Día de la Librerías

Las librerías, entre la esperanza y la incertidumbre

El sector reivindica su papel como referente cultural mientras las ventas apuntan a un leve incremento tras el golpe del coronavirus

El Día de las Librerías, la fiesta con la que el gremio reivindica su papel como referente cultural

José Luis Roca

El sol de noviembre baña aún los expositores con libros de la madrileña Cuesta de Moyano. Unos pocos curiosos y clientes se acercan a ver los tomos amontonados frente a las casetas de madera, mientras en el interior de los puestos crece ya la sombra de la tarde y se encienden las luces. Una parte de los 30 puestos de esta "feria de libros" fija están cerrados. La mayoría, por descanso. Algunos, de forma permanente.

Los establecimientos de la calle de Claudio Moyano, "la más leída de Madrid", como la describió Francisco Umbral, encarnan de alguna manera, desde su aparente precariedad, ya casi centenaria, la resistencia y las dificultades del gremio en la era de las pantallas.

Sin embargo, este 11 de noviembre el sector celebra en toda España el Día de las Librerías con señales alentadoras. Pese a la pandemia, el último golpe a un negocio que acumula años de crisis, las ventas parecen resurgir. El papel no ha muerto aún, como profetizaron algunos, aunque los datos están muy lejos de los mejores tiempos.

En 2020, con el coronavirus, se editó menos que en 2019, pero las ventas lograron sostener la lenta remontada iniciada en 2015. La cifra de libros despachados, sin embargo, no alcanzó ni las dos terceras partes de los volúmenes vendidos 2007, cuando el mundo del libro vivía una época boyante. La crisis financiera, junto a la irrupción de los 'ebooks' y otros competidores en el campo del entretenimiento, ocasionaron entonces un dramático derrumbe de las ventas.

Estadística: Evolución del número de ejemplares de libros editados y vendidos en España de 2004 a 2020 (en millones) | Statista

El pasado año también se incrementó tímidamente la facturación. Y los números que adelanta el sector sobre el presente ejercicio parecen confirmar el avance. En el primer semestre de 2021, excluyendo de la estadística a los libros de texto, el gremio ingresó un 44% más que en 2020, según se destacó en el encuentro editorial Forum Edita, celebrado el pasado mes de septiembre en Barcelona. Respecto a la primera mitad de 2019, el repunte fue del 17%.

Estadística: Evolución anual de la facturación del comercio interior de libros en España de 2005 a 2020 (en millones de euros) | Statista

Pero esos números del sector en su conjunto, que pueden reflejar una buena evolución en las grandes cadenas o plataformas, no siempre representan la realidad de las librerías pequeñas y medianas, que se encuentran con más obstáculos para sobrevivir. En la caseta 30 de la Cuesta de Moyano, la última de la rampa que sube paralela a la verja del Jardín Botánico, entre el Paseo del Prado y El Retiro, Carolina Méndez traduce en palabras agridulces las sensaciones que dejan las cifras. "El mundo del papel y el libro está mal", lamenta. El panorama le hace dudar incluso del futuro de su negocio. "Hay momentos en los que pienso que uno de mis hijos podría continuar aquí y otros en los que creo que no tiene ningún sentido, que en dos años cierro o que en un año cierro", reconoce.

"Hay momentos en los que pienso que uno de mis hijos podría continuar aquí y otros en los que creo que no tiene ningún sentido seguir"

Carolina Méndez

— Librera

Aunque la mayor parte de los establecimientos de la calle venden libros antiguos y de segunda mano, o especializados en diversas temáticas, Carolina, que es la presidenta de la Asociación de Libreros de la Cuesta de Moyano, regenta uno de los pocos puestos que ofertan también novedades. "Aquí no todo es libro antiguo y usado", subraya. A su librería acude todo tipo de clientes y, desde su conocimiento, puede permitirse aconsejar lecturas: "Los chavales más jóvenes, por ejemplo, tiran más al ‘manga’ y los ‘youtubers, pero yo, si tengo confianza con ellos, intento derivarles hacia otras cosas”.

Clientes en uno de los expositores de las librerías de la cuesta de Moyano, en Madrid.

Clientes en uno de los expositores de las librerías de la cuesta de Moyano, en Madrid. / José Luis Roca

Como muchas librerías independientes, gran parte de las que integran esta feria de concesiones municipales venden también a través de internet, aunque la mayoría lo hace por medio de plataformas, y solo cuatro de ellas cuentan con tienda online propia. No es el caso de Carmen Rivas, librera de la caseta 25, especializada en música. Ella probó en la venta web pero acabó por borrarse. "Yo prefiero el contacto con la persona, eso para mí tiene un valor que no te da internet", resalta. Entre novedades, rarezas, monografías o partituras, Rivas disecciona los problemas del sector y tiene claro cuáles son las amenazas. "Antes de a la pandemia ya empezábamos a notar cómo las ventas iban bajando por el tema de tantas multinacionales y los descuentos tan brutales que hacen, por el volumen tan grande de pedidos que encargan, que nosotros, los libreros, no podemos hacer", apunta.

