Lo escénico desvirtúa Tosca

La vuelta de la temporada lírica del Teatro Cervantes lo hacía este pasado viernes de la mano de uno de los títulos que desde su estreno, en en 1900, no se ha apeado del cartellone de los coliseos nacionales e internacionales, la Tosca de G. Puccini. Esta Tosca se vió seriamente afectada por la más que comprometida e incómoda producción escénica llegada de la Ópera de Tours. En esencia una escenografía concebida como un film proyectado sobre un telón transparente que ocupó toda la boca del escenario sobre el que sustentó el aparato escénico, en esencia pura infográfia, algo que finalmente disturbaba el seguimiento artístico desplegado para esta producción musical asumida por el Teatro Cervantes. Tal es así que a su salida el director de escena Pier-Francesco Maestrini fue cuestionado por parte del auditorio en los saludos.

A pesar de este serio incidente la producción musical comandada por Pedro Halfter estuvo llena de grandes hallazgos artísticos poniendo en valor el intenso trabajo realizado por solistas, orquesta y masa coral en las últimas semanas. Mar Muñoz Varo, nueva directora del Coro de Ópera de Málaga desplegó una plantilla coral sólida y segura en la que las cuerdas masculinas apetecía más trabajadas mientras que sopranos y contraltos volvieron a hacer gala de la posición privilegiada que defienden en el conjunto coral. Destacar el trabajo realizado por Antonio del Pino al frente de la escolanía Pueri Cantores.

Pedro Halfter regresaba a la Lírica malagueña tras años de ausencia y el valor de su batuta se hizo notar desde los primeros compases con una dirección firme acorde al desarrollo dramático contando para ello con la complicidad de los profesores de la Filarmónica de Málaga donde el papel solista de no pocos de los atriles lució con la suficiente maestría y experiencia en el foso gracias precisamente a esa línea ascendente en tensión dibujada por el maestro Halfer aunque, no obstante, una moderación en la emisión hubiera soplado a favor en el trabajo del elenco solista subrayando los grandes matices que imprime Puccini en las inflexiones de los distintos roles.

Pero si algo grande hizo esta Tosca fue sin duda la gran heroína de la noche, la soprano armenia Lianna Haroutounian. Haroutounian, una de las voces del Real y que en julio próximo encarnará a Cio-cio-san en el Liceu, resplandeció encarnando una Floria Tosca resuelta en lo actoral y grande en lo canoro. Haroutounian desde su entrada en escena, consciente de la evolución psicológica del personaje, fue virando en intensidad hasta justificar el aria Vissi d’arte no sin antes firmar en el primer acto el duo Non la sospiri mucho más firme y corpórea que el papel desarrollado por el tenor Ramón Vargas. Llegados al dúo Il tuo sangue Haroutounian del tercer la gran soprano era ya dueña del escenario.

Menos afortunado apeteció la participación del tenor Ramón Vargas en el papel de Mario Cavaradosi con no pocas incomodidades de fraseo, emisión y empaste. No obstante el tenor mexicano realizó en todo momento el esfuerzo y habilidad para defender este exigente rol. Más que sobresaliente estuvo la feliz concurrencia del barítono Kostas Smoriginas encarnando al oscuro barón Scarpia. Smoriginas entregado en lo escénico giró desde un primer acto ligeramente frío hasta la escena final del segundo acto, uno de los más grandes instantes de esta producción.

Completaban el elenco solista el bajo-barítono Luis López que nuevamente sigue reclamando una mayor responsabilidad en escena dada la brillantez con la que hizo suyo el rol de Cesare Angelotti. En este punto nuevamente el Cervantes tiene la oportunidad de apoyar como lo ha hecho con otros grandes artistas a este sólido puntal del panorama lírico nacional. Al otro extremo se situó la voz del tenor Luis Pacetti que una vez más convenció en lo actoral con esa capacidad innata de hacer pivotar todos los personajes en la escena y como no en lo canoro. Reseñable también la participación de Fernando Latorre, Antonio Burgos y Cristina Risueño.