Música

El Oh See! Málaga vuelve por la puerta grande

La crónica de todo lo que se vivió este viernes en el Auditorio Municipal del Cortijo de Torres de Málaga en una gala en la que el numeroso púbico asistente pudo vibrar, cantar, bailar y revolotear con sus artistas favoritos, que acapararon la atención desde el escenario

Alba Tenza

Aunque quede un mes para que empiece el verano, parece que es pleno mes de agosto. Las chaquetas en el Auditorio Municipal de Málaga son casi inexistentes. Las mascarillas también. Casi vuelta a la normalidad. El Oh See Málaga ha vuelto a la ciudad por la puerta grande.

La pista y la grada están abiertas sin distinción, es lo que tiene un festival multitudinario. Los inmensos altavoces que hay a cada lado del escenario están preparados para rugir. En los vasos de los que esperan impacientes a sus artistas favoritos se refleja un poco de espuma. Y no es la mar, que pilla un poco lejos. La cerveza helada está a punto para que comience el espectáculo.

Las pulseras de color agua marina y naranjas ya están en funcionamiento. Esta vez, el pago de las consumiciones se hace por medio de códigos QR canjeables con pulseras inteligentes. Estamos ante un Oh See Festival diferente. Moderno. Ejemplo absoluto de los tiempos que corren.

Son las 17.32 horas. Empieza el movimiento desde el escenario.Mujeres’ llega desde Barcelona. Y aunque el nombre confunda a cualquiera que desconozca a este grupo, hay que aclarar que este grupo está formado por tres amigos con una visión muy analógica y amantes del rock. Uno. Dos. Tres. Primer acorde y primera letra. Al fin ha comenzado esta tercera edición tan esperada.

18.35 horas

Desde Barcelona llega también Manel. Coreografía marcada entre los integrantes del grupo llaman la atención del público que vocifera mientras los artistas juegan a hacer estatuas. El bajo verde contrasta con las cortinas blancas que parecen lianas cayendo desde la parte alta del escenario. Y un arcoíris en la cinta que sujeta el bajo de la izquierda gana la partida. Este grupo es puro color. Sus pies saltan siguiendo el ritmo de la música mientras tocan sus éxitos. Quienes están en primera fila también van al ritmo del compás.

Entre canción y canción. Un set de DJ está preparado en el Oh See Club, donde diferentes artistas pinchan temas que hacen que los espectadores se conviertan en unos profesionales del cardio.

Ya son casi las 20.00 horas. Alizz está en el escenario. Su revolución llega de la mano de “Amanecer” y “El encuentro”. El público está lleno de camisas veraniegas de colores con todo tipo de estampado. La pista cada vez está más llena. “Antes de morirme” suena en todo el auditorio y el público se revoluciona. Aunque no esté su amigo C. Tangana, consigue que todos salten mientras suena este éxito. Y sentado al borde del escenario, Alizz mantiene la mirada de todos aquellos que se saben la canción al pie de la letra. Para acabar su actuación pide ayuda al público con el fin de cantar a toda voz “Ya no siento nada”. Y así es. El público se agacha, como si de un juego se tratase, mientras se despiden. Y pompas de jabón voletean por el ambiente.

Todo al rojo. La alfombra, los biombos y hasta el teclado. “El fin del mundo comenzará en dos horas y 45 minutos”, dice una voz que suena desde los altavoces. Con medias de rejillas, chaqueta de cuero negra y camiseta roja empieza el juego. Toca el teclado y al mismo tiempo, cubos se intercambian a toda velocidad en el fondo. También rojos, por si cabe duda. En primera fila, Marina, una fiel seguidora de Zahara desde sus comienzos, salta al ritmo de cada una de las canciones. Hasta la corona que se ha puesto para la ocasión vibra con los aplausos que resuenan en todo el auditorio. En la pantalla: nombres de mujeres. Lola, Britney, Dolores…En el escenario, Zahara dándolo todo, incluso con un intento de flamenco contemporáneo. Rojo y más rojo. El tecno marca ahora los pasos de la pista, que cada vez está más completa. La joven de Úbeda ha revolucionado el show. ¿Qué vendrá cuando lleguen Lori Meyers?

Lori Meyers, en el Oh, See! Festival

L. O.

23.06 horas

La cita más esperada de la noche ha llegado. Lori Meyers está en el escenario. En la pantalla, grafías difusas. Focos azules apuntan a la pista. El grupo de indie rock ha encendido el ambiente aun más. La ciudad que forma el decorado se colorea con las luces del fondo. Suena “Luciérnagas y mariposas”. Todo el mundo canta y revolotea. Como si las alas fuesen suyas. Un micrófono apuntando al público y voces al unísono. Las luciérnagas aterrizan en el auditorio con todas las luces de los móviles que se convierten en focos bajo esta canción.  Ahora sí que están en sintonía. Manos de colores se entrelazan en pantalla. “No hay excusa” aparece con videoclip de fondo. “Siempre brilla el sol” hace que este brille, aunque sea de noche. Suena “Emborracharme”. Los focos apuntan ahora al verde y al rojo. Un brindis. Saltos. A todo pulmón. Y a bailar. Para terminar su actuación, lo más esperado “Mi realidad", seguida de “Alta fidelidad”. 

Ya es la una. Los espectadores están preparados para darlo todo en esta última actuación del primer día. Con su estilo ochentero y mucho fucsia, empiezan a cantar. Varry Brava va encaminando el final. Un teclado en diagonal se mantiene rígido. Gafas de sol en la oscuridad. Por si los focos. “Playa” lleva a los malagueños a ser auténticos protagonistas de la noche. Y entre agradecimientos del cantante por venir a todos, “Chicas” trae el calor de la piscina. Verde, blanco y rojo. La bandera de Italia aparece con “Raffaella”. Coreografías en el público que van a toda pastilla. Y con más de un ejemplo de interpretación por parte de los que continúan bailando en la pista, llega la despedida. Solo por esta noche.