Crítica

Un auténtico placer

Reseña de 'Las mejores familias', en la Sección Oficial del Festival de Málaga

Una imagen del filme

Una imagen del filme / La Opinión

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

Las mejores familias

Dirección: Javier Fuentes-León

Intérpretes: Tatiana Astengo, Grapa Paola, Gracia Olayo, Gabriela Velásquez, Jely Reategui, César Ritter, Sonia Seminario, Giovanni Ciccia, Vanessa Saba, Marco Zunino, Jimena Lindo, Carlos Carlín, Roberto Cano

Me gusta mucho el ambicioso desparpajo con el que Javier Fuentes-León aborda algo que podría ser un vodevil, sin renunciar a ni una sola de sus connotaciones, pera terminar haciendo que sea otra cosa. 'Las mejores familias' empieza como una de esas películas que hace ahora Diane Keaton, comedias corales y familiares sobre las familias, y conecta rápidamente con el espectador: todo es ágil, los personajes, incluso los que sueltan comentarios detestables, poseen un magnetismo rápido; los diálogos tienen gas, chisporrotean, y los actores, todos, manejan a la perfección el tempo, el flow. Todo está medido, equilibrado pero conserva la frescura. Es cierto, no hay nada especialmente original (¿cuántas veces habremos visto ya el gimmick de la abuela porrera?) pero uno percibe la contagiosa energía de su director (se nota que se sabe del derecho y del revés las claves de la alta comedia y que tendrá en un altar Historias de Filadelfia) y se deja llevar de la mano gustoso y confiado por todos y cada uno de los enredos.

Sin embargo, poco a poco, casi sin darnos cuenta, Fuentes-León nos recuerda que el intríngulis de la trama principal de esta telaraña de engaños y equívocos tiene mucho, muchísimo (bueno, todo) de lucha de clases y ahí, con un empeño paciente y casi invisible, lo dinamita todo: cambia todo pero, prodigiosamente, no se rompe nada. Todo se sostiene por el dibujo empático de los personajes y la mirada nunca severa ni culpabilizadora del Javier Fuentes-León guionista y la milimétrica y dinámica puesta en escena del Javier Fuentes-León director. Una agradabilísima sorpresa, desde luego, y quizás la cinta más disfrutable por un amplio público de todo el concurso del Festival de Málaga.