita): "Lo que en la primera porción del metraje parece análisis de las conductas humanas en medio de un nuevo apocalipsis en forma de meteorito se transforma abruptamente en la negrísima crónica de una venganza con escasísimo interés y poso; ambos planos o niveles no convergen, no se alimentan mutuamente, coexisten en paralelo, y el espectador queda suspendido en el vacío de la indefinición. ¿'Deep Impact'? ¿'La noche del cazador'?". Y continué: "Eso sí, destaca por una cuidada factura, con esa fotografía tostada, de violentado grano, aunque cae en moderneces diversas gracias a los trucajes de una posproducción omnipresente y enfática (qué manía de crear tensión explotando los ruiditos y sobresaltos audio); también esa hiperagresividad austera, que persigue la fisicidad del titán francés Alexandre Aja ('Alta tensión', 'Las colinas tienen ojos'), es carísima de ver en el cine español. Son argumentos a favor de un filme potente en las formas pero a la deriva en las formas".

Tiempo después, el inefable Manolo Bellido me invitó a participar en 'Una de cine', su programa de Canal Sur, la emisión de un filme andaluz completada con un coloquio son sus actores, directores, críticos, etc. Acepté por Manolo, admirado compañero pero temiendo un cierto follón: volvería a ver la película, claro, para actualizar y revisar mi opinión al respecto; ¿y si, delante de las cámaras y con Víctor Clavijo y Mariana Cordero (dos de los protagonistas) y el productor Antonio Pérez, '3 días' me seguía sin convencer? En realidad, creo que dije que sí porque, de alguna manera, sabía que ahora sí iba a apreciarla. Y tuve razón (¡no crean que siempre me equivoco!): me gustó, y mucho. ¿Había cambiado yo? La película, desde luego, no (o quizás sí cambian las películas, quién sabe, de manera lenta, casi imperceptible, sin que nos demos cuenta).

Los que vieran aquel 'Una de cine' asistieron (aparte de a mí absurda obsesión por mirar al piloto de la cámara, qué desastre) a mi torpe exposición de argumentos para justificar el cambio de mi parecer (qué bien que nos liberemos de nosotros mismos, que no seamos esclavos de nuestras opiniones, ¿verdad?). En resumen: lo que en el primer visionado me resultó forzado y demasiado enfático me pareció potente, arriesgado y brutal en la segunda oportunidad.

'3 días' llega hoy a Netflix. Ojalá disfrute de una merecedidísima segunda oportunidad en su propio país, ojalá que el culto que generó en EEUU llegue también a España ahora que nos asomamos a los géneros de manera más asidua y desprejuiciada. Yo, desde luego, la veré otra vez.