Teatro

«Tribu»: el teatro es enfangarse y hacer preguntas incómodas

Colectivo Fango estrena mañana en el Festival de Teatro una función «catártica y excesiva» sobre el ser humano y su relación con los otros

Un momento de «Tribu», de Colectivo Fango.

Un momento de «Tribu», de Colectivo Fango. / DANILO MORONI

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

Llega una de las apuestas más arriesgadas y polarizadoras del segundo acto del Festival de Teatro de Málaga. Colectivo Fango estrena mañana en el Teatro Cervantes Tribu, una función cuya sinopsis es más una sucesión de preguntas que de acontecimientos y tramas: ¿Qué genera en nosotros la incapacidad de conectar verdaderamente con los otros y con el mundo? ¿Qué beneficios tiene el grupo en nuestra vida? ¿De dónde nos viene esta necesidad de formar parte de él? ¿Por qué el vínculo grupal nos conecta con el mundo de los ritos? ¿Qué impulsos básicos despierta en nosotros? Todo ello a partir de un grupo de amigos que se reúnen para comer y beber juntos pero acaban generando una suerte de pacto común que les lleva de vuelta hacia un estado primigenio y esencial.

«Desaprender, retornar al origen, despojarse de todo artificio puede asociarse al retroceso; al fracaso. En la sociedad del mérito donde se nos pide todo el tiempo avanzar y triunfar, volver a la casilla de salida tiene una connotación negativa y asusta. La cultura de la pausa, de tomarse el tiempo, de reflexionar y sobre todo, de la memoria, está en horas bajas», asegura Camilo Vásquez, director de Tribu.

La función es, desde luego, de lo más pertinente en estos momentos en los que aún recordamos el confinamiento por la pandemia y cómo nos ha terminado modelando como personas y ciudadanos. ¿Hemos salido más individualistas y separados de los demás o valoramos más la experiencia colectiva, grupal? «Ojalá tuviese una respuesta clara a tu pregunta, mi deseo humano y artístico siempre será la apuesta por lo colectivo pero la realidad me parece más compleja. Es pronto para valorar las consecuencias de esta pandemia, sobre todo porque aún estamos en ella y no sabemos cuándo se acabará. Estamos viviendo una época de enorme desconcierto e incertidumbre, una época frágil donde la crispación ocupa gran parte del centro de todo lo que hacemos y decidimos. No sé cómo saldremos, pero viendo donde estamos hoy, después de poco más de un año- donde destaca el sálvese quien pueda-, no soy demasiado optimista», apunta el dramaturgo.

Fango no es una compañía teatral, sino un colectivo, que es muy diferente, argumenta Vásquez: «Cuando convoqué a mis amigas y amigos actores y actrices en marzo de 2016, lo único que tenía claro era que quería montar un colectivo artístico. Llevaba pocos años dirigiendo y después de varias alegrías y algunas desilusiones, necesitaba armar banda. Para ello había que plantear desde el principio otras reglas del juego creativo. Así montamos un colectivo donde la estructura es horizontal, donde cada artista coordina una parte de la autogestión, donde la creación es multidisciplinar y colectiva».

Todos ellos, claro, se meten en muchos charcos, se enlodan sin miedo. «En Tribu planteamos la convención burguesa de la que formamos parte y el quiebre brutal de todo lo adquirido. Somos incómodos y no hacemos nunca lo que se espera de nosotros. Nos gusta el barro y enfangarnos. Tribu es catártica, desafiante, excesiva; nos lleva al límite y al vacío a la vez. Nosotros nos abrimos en canal en nuestras creaciones- si se animan a acompañarnos en el viaje que proponemos, estamos encantados de compartirlo. Somos un colectivo que genera permanente preguntas y ojalá los espectadores salgan de la obra con más preguntas que respuestas», sentencia Camilo. Nosotros, desde el patio de butacas, tenemos la responsabilidad de responder o, al menos, la valentía de formulárnoslas a nosotros mismos y los nuestros, sin tapujos ni ambages.