Entrevista | Coque Malla Cantante

«Lo malo de la edad es que te das cuenta de la velocidad a la que sucede todo»

El polifacético artista compartirá noche con Jorge Drexler el 13 de agosto en el Starlite. Repasará lo mejor de su trayectoria con el recopilatorio El astronauta gigante, desde los tiempos de Los Ronaldos hasta su etapa en solitario. «Es estúpido rechazar el reguetón en su totalidad. Habrá discos que son una mierda y otros que son obras maestras, como el de Rosalía»

Coque Malla, en una imagen de archivo.

Coque Malla, en una imagen de archivo. / Raúl Sanchidrián

Raquel Galán

Una de las canciones inéditas del recopilatorio que presenta dice que «vivimos solo una vez», pero usted parece haber tenido muchas vidas. ¿Lo siente así?

En una vida pueden ocurrir muchas cosas, pero es solo una. Por eso creo que hay que vivirla intensamente, ya que se va en un suspiro. Puede que la edad tenga algo bueno, aunque lo malo es que te das cuenta de la velocidad a la que sucede todo. Supongo que de ahí nace la necesidad de querer aprovechar cada uno de los momentos. Esa sensación se hace muy, muy real, está muy presente, y por este motivo me surgió la canción.

Dice que tras la gira se toma un descanso indefinido y otros grandes del pop rock español, como Joan Manuel Serrat y Miguel Ríos, anuncian su retirada. ¿Se ve como el último mohicano de una época?

En absoluto. De mi generación todavía hay mucha gente buena que continúa y los jóvenes vienen pegando muy fuerte. Tengo una gran admiración por Serrat y Ríos y he aprendido muchísimo de ellos, pero les encanta decir que se van a retirar y estoy seguro de que luego no será así porque les gusta más el escenario que a un tonto un lápiz, como es normal. Tendríamos que aprender de los Stones, con 80 años dando botes en sus conciertos, y morir con las botas puestas en el escenario.

En alguna ocasión ha dicho que le gustaría colaborar con C. Tangana.

Me parecería muy interesante, con él u otros que están abriendo puertas a nuevos sonidos, a un nuevo lenguaje que conocen y podrían hacer entender a los de una generación como la mía. Es una estupidez rechazar los estilos musicales en su totalidad, como cuando se dice «el reguetón es una mierda». Seguramente hay discos que son una mierda y otros que son obras maestras, como el último de Rosalía, Motomami, que me parece una moderna obra maestra. Lo que ocurre es que son lenguajes que muchos no comprendemos, ya que no los hemos mamado desde niños, a diferencia del pop o el rock en mi caso. Hay que hacer un esfuerzo por entenderlos.

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El primero de los cinco cedé de su recopilatorio está dedicado a Los Ronaldos. ¿Se defiende bien el legado tantos años después?

La verdad es que suena vanidoso que yo lo diga, aunque creo que Los Ronaldos han trascendido ese punto que a veces se consigue con la música y el arte en general y es que ya no se asocian a una época concreta, sino que se han convertido en algo así como un clásico. Tengo la impresión de que aguantan bien el paso del tiempo.

Los jóvenes de ahora no dicen o no pueden decir Adiós papá por la precariedad económica. ¿Cómo ve el futuro de esta generación?

Espera, que tengo que sacar la bola de cristal. Por lo que veo de estos tiempos, me parece que sus posibilidades son infinitas, tanto positivas como negativas. Tienen millones de caminos al alcance y muchos están abiertos al fracaso. Eso genera una gran confusión, aunque si uno le echa valor y lo aprovecha, las oportunidades siempre son buenas.

Desde Soy un astronauta más se ha hecho gigante. ¿Cómo ha crecido musicalmente?

El título del recopilatorio es un juego de palabras para aglutinar toda una carrera. Ha crecido mi repertorio, mi manera de estar sobre el escenario y de tocar la guitarra, que considero que es más sólida. Cada vez me siento más seguro sobre el escenario.

Además de músico es actor y recientemente se estrenó en un monólogo sobre su trayectoria. ¿Fue una experiencia difícil?

Sí, aunque muy interesante. Pese a que había canciones, era un lenguaje totalmente teatral, con su técnica y ensayos, y con la mentalidad de que debía subir a escena una obra de teatro sobre mi vida. A medida que avanzaba el proceso, pensaba: «en qué lío me he metido». Hubo momentos de crisis, pero afortunadamente sacamos pecho y salió adelante. Empecé muy inseguro, porque era un ejercicio de striptease emocional muy duro, aunque fue de menos a más y el espectáculo creció tanto que los últimos, dos en Madrid y en A Coruña, fueron impresionantes. Me sentía suelto y el público era muy fan. Al final me alegro de haberlo hecho, ya que fue muy enriquecedor.

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