Literatura

Se buscan testimonios en Zamora sobre Atilano Coco, el amigo de Unamuno

Salamanca Memoria y Justicia espera recabar en la provincia más información que ayude a concretar la ubicación de la fosa del amigo protestante de Miguel de Unamuno

Trabajos de excavación en El Cubo del Vino para buscar la fosa.

Trabajos de excavación en El Cubo del Vino para buscar la fosa. / A. B.

Alejandro Bermúdez

La asociación Salamanca Memoria y Justicia continúa recabando datos sobre el paradero de Atilano Coco y los otros cinco represaliados por el bando sublevado de la Guerra Civil que fueron fusilados en la madrugada del 9 de diciembre de 1936, tras haber sido sacados ilegalmente de la cárcel de Salamanca.

Esta asociación dedicada a reparar la memoria de las víctimas del franquismo tiene la certeza de que el amigo de Unamuno y el resto de asesinados esa noche fueron enterrados en una fosa común a la izquierda de la N-630, ya en la provincia de Zamora.

Desafortunadamente, las prospecciones arqueológicas hechas el pasado mes de diciembre en una dehesa en el término de Peleas de Arriba, a pocos metros de El Cubo de la Tierra del Vino, no dieron el resultado esperado. No se hallaron restos humanos y la tierra tenía muy poca profundidad en esa zona concreta, insuficiente para un enterramiento.

Sin embargo, las investigaciones de Salamanca Memoria y Justicia apuntan a ese área entre El Cubo y Peleas, próximo a la carretera, y varios testimonios recogidos entre vecinos de El Cubo señalaban específicamente la finca en la que comenzaron las excavaciones.

“Los trabajadores que labraban aquí tenían prohibido arar en este punto, les decían que había gente enterrada aquí”, explica en el lugar de la excavación Luisa Vicente, presidenta de Salamanca Memoria y Justicia. En el punto señalado por esos testimonios comenzaron los trabajos, ejecutados por la sociedad científica Aranzadi. Desde ahí fueron levantando tierra durante tres días, sin éxito, para taparlo todo y devolverlo a su estado original.

Han pasado 85 años desde la muerte de Atilano Coco y los otros presos de Salamanca, un tiempo muy largo en el que la orografía del terreno cambia de aspecto, los caminos cambian de ubicación, y la memoria de las personas puede fallar. Que en tres días de excavación no aparecieran no quieren decir que no se hallen en esa misma finca, y la asociación no descarta reanudar los trabajos en el futuro próximo.

Llamamiento a los vecinos de la Tierra del Vino

sepan algo sobre alguna fosapor haberla visto o bien porque se lo hayan oído contar a sus padres

Todo apunta a que estas seis personas asesinadas no se pueden hallar muy lejos de la zona excavada en diciembre, quizás algo más al norte. Pero obtener testimonios que ayuden a ubicarla con mayor precisión podría ser fundamental para que las futuras prospecciones tengan éxito. 

Atilano Coco era un maestro natural de Guarrate y vivía en Salamanca, donde se dedicaba a la enseñanza y a ejercer como sacerdote de la Iglesia protestante. Un hombre con grandes inquietudes intelectuales que solía compartir tertulias y paseos con Unamuno. El literato vasco intentó varias veces interceder ante Franco para salvar la vida de su amigo, pero fue en vano. La relación de amistad entre ambos fue llevada a la gran pantalla por el cineasta Alejandro Amenábar en la película 'Mientras dure la guerra' (2019). 

Coco acabó en la cárcel de Salamanca por profesar una religión distinta a la católica y por haberse iniciado en la masonería. Cuando lo sacaron de la prisión fue para matarlo. Tenía 34 años y dos hijos con su mujer, Enriqueta Carbonell. Hoy en día está considerado un mártir por la Iglesia Española Reformada Episcopal, que ha construido en Salamanca una residencia universitaria con el nombre de Atilano Coco.

Atilano Coco junto a su mujer Enriqueta Carbonell y los hijos de ambos.

Atilano Coco junto a su mujer Enriqueta Carbonell y los hijos de ambos. / Cedida

Junto a él, en la madrugada del 9 de diciembre de 1936, fue asesinado Dionisio Báncora Bravo, de 35 años, natural de Hiendelaencina (Guadalajara), hijo de Cipriano y Antonia, muy conocido en Salamanca por haber sido el maitre del casino.

También dos jornaleros de Cantalapiedra: Cosme Francisco García Cívicos, de 45 años, hijo de Francisco y Pascuala y casado con Felisa González González; y Bienvenido González González, de 33 años, hijo de Ángel y Eladia y casado con Luisa Antonia Prieto Hernández.

En quinto lugar, se sacó esa noche de la cárcel a un pintor de Béjar, Andrés Pérez Corrales, hijo de Paulino y Ezequiela, soltero.

La sexta víctima que se prevé hallar en la fosa es un comerciante natural de Ciudad Rodrigo, Eladio Rivera Huertas, hijo de Leonardo y Amalia y casado con María Paz Ullán Bote.

Si Salamanca Memoria y Justicia logra hallar la fosa común, un análisis de ADN cotejado con el de sus descendientes confirmará la identidad de cada cuerpo. La asociación se encargará, simplemente, de darles un enterramiento digno, bien en sus lugares de origen si así lo quieren las familias o, si no, en el cementerio de Salamanca.