"Yo creo que el papel no se va perder nunca"

Carmen Rivas

— Librera

Pero Carmen sigue confiando en el futuro del libro físico. "Yo creo que el papel no se va perder nunca", defiende. "Teníamos mucho miedo al libro electrónico, pero yo veo a las personas en el autobús o el metro con libros de papel. El olor a la tinta, a imprenta…", evoca, mientras abre un volumen de su establecimiento y pasa las páginas. Y se emociona recordando una imagen: "No hace mucho tiempo pasaba por aquí una niña que no tendría mucho tiempo. Su padre le había comprado un cuento y me puso la piel de gallina porque le dijo: 'Mira, papá, mira cómo huele'. Pensé ‘qué maravilla, tendrá 7 años y ya está valorando eso’, y me dije: 'Esa niña no leerá nunca un libro electrónico'".

Desde su librería, sí percibe que las ventas han repuntado después de la pandemia, aunque mantiene sus reservas: "Las ventas van subiendo algo, pero no lo suficiente. La gente no se mueve de su casa, es muy de tecladito e internet". "Está siendo muy duro, hay que vender mucho libro", resume.

Uno de los puestos con libro nuevo en la Cuesta de Motano.

Uno de los puestos con libro nuevo en la Cuesta de Moyano. / José Luis Roca

Un gremio con rostro femenino

Carolina y Carmen ponen el rostro femenino a un gremio con una amplia presencia de mujeres. Según el Mapa de Librerías 2021 de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL), su representación en el negocio alcanza el 59,7%.

Este estudio, elaborado por la Universidad de Zaragoza, pone de relieve la "estabilidad y resistencia de la pequeña y mediana librería" -3.208 establecimientos en toda España- pero también la fragilidad de una gran parte de los comercios. De hecho, casi la mitad de los censados facturan menos de 90.000 euros, lo que los deja, según la asociación, en el límite de la supervivencia.

El informe, que se centra en los negocios cuya actividad principal es la venta de libros nuevos al por menor que no pertenecen a grandes cadenas, refleja también la creciente implantación del comercio online. Si en 2019 solo un 25,8% de las librerías utilizaba este método, el pasado año esa cifra se elevó hasta el 38,9%. Las ventas por internet suponen para las estos comercios un 11,9% de su facturación.

Si en 2019 solo un 25,8% de las librerías vendía por internet, el pasado año esa cifra se elevó hasta el 38,9%

Frente al asedio de las nuevas formas de ocio, tan vinculadas a las pantallas y los canales de 'streaming' en la última década, los grandes del sector del libro se han defendido también desde la tecnología, con los 'ereaders', por ejemplo. Y en esa guerra, las librerías independientes, pequeñas y medianas, más apegadas a la tienda física y el negocio tradicional, han sufrido más pese al logro de elevar su volumen de negocio en la Red.

Respecto a los números globales de facturación en 2020, la venta de libros representó el 74,7%, mientras que los artículos de papelería aportaron un 16,7% y las revistas un 2,5%. Las proporciones varían, sin embargo, en función del tipo de comercio. En los establecimientos de proximidad, por ejemplo, el negocio de la papelería tiene un peso mayor, del 31,8%

La fiesta de las librerías

Con la instauración del 11 de noviembre como fecha fija para celebrar el Día de las Librerías, impulsado desde la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL), el sector quiere reivindicar el valor cultural de estos comercios, que ofrecerán durante toda la jornada un descuento del 10%.

En la Cuesta de Moyano, además, y gracias a la labor de la asociación 'Soy de la Cuesta', escritores como Fernando Aramburu, socio de honor, o Rosa Belmonte, entre otros, firmarán ejemplares y ejercerán de libreros por un día en las casetas. En los últimos años, autores como Arturo Pérez-Reverte o Rosa Montero también han participado en campañas que revindican el valor de esta feria de libros permanente.

Los puestos se animan más los días festivos. Entre clientes y curiosos, detrás de dos pares de gafas, superpuestos, los ojos saltones de Javier Gurruchaga buscan "libros viejos, policiacos, algún título raro". Desde que se establecieron aquí los libreros, esta calle siempre ha sido una de las predilectas de la ciudad para los intelectuales.

Javier Gurruchaga: "Prefiero buscar libros en persona y no por ordenador"

José Luis Roca

El histórico líder de la Orquesta Mondragón, que aún guarda un tercer par de gafas, estas de sol, se declara partidario del libro físico. “Ahora el lenguaje es más virtual, con los ordenadores, pero a mí me crea problemas de vista. El libro de papel no me duele y encima me entero de historias estupendas. Es de un atractivo enorme buscar títulos en persona y no por teléfono o por ordenador, que es todo muy frío. Esa búsqueda me parece terrible", censura.

El cantante ha estado leyendo últimamente a los grandes escritores rusos –“Dostoievski, Chéjov, Tolstói, Gógol…”. Y en la Cuesta de Moyano, mientras charla con los libreros, sigue buscando "una traducción bonita, alguna rareza". "Es un paseo estupendo, uno de los pocos rincones de Madrid donde se puede respirar", celebra.