Música

Valses en el primero del año

Crítica del concierto extraordinario de la Orquesta Filarmónica de Málaga del lunes en el Cervantes, bajo la dirección de José María Moreno

Alejandro Fernández

Alejandro Fernández

Málaga. 03-01-2022. Teatro Cervantes. Concierto extraordinario OFM. Dirección: José María Moreno. Programa: Páginas de J. Strauss, L.Minkus, C. Gounod, y J. Offenbach

Con el buen sabor de boca que dejó el abono pasado de la Filarmónica de Málaga dedicado a la Navidad, nuevamente la OFM citaba al público malagueño para el que es ya su tradicional concierto de año nuevo. Son muchas las orquestas que han convertido esta tradición en una cita indispensable propias de estas fechas. En este sentido la Filarmónica desde hace ya varias temporadas también ha querido ofrecer al público una propuesta, que dentro de los límites de lo festivo, propicie un programa distendido y riguroso como el que se pudo disfrutar la velada pasada con una introducción en forma de obertura, una selección de un gran ballet y una última sección dedicada al vals. Pero como todo siempre es posible una segunda vuelta con la idea de aportar sustancia y dosis de originalidad.

El concierto se abría con la obertura de El murciélago una opereta firmada por J. Strauss hijo en 1874. Página inmortal e icónica que si bien sirve de introducción a esta opereta pronto alcanzaría su independencia al margen del resto de la obra. El maestro J. M. Moreno hizo gala en esta primera página del músculo que las distintas secciones del conjunto asumieron a lo largo del concierto que, bordeando los límites de puramente ñoño, se asentó en el trabajo artístico de distintos atriles solistas y como no, del conjunto de profesores hasta conformar un concierto entretenido cuanto menos.

En el corazón del programa el titular de la OFM ubicó una amplia selección del ballet de L. Minkus, Don Quijote, estrenado en el Bolshói de Moscú en 1869. Inspirada en la novela cervantina y más concretamente en el episodio de las Bodas de Camacho con libreto y coreografía de Marius Petipa y que aún hoy no se ha bajado de los escenarios. Minkus recrea el ambiente español -España en aquella época resultaba un destino rico en inspiración y exotismo- a través de sus danzas que sirven de inspiración para los distintos números que articulan de los tres actos que articulan este ballet. J. M. Moreno junto a los profesores de la Filarmónica centraron la atención en el colorido de la orquestación, los efectos y cambios de ritmo para destacar el carácter chispeante y despreocupado que posee la partitura. Destacar no obstante las dos danzas del acto segundo las más complejas de resolver desde el punto de vista interpretativo, así como la variación de Quitería, del tercer acto, protagonizada por el arpa del profesor Miguel Ángel Sánchez.

Finalmente la segunda parte fue una fiesta con el vals como protagonista comenzando por Sangre Vienesa del que destacó el pasaje de las cuerdas solistas en el corazón de la partitura. El vals francés estuvo representado por la figura del Gounod y su Fausto y en concreto el vals del segundo acto. La Pizzicato-Polka de J. Strauss fue otro de los grandes momentos del concierto poniendo a prueba la capacidad interpretativa de las cuerdas de la OFM.

Y con Offenbach y el Can Can de su Orfeo en los infiernos comenzó la fiesta o las palmas según se mire que acompañó también a la Trisch Trasch Polka, Bajo truenos y relámpagos y ya en el capítulo de propinas la Marcha Radetzky sin olvidar el vals El bello Danubio Azul, sin palmas afortunadamente. Programa en definitiva correcto y entretenido aunque como a todo siempre se le puede dar una vuelta.