Desenlace inesperado

La odisea de Britney hacia la libertad

Jamie Spears ha anunciado su intención de renunciar a la tutela legal de su hija, que hace años que lucha para administrar su patrimonio.

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La odisea de Britney hacia la libertad | INSTAGRAM / mireya roca. barcelona

Mireya Roca

Aunque el anuncio de Jamie Spears, padre de Britney Spears, la semana pasada, de renunciar a la tutela legal de su hija puede significar un triunfo para la cantante, que desde hace años lucha para volver a tomar las riendas de su vida personal y de su trayectoria profesional, no es el fin de esta odisea, pues será otra persona la que vigilará cada uno de sus pasos cuando deje de hacerlo su progenitor.

Para conocer el origen de la grotesca situación que vive la cantante hay que remontarse a 2007, cuando la estrella del pop inició una senda errática tras su divorcio del bailarín Kevin Federline y la pérdida de la custodia de sus dos hijos: Sean Preston y Jayden.

Muchos de sus impredecibles comportamientos, violentos en algunos casos, fueron inmortalizados por los paparazzi. Las cámaras la captaban unas veces desorientada y otras agresiva, como cuando fue fotografiada golpeando el coche de un reportero. Aunque el momento más difícil de olvidar fue cuando, en plena crisis nerviosa, acudió a una peluquería de Los Ángeles y se rapó la cabeza. Ocurrió el 16 de febrero de 2007, pero después protagonizó otros muchos episodios perturbadores.

Episodio decisivo

Pasado un tiempo, Britney presentó su nuevo sencillo, Gimme More, en los premios MTV. El espectáculo, según algunos de los asistentes, fue lamentable: tenía la mirada perdida, era incapaz de seguir la coreografía y no dejaba de mirar al suelo y dar tumbos sobre el escenario. Días después, a raíz de una sonada disputa con su exmarido, se encerró en el baño con uno de sus hijos. Para entonces sus problemas mentales y su abuso del alcohol y la cocaína eran vox populi, por lo que fue internada en un centro de rehabilitación.

Pocos meses después se produjo el episodio que ha marcado los últimos 13 años de su vida personal y profesional. El 1 de octubre de 2007, un tribunal dictaminó que la joven debía permanecer bajo la tutela temporal de una persona competente, hasta que se recuperara y pudiera llevar una existencia normal. Pero esa «tutela temporal» se convirtió primero en semanas, después en meses y finalmente en más de una década, así que la cantante, una vez recuperada, o eso dice, inició una lucha judicial para recuperar el control de su vida y de sus finanzas.

El año 2008 no fue tampoco un buen año. La alegría que debía suponer el debut en Becoming Britney, un musical basado en su vida, quedó pronto ensombrecida. Tras una visita de sus hijos, Britney se negó a devolver a los niños al padre. A llegar la policía, los agentes consideraron que la cantante estaba bajo los efectos de las drogas y la justicia dictaminó que debía de ser ingresada en un psiquiátrico por su bien y el de los suyos. El juez estipuló también que Britney quedara bajo la tutela de su padre y de su abogado, lo que significa un acceso total a las finanzas y a las propiedades de la cantante. Meses después, la justicia decretó que la tutela fuera totalmente permanente.

Gracias a esa decisión judicial quizá Britney conserva hoy gran parte de su fortuna, pues su progenitor, de 68 años, logró una orden de alejamiento contra su exrepresentante, su exnovio y su abogado. Los tres estaban conspirando para hacerse con el control de los millones de dólares de la artista.

Además de manejar durante una década las finanzas de su hija junto a una firma de gestión de patrimonios, Bessemer Trust, que también controla otros aspectos privados de su vida, Jamie Spears ha llevado un control quizá abusivo de Britney, ya que pasó a convertirse en su agente, gerente y cuidador, así como en el administrador de absolutamente todos sus ingresos, hasta la actualidad.

Spears

Jamie Spears, padre de Britney. / L. O.

Lejos de las redes sociales

En 2019, Britney desapareció de las redes, cansada de no poder hacer nada, ni siquiera salir de compras, sin el beneplácito de Jodi Montgomery, su mánager, a quien el padre cedió la administración. Ante la desesperada situación de la diva del pop, sus fans pusieron en marcha el movimiento #FreeBritney, que nació en 2019 con el apoyo de celebridades como Miley Cyrus, Paris Hilton y Cher, y que organizó manifestaciones en varias ciudades de EE UU. Los seguidores incluso se plantaron en las puertas del tribunal de Los Ángeles donde el pasado junio se celebró un juicio sobre la tutela paterna.

Allí, tras años de silencio, la intérprete de Toxic ofreció ante el juez un apasionado testimonio. «Señoría, mi padre y cualquier persona involucrada en esta tutela, y mi familia, que jugaron un papel importante en castigarme cuando dije ‘no’ [a ir de gira], deberían estar en la cárcel», subrayó la artista. Otro hecho clave en esta batalla judicial es que la joven pudo elegir hace un mes a su propio abogado, Mathew Rosengart, quien hace unos días ejecutó la petición formal para retirar a Jamie Spears de la tutela legal para que la cantante pudiera despertar de la «pesadilla kafkiana» en la que se ha convertido su existencia. «Ya es hora de que el señor Spears sea suspendido como tutor. Mi bufete y yo nos moveremos para lograr este resultado», dijo el letrado.

La noticia sobre que Jamie acepta ser apartado de la tutela de su hija, siempre que la transición sea ordenada, ha sido una agradable sorpresa para su ejército de fans en todo el mundo, y ahora la propia cantante ha reaccionado en las redes sociales. Britney ha compartido una simbólica ilustración de una niña con flores en el pelo.

La madre de Britney, Lynne, se ha pronunciado acerca de la decisión de su exmarido. Su abogada, Gladstone Jones III, ha declarado a Us Weekly: «Lynne Spears está complacida de que Jamie haya aceptado renunciar. Lynne entró en esta tutela para proteger a su hija hace casi tres años. Ha logrado lo que se propuso. No habrá más comentarios».

Investigada por una supuesta agresión a una empleada doméstica

La oficina del sheriff del condado de Ventura (California, EE.UU.) está investigando a Britney Spears por un delito menor de agresión después de que una empleada de su casa alegara que la cantante la golpeó.

El incidente se produjo el lunes sobre las 10.25 hora local (17.25 GMT) en la casa de la cantante en Thousand Oaks, ubicada en el condado de Ventura y a unos 60 kilómetros del centro de Los Ángeles.

La empleada, cuya identidad se desconoce, asegura que Spears «la golpeó« durante el altercado, aunque nadie resultó herido.

La oficina del sheriff espera concluir su investigación esta semana y trasladar sus conclusiones a la oficina del fiscal de distrito del condado de Ventura que tendrá que determinar si Spears debe ser acusada formalmente de un delito menor de agresión.

Mathew Rosengart, el abogado de la artista, explicó que la disputa se produjo por un teléfono móvil, sin ofrecer muchos más detalles. Asimismo negó que Spears golpeara a la empleada y consideró que la investigación es un «despojo» que pertenece a un «tabloide sensacionalista y exagerado».