Entrevista | Emilio Lara Escritor

«La imaginación es fundamental en la novela histórica»

El jienense, profesor de Geografía e Historia y escritor, presenta en Fnac este viernes su nuevo libro, Centinela de los sueños, sobre un singular episodio de la II Guerra Mundial en el Reino Unido

El profesor y escritor Emilio Lara.

El profesor y escritor Emilio Lara. / La Opinión

Carmen Nievas

Centinela de los sueños está basada en un hecho real. ¿Cuál es?

Nada más empezar la Segunda Guerra Mundial los ingleses, atemorizados por una posible invasión alemana, decidieron sacrificar a sus perros y gatos, apoyados por el miedo a que si ellos morían, ¿quién iba a cuidar de sus mascotas ? Por ello, comenzaron a matarlos, de un disparo o los llevaban a clínicas veterinarias para una inyección letal. En los diez primeros días de septiembre de 1939 mataron a cerca de un millón de perros y gatos. Hasta que repentinamente esta matanza de mascotas se paralizó porque se dieron cuenta que la invasión alemana no era tan inminente. Ahí es donde yo he creado un personaje, una periodista, Maureen que escribe un reportaje sobre el hecho que llega a manos del rey Jorge VI que lo lee y detiene la matanza.

Ambienta esta novela en Londres y Madrid, que no son sus ciudades; además, está basada en un hecho real, como ya hemos dicho. Me imagino que el proceso de investigación y documentación será importante. ¿Es usted muy obsesivo en este asunto o la imaginación sigue siendo importante también en la novela histórica?

La imaginación es crucial en la novela histórica, porque ante todo, ésta es ficción, es literatura. Si una novela histórica tiene un exceso de historia en el sentido de que la documentación se coma a lo literario, será un fracaso. Una novela histórica es ante todo literatura, tiene que evadir al lector, hacerlo viajar al pasado con un billete de vuelta al presente. Hay que ser muy cuidadoso y exhaustivo en la documentación histórica pero hay que elegir con mucha cautela qué es lo que va a ambientar la novela. No se puede contar una historia de este tipo basándose únicamente en la documentación histórica, no es posible meter todo lo que se ha descubierto sobre un hecho en una novela histórica. La parte de ficción y creación es importantísima. En la novela histórica deben convivir, digamos, en un 50% personajes reales con personajes inventados y estos deben ser verosímiles. El lector tiene que creerse los personajes y la historia contada en su conjunto.

El gran peligro de una novela histórica es, quizás, caer en idealizar el pasado. ¿Está de acuerdo? ¿Cómo lo evita usted?

Creo que una buena novela histórica habla del presente a través del pasado. Mientras que, las malas novelas históricas hablan del pasado a través del presente. Una buena novela histórica cuenta una historia ambientada en el pasado, en la cual las emociones como el amor, la lealtad, el sacrificio, la envidia, la ambición, etc. son las constantes de los humanos. Una novela ambientada en la antigua Roma o en la Edad Media podemos considerar que está tratando sentimientos humanos que vivimos actualmente. Lo que no se puede hacer es escribir una novela histórica trasladando nuestros esquemas éticos y mentales al pasado, porque son diferentes. Creo que la novela histórica no tiene que idealizar el pasado sino contar una historia ambientada en una etapa que ya ha sucedido pero en la que hay personajes o sucesos con los que podemos sentir empatía. Hay lugares o épocas que pueden resultar muy exóticos pero se debe asociar estos sitios con personajes con la forma de pensar del pasado. En este sentido hay que ser cuidadoso y el éxito de la novela histórica es precisamente lo que he comentado: las buenas novelas nos hablan del presente a través del pasado.

Usted no solo practica el género de la novela histórica, también estudia sus claves, lo analiza. ¿Cuáles son las claves de su éxito?

La clave del éxito es pensar en el lector. Yo escribo de forma en la que el lector disfrute con la novela histórica, que se entretenga y que le emocione la historia que le cuento. Sobre todo, siempre busco insertar pequeñas historias en grandes historias. Mezclo personajes normales, corrientes enfrentadas a situaciones extraordinarias en sus vidas, para que así el lector pueda ver de lo que son capaces estos personajes.

Dice que la novela histórica puede ser muy peligrosa para según qué políticos actuales. ¿A qué se refiere exactamente?

Hay políticos actuales que creen que han inventado la historia, que del pasado no podemos aprender nada. Son políticos adánicos, es decir creen que son Adán y Eva y que antes de ellos no hubo nada y que ellos han creado una especie de paraíso. Son incultos, soberbios y prepotentes que consideran que nada del pasado merece la pena y que ellos sobre la nada pueden construir y crear un futuro utópico. Hay que tener cuidado con ellos: su incultura y su desprecio por las cosas buenas que tiene el pasado puede abocar a toda una sociedad hacia un desastre social, económico y político.

Estos tiempos actuales tan convulsos como los que vivimos ahora, con la pandemia, ¿darán para una futura novela histórica?

Tiene que pasar tiempo. Ahora la gente no tiene ganas de leer novelas ambientadas en pandemia, acabaríamos saturados. Hace 100 en años en cuanto terminó la I Guerra Mundial, se produjo una pandemia muy parecida a la que estamos viviendo, que fue conocida como la Gripe Española. En los felices años 20 y en los años 30 no se escribió ni una sola novela que reflejara el drama de esa pandemia de gripe: la gente no quería recordar algo tan próximo.