Galaxia Gutenberg

Chantal Maillard reúne sus poemas de los últimos quince años para Galaxia Gutenberg

La filósofa y Premio Nacional de Poesía lanza Lo que el pájaro bebe en la fuente y no es el agua, sus versos reunidos fechados entre 2014 y 2021. Más de 800 páginas al cuidado de una de las grandes expertas en la obra de la belga afincada en Málaga, la profesora Virginia Trueba

Una imagen de archivo de Chantal Maillard.

Una imagen de archivo de Chantal Maillard. / víctor a gómez. málaga

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

Si hace unos meses hablábamos del lanzamiento de una antología exhaustiva de María Victoria Atencia ('Una luz imprevista', Cátedra), ahora otra poeta imprescindible de las letras malagueñas, Chantal Maillard, hace parada y fonda en sus palabras para editar 'Lo que el pájaro bebe en la fuente y no es el agua', bajo el subtítulo 'Poesía Reunida 2004-2020' y a través de Galaxia Gutenberg. Todo un festín para los amantes de la escritura catártica y emocionante de la autora de origen belga afincada en Málaga: 800 páginas al cuidado y con estudio preliminar de Virginia Trueba Mira, profesora de la Universitat de Barcelona y una de las grandes lupas a la que recurren los lectores de Maillard desde hace varios años.

«No creo en la poesía como literatura, ni creo en la literatura. Creo que hay formas de expresión que nos permiten conectar con el interior más profundo de nuestro ser, comunicar aquello que no se comunica fácilmente, la interioridad y las emociones, y que para eso ayuda la musicalidad de la poesía». Chantal Maillard (Bruselas, 1951), en palabras de Roberto Carlos Mirás, «lo apostó todo a la honradez sin por ello dejar de atender al estilo y de ahí parte la singularidad y radicalidad de su voz». En realidad, 'Lo que el pájaro bebe en la fuente y no es el agua', a modo de continuación de 'En un principio era el hambre' (con textos de entre 1990 y 2015 y con prólogo de Trueba Mira) continúa el viaje infinito de la autora en busca del acontecimiento, alejándose del concepto, «porque no existe el infinito, pero sí el instante: abierto, atemporal, intenso, dilatado, sólido».

Escribió la estudiosa mallardiana que la obra de su estudiada «sirve para desentumecernos, despertarnos la atención y disponernos al acontecimiento». Esa búsqueda despaciosa y exigente de la inocencia de palabra y de la hondura de las emociones («El kitsch reina por doquier de tal modo que ya nos es difícil saber qué, de lo que sentimos y pensamos, qué es genuino o impostado, qué hemos aprendido y repetido, qué es emoción y qué lenguaje») se manifiesta a través de muy diferentes animales literarios: por ejemplo, sólo en los dos últimos años, la autora ha publicado 'Medea' (una meditación poética sobre la culpabilidad femenina), 'Daniel. Voces en duelo' (ejercicio de emoción reflexionada sobre la pérdida con Piedad Bonnett: los hijos de ambas, llamados Daniel, se suicidaron), 'La arena entre los dedos' (diarios reunidos en Pre-Textos) y 'Las venas del dragón' (ensayo sobre el confucionismo, taoísmo y budismo); artefactos diferentes, entre la poesía y la filosofía, entre la emoción y la indagación, como la obra de María Zambrano, quizás el referente más claro para Maillard (su tesis doctoral fue un estudio sobre la veleña).

'Lo que el pájaro bebe en la fuente y no es el agua', el título de la antología, es uno de los versos de 'La baba del caracol', celebrado ensayo de la Premio Nacional de Poesía 2004 (por 'Matar a Platón); un verso que encapsula la razón poética y estética de Maillard: «Lo que bebe el pájaro, lo que quisiera beber, es lo que acontece sin que medie en ello razón alguna. La razón siempre trabaja con atención a unos resultados, ya sea en el uso cotidiano que hacemos de la misma, ya sea en su trazado arbórico, ya sea en la planicie», observó la propia escritora en su texto 'Poesía y pensamiento'.

'Lo que el pájaro bebe en la fuente y no es el agua'

'Lo que el pájaro bebe en la fuente y no es el agua'

En una entrevista en El País le preguntaron a Chantal Maillard qué es lo más importante de la vida: «Pequeñas, grandes cosas: el canto de un pájaro, el gesto de un búfalo, el sonido del pájaro por la mañana, el olor del monte al abrir la ventana, sonidos del bosque. Mi horizonte, si alguno tengo, es la paz. Obtener un estado de paz, y sólo lo obtengo a partir de olores y sonidos que percibo y reconozco en el origen». Su última producción poética, la que compila ahora Virginia Trueba Mira, puede ayudar a todo aquel que quiera ir más allá de la superficie, de la mano de la autora que escribió: «Oídme. Hablo de cosas muy concretas».