Literatura

Las mujeres olvidadas del 27 ajustan cuentas con la Historia

El escritor José Luis Ferris recupera en una antología poética a 17 escritoras que fueron relegadas o ignoradas por su condición femenina

María Cegarra

María Cegarra / La Opinión

Cristina Martínez

«Hay libros que no deberían existir; este, por ejemplo. Publicar una antología de mujeres que escriben, crean, componen o conquistan mundos, más allá de un capricho o una curiosidad estadística, no debería ser nunca un acto de reparación o, como en el caso que nos ocupa, un ajuste de cuentas con la Historia. Poner en manos del público lector un libro como este es la prueba evidente de que algo no ha funcionado bien desde hace más de un siglo». Así comienza el escritor alicantino José Luis Ferris su libro 'Mujeres del 27. Antología poética' y lo hace porque han sido necesarias 300 páginas para recuperar 17 figuras femeninas, nacidas entre 1895 y 1910, ocultadas o minusvaloradas por su género.

«Formaron parte del tejido de esa época, se desenvolvieron con naturalidad entre los compañeros de su generación, protagonizaron conquistas sociales de muy alto calado, participaron de modo activo en las corrientes artísticas y literarias del momento y, con mayor o menor afinidad, convivieron con el núcleo principal de la Generación del 27», asegura Ferris en este volumen publicado por Austral que verá la luz el 25 de mayo y que recoge un estudio biográfico de cada una de las 17 autoras seleccionadas, un análisis de su obra y una decena de poemas por cada autora.

Lo curioso es que algunas eran incluso sus esposas. «Concha Méndez era mujer de Altolaguirre y María Teresa León, de Alberti, pero no se las tomaba en cuenta. Y luego la Historia se encargó no de silenciarlas sino de ignorarlas».

Ferris, que en los últimos 15 años ha realizado las biografías de Maruja Mallo, Carmen Conde -«que es su primera biografía pese a que fue académica y todo»-, y María Teresa de León, apunta que esa sombra sobre ellas se agrandó con la Guerra Civil. «Muchas se exiliaron y otras se quedaron aquí y su obra quedó paralizada, excepto Carmen Conde».

Rosa Chacel

Rosa Chacel / La Opinión

No fue la ideología la que marcó su olvido. «Ya fueran de una ideología o de otra, se olvidaron y cuando llegó la transición se recuperó a los hombres exiliados del 27, pero a ellas no; no solo se las ignoró durante la posguerra sino que a la vuelta, a su regreso, no se ha hecho una recuperación rigurosa ni seria de ellas». Y lamenta Ferris que tras la muerte de Franco «tuvieron que pasar treinta años para que se sacará a la luz a esas mujeres que las nuevas generaciones deben conocer».

José Luis Ferris, que firma también la biografía más completa realizada sobre Miguel Hernández, recuerda que recientemente se leyó una tesis doctoral sobre escritoras de esa época «y salieron más de cien nombres». Lo que ha hecho el autor es realizar una selección «acotando fechas primero y luego por su trascendencia literaria y por novedad, porque no se conocían sus nombres o se sabía poquísimo de ellas». Lo que sí quiere resaltar es que «si no tuvieran nivel no estarían ahí».

Los nombres

Lucía Sánchez Saornil, María Luisa Muñoz de Buendía, Rosa Chacel, Concha Méndez, María Cegarra, Margarita Ferreras, Cristina de Arteaga, María Teresa León, Elisabeth Mulder, María Teresa Roca de Togores, Ernestina de Champourcin, Josefina de la Torre, Carmen Conde, Ana María Martínez Sagi, Marina Romero, Josefina Romo Arregui y Manuela López García son, por orden de nacimiento, los nombres recuperados en esta obra. «Muchas han vivido hasta hace nada, como Martínez Sagi, que murió en 2000 y López García, en 2005».

María Cegarra

María Cegarra / La Opinión

Ferris destaca la figura de Margarita Ferreras «que es deslumbrante», y que resulta más conocida «porque hay un libro de ella, pero nadie sabía dónde nació y dónde murió». También menciona a Ana María Martínez Sagi, de la que Juan Manuel de Prada escribió una novela, Las esquinas del aire, «una obra biográfica, pero no estaba recuperada como poeta». Esta autora, al volver del exilio fue ignorada y se apartó del mundo literario, «como le pasó a otras muchas».

Lucía Sanchez Saornil, que nació en 1895, «fue ultrafeminista y anarcosindicalista, y es un caso increíble porque cuando volvió a España aún durante el franquismo vivió escondida». También marchó al exilio Ernestina de Champourcin y volvió en los 70, «pero transformada ideológicamente; era una mujer muy avanzada en ideas y cuando regresó era del Opus Dei». 

Josefina de la Torre «aparte de poeta era actriz, cantante lírica y escritora de guiones; hizo mucho cine, participó en la serie Anillos de oro. Cuando murió, se la recordó en la gala de los Goya».

Un caso curioso es el de la poeta Cristina de Arteaga que se metió a monja y está enterrada en un convento de Sevilla. «Dicen que era la Santa Teresa del siglo XX. Cada una vivió una historia que no tiene desperdicio».

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