Reyes de Oriente

Pues claro que los Reyes Magos existen

Kike Mesa moderniza la historia de sus majestades de Oriente convirtiéndoles en los superhéroes del siglo XXI y dándoles vida a través de la novela ilustrada y la radionovela ¡Existen! La verdadera historia de los Reyes Magos

Así son Sus Majestades de Oriente en el proyecto de Kike Mesa.

Así son Sus Majestades de Oriente en el proyecto de Kike Mesa. / KIKE MESA

Arancha Tejero

A pesar de que Melchor, Gaspar y Baltasar son las tres personas más famosas de Oriente, no se conoce prácticamente nada acerca de su historia. «Lo sabemos todo sobre Papá Noel, pero no sabemos nada de los Reyes Magos, no existe ningún libro dramatizado sobre ellos», se queja Kike Mesa, el cineasta que viene dispuesto a poner patas arriba el cuento de la Navidad, y darle la vuelta a todo lo que creíamos saber sobre estas tres personas que se hacen llamar así mismas magos. ¿Cómo? Contando su historia en una novela ilustrada y una radionovela, pero de una manera nueva, moderna: es el proyecto multimedia ¡Existen! La verdadera historia de los Reyes Magos.

 En esta historia los Reyes de Oriente van de incógnito y parecen superhéroes. Tienen acuerdos con empresas jugueteras, utilizan hangares del ejército e incluso tienen cuenta de Instagram, @losreyesexisten. Kike Mesa actualiza uno de los relatos más tradicionales con una fotohistoria con estética de Marvel, esclareciendo así todos los misterios que siempre han rodeado a estos tres enigmáticos personajes.

En esta versión, a Melchor lo sustituye una mujer, Gaspar tiene músculos, Baltasar mide dos metros y es campeón de Jiu jitsu, los pajes parecen sacados de la serie Vikingos; juntos deberán enfrentarse, por primera vez, a un juguetero villano, DsToyer, interpretado por Miguel A. Martín (sí, el popular @tunomandas), pues, como dice su creador, «toda buena historia necesita su villano antagonista». 

«Desde el principio dejé muy claro que quería que fuese una película de superhéroes de Marvel», afirma el director. «Los pajes me han parecido siempre unos blandengues, no era creíble que esos tipos con babuchas pudiesen ayudar a los Reyes a cumplir con la misión de entregar los regalos a todo el mundo. Yo quería guerreros que llevasen 2.000 años dando protección y trabajando», explica el cineasta. 

Kike Mesa, desde un primer momento, tenía muy claro quién quería que fueran sus Reyes Magos. Sergio López, Joaquín Núñez y Roberto García componen el elenco principal de esta particular versión, a la que se une, como nueva reina maga, la poeta y narradora Beatriz Russo. «Esta historia necesitaba una mujer, había que feminizarla», cuenta el creador, que también reivindica la necesidad de adaptar los relatos al público de ahora, pero siendo siempre respetuosos con ellas. «No estoy a favor de modificar las historias tradicionales en virtud de nuestra realidad social, y poner, por ejemplo, una Ana Bolena negra. Creo que se pueden actualizar sin necesidad de mentir, simplemente inventando», añade.

Una nueva reina maga, estética Marveliana y duras realidades como el Alzheimer y la vida en la calle dan una vuelta de tuerca a la historia

Este relato es fruto de la curiosidad de las hijas de Kike: al ponerle en un aprieto con sus inteligentes e incómodas preguntas, le obligaron a buscar respuestas creíbles y sin fisuras a cuestiones sobre cómo podían los Reyes seguir vivos después de 2.000 años, o de dónde sacaban el dinero para comprar todos esos juguetes. Y así fue como, impulsado por el ingenio de sus hijas, el director fue modelando todo este universo, durante cinco años, hasta no dejar ni un cabo suelto. «Los padres cometemos el error de no tener respuesta y soltar un simple Es lo que hay a los niños, pero dándoles respuestas impulsamos la capacidad de imaginación e ilusión. Y la imaginación es una de las fuerzas más grandes que tiene el pensamiento, porque te permite crear», sostiene Kike. Como paso previo a esta radionovela, surgió el libro Los Reyes Magos, manual para padres en apuros, una herramienta cómplice para dar respuestas a las preguntas más frecuentes de los niños. Respuestas que ahora quedan todas respondidas en esta historia, que promete tener segunda parte. 

 Sin embargo, esta «aventura» nace originalmente como un guion de cine. Ante la imposibilidad de llevarla a cabo por el elevado coste que supondría (solo un teaser de tres días de grabación se estimaba que costaría uno 60.000 euros), surge las alternativas de la radionovela y la novela ilustrada. «Decidí que la historia tenía mucho potencial y que la posibilidad del cine me llegaría, pero lo primero que haría sería moverla. De manera que, cuando se conociese y transcendiese, me pidiesen llevarla al cine», confiesa el director. 

Y así fue como a Kike Mesa se le presentaba un nuevo reto: recrear todo su guion en imágenes en tan solo tres sesiones de fotos. El resultado: 16.000 instantáneas que acabarían teniendo como escenario principal a Málaga, en un intento del cineasta de reivindicar la ciudad. «Necesitaba un escenario y en vez de inventármelo decidí utilizar a Málaga y hacer ese guiño a la ciudad que me ha acogido, y porque también creo que a veces lo local es lo global». 

Tradición

«Los Reyes Magos son unos personajes que siempre me han atraído y que han tenido una fuerte tradición en mi casa. De hecho, a día de hoy, mi madre de ochenta años me sigue diciendo que escriba la carta». El director siempre cuenta que él ha tenido la suerte de que los Reyes hayan confiado en él y le hayan elegido como su biógrafo para contar su trayectoria. Una historia que él cuenta a diferentes niveles, de manera que el niño, a medida que fuese creciendo, pudiese ir apreciando la profundidad de la narración. Porque el cuento no se queda solo en la magia de los Reyes de Oriente, sino que se zambulle en realidades tan duras como el Alzheimer, el vivir en la calle y la pérdida de un hijo. «Melchor tiene Alzheimer, porque yo he vivido muy de cerca la enfermedad y quería humanizarla, a la vez que lanzar un mensaje de esperanza de que no todo se acaba ahí», comenta el director, empeñado en llevar esta historia a la emoción. De hecho, reconoce que él mismo lloró escribiendo ciertas escenas. Ojalá quienes las lean y las escuchen también sientan lo mismo, espera.