Camino a Eurovisión

Rigoberta Bandini hace buenos los pronósticos en la segunda semifinal del Benidorm Fest

Rayden, Xeinn y Gonzalo Hermida acompañarán a la catalana en la final del sábado tras una votación sin sobresaltos ni eurodramas

La cantante Rigoberta Bandini en la segunda semifinal del 'Benidorm Fest'.

La cantante Rigoberta Bandini en la segunda semifinal del 'Benidorm Fest'. / RTVE

Rafael Tapounet

Segunda semifinal del Benidorm Fest. Después de que los españoles interesados en la movida de Eurovisión tuvieran 24 horas para asimilar que en “el festival que tú quieres” todos los votos del público juntos apenas sirven para elegir a una cuarta parte del ganador y que el peso de la opinión del “jurado profesional” en la decisión final es prácticamente irrevocable, llegó el momento de seleccionar a los cuatro artistas que completan el plantel de ocho que el sábado se disputarán la plaza para ir a Turín a defender el prestigio de RTVE en el certamen europeo de la canción. Rigoberta Bandini, con ‘Ay mamá’, hizo esta vez buenos los pronósticos y encabezó holgadamente la clasificación, seguida por Rayden (‘Calle de la llorería’), Xeinn (‘Eco’) y Gonzalo Hermida (‘Quién lo diría’), que obtuvieron también puesto en la final.

Esta segunda gala llegó precedida de una rueda de prensa en la que los responsables de RTVE consideraron necesario pedir “respeto” para los miembros del jurado profesional, lo que da una buena medida de lo caldeados que estaban los ánimos del ‘eurofandom’ después de una primera semifinal en la que los votos de los “profesionales” habían estado a punto de dejar fuera de la competición a las gallegas Tanxugueiras, ganadoras absolutas en la modalidad del televoto.

Pop escandinavo

El ambiente estaba, pues, un pelín enrarecido cuando al vallecano Xeinn (Alejandro Agudín Arribas de nombre real) le tocó abrir plaza en el Palau Municipal d’Esports L’Illa con ‘Eco’, una muestra de ese pop-dance enérgico y un tanto impersonal al que, a juzgar por lo que presentan en Eurovisión año tras año, son tan aficionados los países escandinavos. En su presentación escénica, Xeinn lo fio todo a las luces, a la máquina de humo y a unos visuales supuestamente evocadores (¿‘Aplauso’? ¿‘Tocata’?) que en su cabeza sin duda parecían una buena idea.

Si la propuesta de Xeinn miraba de reojo a la Europa septentrional, la de Marta Sango conectaba directamente con el europop ochentero de escuela italiana (¿alguien se acuerda de Ricchi e Poveri?), en un número colorido de estética cutre-retro-futurista lastrado por unos problemas de afinación y de respiración difíciles de soslayar. La canción se titulaba ‘Sigues en mi mente’, pero el público pareció tardar bien poco en olvidarla.

Audacia con poco fuelle

Lo de la chilena Javiera Mena con ‘Culpa’ resultó una audacia tal vez excesiva para un festival como este. ‘Synth-pop’ ilustrado para discotecas diferentes que en directo se vio penalizado por la falta de fuelle vocal de la artista, que, ataviada como una ‘dominatrix’ disfrazada de Catwoman, combinó las coreografías al uso con una atmósfera gótica que evocó el mundo de Edgar Allan Poe. Alguien debería de haberle advertido de que el cuervo es un ave de oscuros presagios. Se quedó sin final.

Fuera de combate por culpa del covid, Gonzalo Hermida ni siquiera tuvo la oportunidad de defender en directo la balada ‘Quién lo diría’. Su actuación fue sustituida por un vídeo ultrasobrio que, al menos, le permitió sonar afinado, y eso hizo mejorar las en principio menguadas expectativas de una canción que recuerda demasiado a anteriores apuestas españolas en el festival a las que Europa ha dado reiteradamente la espalda de manera un tanto humillante.

El planeta Teta

Llegó entonces uno de los momentos más esperados de la segunda semifinal. Rigoberta Bandini, que partía a priori como la gran favorita con ese contundente himno pop al poder transformador de la feminidad llamado ‘Ay mamá’, se plantó en el escenario hexagonal del Palau L’Illa acompañada por sus primos y su novio (Esteban Navarro, del dúo cómico Venga Monjas) y desplegó un original y algo confuso ‘show’ teatral con cambio de vestuario, gestos reivindicativos, crescendo dramático y doble sorpresa final (el planeta Teta y hombres con sujetadores). Demasiados estímulos, tal vez, pero indiscutiblemente personal. Arrasó tanto entre el jurado profesional como en el televoto.

También había generado una buena ración de ‘hype’ la puesta en escena del rapero y cantante complutense Rayden, que en la abigarrada ‘Calle de la llorería’ amalgama géneros hasta convertirse en una especie de Carlos Cano posmoderno con un punto balcánico. El campeón mundial de la Red Bull Batalla de Gallos 2006 estuvo a la altura de las expectativas con un espectáculo vistoso y trabajado que empezó en un púlpito y acabó en un festivo pasacalles. Y venga a dar palmas. 

Cerró el concurso la jovencísima Sara Deop, otra aspirante a Beyoncé que, de la mano de ‘Make you say’, juega en la misma liga que Chanel -'urban pop' radiable con versos en inglés y rotundas coreografías rompecaderas- pero que en el escenario se quedó a cierta distancia de la cubana tanto en desempeño vocal como en arrebato interpretativo.

Tras las actuaciones de Ruth Lorenzo y el grupo Niña Polaca para llenar los minutos que ocuparon las votaciones, la lectura del veredicto no provocó esta vez los sobresaltos y eurodramas de la noche del miércoles: Rigoberta Bandini, Rayden, Xeinn y Gonzalo Hermida se medirán en el cásting decisivo del sábado a Chanel, Tanxugueiras, Blanca Paloma y Varry Brava. Uno de ellos (o, con bastante más probabilidad, una de ellas, pues la cosa parece un pulso entre Bandini y Chanel) estará el 14 de mayo en Turín en la final del Festival de la Canción de Eurovisión 2022. Ah, y se llevará a casa el Micrófono de Bronce como ganador del Benidorm Fest, que tampoco es un premio despreciable.